Más de 300 personas de pueblos del valle del Ara, Yebra, Lacort, Jánovas, Planillo, entre otros, han disfrutado este sábado de la romería de San Úrbez en Albella, una de las fiestas más sentidas de Sobrarbe, celebrada en Pentecostés (la denominada “Segunda Pascua”).
El acontecimiento cuenta con una arraigada tradición, y es quee en siglos pasados los “romeros” iban a pie, incluso descalzos, en silencio, para pedir agua en periodos de sequía. Aún se mantiene viva esta costumbre desde Albella a Nocito o Añisclo.
Los feligreses se reunieron en la fuente del pueblo para iniciar la procesión y desfilaron con las emblemáticas cruces y banderas de Albella, Planillo, San Felices, Lacort, Jánovas y otros pueblos vecinos. Acompañada por campanas, chiflo, gaita y salterio, el desfile transcurrió entre prados hacia la ermita de San Úrbez, con los ancestrales gozos al santo.

Los asistentes disfrutaron de la misa al aire libre junto a la ermita, para después deleitarse con la torta y el vino entre los presentes, representado la antigua caridad. Tras la misa, las comidas de hermandad se celebran en casas particulares de Albella y Planillo, y por la tarde se organiza baile hasta bien entrada la noche, con ritmo tradicional y música en vivo..
La ermita, del siglo XVIII, se encuentra en un pequeño altozano a unos 500 metros del pueblo. Recubierta de mampostería, con espadaña, nave de tres tramos y pintura rococó interior, su pavimento es de cantos de río formando motivos geométricos al estilo tradicional. Se asocia a los pasos vitales de San Úrbez, que vivió en la región entre Añisclo, Albella y Nocito después de nacer en Burdeos y pasar por Galicia. Era pastor y realizó milagros relacionados con lluvia y animales salvajes, como controlar inundaciones y osos.
