En Salesianos han sustituido el abecé de la fraternidad y la solidaridad por el Abba. Seguramente, más allá de que una cadena hotelera eligiera el nombre por posicionar imbatiblemente en internet, el grupo sueco ha acompañado durante muchas décadas los mejores momentos de nuestras vidas y ha servido de consuelo para los más delicados. La Casa y el Colegio Salesiano de Huesca padecieron las jornadas del 3 y 4 de junio importantísimos desperfectos por las fuertes tormentas. Al wasap de “SOS, el Club se está inundando”, como explica magníficamente Josan Montull en su blog, un ejército de integrantes llegaron al auxilio. "Todos los jóvenes se incorporaron, cogieron fregonas, escobas, cubos y comenzaron a achicar agua. Levantaron todo lo que había en el suelo, focos, cables, trajes, decorados…del Musical representado justo una semana antes. No se daba abasto…las fregonas ya no servían; con vasos sacaban agua vertiginosamente y la echaban en cubos que se llenaban en segundos … cubos y cubos de agua eran vertidos al exterior… pero el agua seguía entrando y llegaba ya al almacén donde se guarda todos los aparatos electrónicos".
Eso fue el primer día. Se habían ocasionado daños considerables. Pero lo peor estaba por llegar. El 4 de junio, las aguadas fueron incluso muy superiores. "Los jóvenes intuyeron lo que podía estar pasando en el Club. En cuanto el aguacero empezó a amainar, corrieron hacia los Salesianos y lo que se encontraron fue un desastre. Todos los bajos, todos, estaban inundados y el agua no dejaba de entrar. En torno a 30 chavales, monitores del Club Amigos, jóvenes, alumnos y antiguos alumnos, comenzaron una lucha tremenda contra la inundación que prolongaron hasta pasadas las dos de la mañana". En la desgracia, el carisma salesiano salió reforzado: "Aunque a veces parezca que estamos con el agua al cuello, nada puede inundar la fraternidad ni ahogar la ilusión".
Tres meses después, la estructura y los contenidos están muy deteriorados. Paredes que es preciso recomponer, armarios que desechar, documentación perdida, ordenadores inservibles. Imposible la recuperación de una parte de los recuerdos sentimentales que estaban encapsulados en álbumes de fotos, discos duros y otros contenedores. Pero rendirse y sumirse en la riada de la nostalgia es la última opción. El Club de Amigos-Centro Juvenil quiere restaurar en la medida de lo posible parte de cuanto se ha perdido. Y, tirando de recursos, pone el 23 de octubre en escena en su Teatro el musical Mamma Mía que estrenó en mayo. Un espectáculo divertido, muy cuidado, protagonizado por los jóvenes, para recaudar para hacer frente a los gastos por los desperfectos. Porque en todo revés existe una oportunidad.
De momento, aparcan los ensayos para un nuevo musical que aplazan hasta el año próximo y retoman un valor seguro: Mamma Mía. A las 18:00 horas, estarán dispuestos para salir al escenario unos 15 actores del Centro Juvenil, que cursan entre Tercero de la ESO y segundo de Bachillerato y conocen perfectamente el guion. Alfredo Vivas, uno de los promotores de esta actuación musical, asegura que solventan muy bien, con ingenio y técnica, la parte musical, aunque no sería la primera representación en la que el Club de Amigos Salesianos y el Centro Juvenil se lanzaran a entonar.
Tienen muy claro el objetivo porque los 38 monitores prácticamente se lanzaron como una sola persona aquellos dos días para achicar agua y para minimizar los perjuicios. Luego hicieron un pequeño inventario, comprobaron con desazón que se habían perdido álbumes de fotos donde había imágenes de los últimos cuarenta años, de campamentos, reuniones, encuentros, actuaciones..."Hay que hacer obras y restaurar muebles y otros enseres". Es el motivo de la actuación del día 23. Una pequeña aportación de 7 euros en platea y 5 en anfiteatro revelará el músculo solidario de Huesca. No es difícil aventurar que se aproximará al lleno. No en vano, en las dos sesiones de mayo se congregaron 600 espectadores. Es una cuestión de voluntad, porque la alternativa para quienes no pueden acudir es desembolsar en la "fila 0" con esas cantidades u otras más voluminosas, que todo será necesario.
Y, una vez cumplida la misión, el Club y el Centro Juvenil seguirán con sus viernes y sábados de actividades, con sus excursiones, con sus acampadas en Villanúa y con sus grupos de fe. De esa que mueve montañas y encauza los ríos para que no se desborden. Siempre hay una respuesta cuando el agua está al cuello, y suele pasar por la virtud.