Dios y la lluvia mediante, el más monumental de los pasos procesionales de la Semana Santa de Huesca, la Enclavación que en cuatro años será centenario, procesionará la tarde del Miércoles Santo con toda la solemnidad que demanda la situación en la que se encuentra el Cristo en ese momento en el que sus manos y pies quedan clavados al madero que será su Cruz hasta el final.
Este año, como novedad, se incorpora al final del trayecto que parte desde la Iglesia de Santiago una saeta que interpretará la poderosa cantante María Pardo. La de Sangarrén, que lleva días ensayando con la banda de tambores de la Cofradía, ha escogido la pieza de Antonio Machado y de su portentosa voz emergerá el cantar al Cristo de los gitanos, siempre con sangre en las manos, siempre por desenclavar.
Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!
Una presencia discreta para acompañar a Jesús en ese terrible instante de sufrimiento en el monte Gólgota, con el simbolismo del poder civil romano al que tanto molestó el redentor, el dolor de la Madre, la acción de los carpinteros, a la espera de que las Siete Palabras surjan de su sabiduría y su generosidad divina.