Huesca ha vuelto a acoger este sábado una de sus citas más entrañables: el Encuentro de Bolillos Osca, que ha reunido en el Pabellón Polideportivo del Parque Miguel Servet a más de 200 personas aficionadas al encaje de bolillos, procedentes de diversas localidades altoaragonesas y de Zaragoza.
La jornada, organizada por la Asociación de Bolillos Santa Úrsula de Huesca y provincia, se ha trasladado al pabellón cubierto debido a la tormenta que ha descargado sobre la ciudad a primera hora de la mañana, sin que ello haya restado entusiasmo ni participación.
Durante cerca de tres horas, las bolilleras han compartido su afición, técnicas y risas, mientras sus manos han trazado con precisión los patrones que dan forma a este arte minucioso y ancestral.
Grupos como el del barrio de María Auxiliadora, el del Perpetuo Socorro o el de Fráter Barbastro han representado ese tejido humano que sostiene y renueva esta tradición.
Las participantes han destacado la labor de sus profesoras, la importancia de reunirse cada semana y el valor terapéutico que esta actividad ha tenido para ellas.
El recinto se ha llenado de color, movimiento y armonía, acompañado por los siete puestos de venta especializados que han ofrecido materiales y herramientas para bolillos, desde hilos tintados artesanalmente hasta piezas de encaje ya elaboradas.
Al final del encuentro, se ha celebrado un sorteo de regalos, que ha puesto el broche festivo a una mañana muy intensa y de mucha actividad.
Más allá de la técnica y el hilo, lo que este encuentro ha dejado claro una vez más es que el bolillo sigue siendo una excusa perfecta para fortalecer vínculos y mantener viva una artesanía que ha sabido adaptarse al tiempo sin perder su esencia.