La montisonense Carlota Escutia, Premio Rey Jaime I en "Protección del Medio Ambiente"

Los Reyes de España entregarán el prestigioso galardón en Valencia el próximo mes de noviembre

06 de Junio de 2023
Carlota Escutia, en el barco en la Antártida

La montisonense Carlota Escutia Dotti ha sido galardonada con el Premio Rey Jaime I en la categoría de Promoción del Medio Ambiente, deliberación cuyo resultado ha anunciado el presidente en funciones de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, acompañado por el presidente de la Fundación Valenciana de los galardones, Vicente Boluda. La científica de Monzón integra el palmarés de 2023 junto a Antonio Echabarren (Investigación Básica), Olympia Bover (Economía), Guillermina López-Bendito (Investigación Médica), Daniel Maspoch (Nuevas Tecnologías) y Alfonso Jiménez Rodríguez-Vila (Emprendedor).

Serán los Reyes de España, Felipe VI y Letizia Ortiz, los que entreguen el Premio Rey Jaime I a la altoaragonesa, que fue presentada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para el que trabaja dentro del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra en Granada. Un reconocimiento a su ejecutoria. "Me sorprendió porque yo trabajo en cuestiones relacionadas con el cambio climático, pero concretamente en el estudio histórico geológico, por así decirlo. Mirar en la máquina del tiempo épocas pasadas de nuestro planeta para ver cómo respondieron los sistemas naturales. Yo en principio trabajo con los hielos de la Antártida y lo que me interesa y en lo que he trabajado buena parte de mi trayectoria es para ver cómo en esas épocas cálidas del pasado con concentraciones de CO2 y temperaturas elevadas, iguales o superiores a las que vamos a alcanzar en las próximas décadas y siglos, habían afectado a esos mantos de hielo y, por consecuencia, a los niveles globales del nivel del mar. Al perder el hielo y deshacerse del continente, pasa al mar, aumenta el volumen del mar y eso tiene un efecto no en la Antártida sino globalmente".

Con una extraordinaria capacidad didáctica, Carlota Escutia prosigue su exposición sobre lo que puede acaecer al planeta en el futuro. "Estos estudios del pasado nos permiten informar, acotar y calibrar los modelos que se utilizan para predecir los cambios futuros. Por ahí va el medio ambiente".

TRES MILLONES DE AÑOS

Contextualiza sus estudios. "Cuando hablo de estas épocas me voy muy atrás en el tiempo, porque condiciones de CO2 atmosféricas similares a los actuales la tierra no las ha experimentado desde hace tres millones de años". Entonces las concentraciones de CO" eran análogas pero las temperaturas eran más elevadas.  Quizás sea un escenario al que nos podamos enfrentar en unas décadas. Vemos por dónde se ha perdido el casquete de hielo, dónde se ha derretido, cuánto ha podido contribuir al nivel del mar global..." Estudiando diferentes puntos, matizan y definen esos rangos de cambio.

Agrega que una de las dificultades es que "la Antártida está lejos y es inhóspita". Ha participado en torno a seis expediciones al continente helado. "Vamos cuando podemos y los estudios van... Fíjate, toda mi carrera, hace no sé cuántos años". Ha acudido con diferentes formatos. Una, con el programa internacional de perforaciones científicas oceánicas, "que permite perforar a mucha profundidad por debajo del subsuelo". Un proyecto en el que España es protagonista pagando una cuota. Y, cuando asiste en proyectos españoles, va con el Hespérides, dirigido por la Armada.

¿Cuáles serían las consecuencias de la inercia actual? "La configuración del Planeta Tierra cambiará el volumen de agua del océano y, por lo tanto, habrá partes que hoy día serán continentales que quedarían sumergidas conforme vayamos calentando y derritiendo, esas superficies sumergidas cada vez serán menores. Lo que vemos en el pasado es que los 2º del Acuerdo de París serán importantes sobre todo si se mantienen en el tiempo. En el registro pasado vemos que las consecuencias en los cambios del nivel del mar son más catastróficas si esa temperatura de 2º por encima de la temperatura preindustrial se mantiene en el tiempo durante unos siglos. Por eso es importante llegar por encima de los 2 pero reducir después, porque una situación mantenida de temperaturas elevadas puede ser más catastrófica si no las recuperamos. Si no hiciéramos nada y pasáramos por encima de los 2 grados y mantuviéramos durante décadas o siglos, las predicciones del IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático) para el cambio del nivel del mar serían peores de las que se han publicado. Pero bueno, el IPCC ya lo dice claramente en su informe: esas proyecciones no tienen en cuenta una de las mayores incógnitas a la hora de hacer las predicciones que es el comportamiento de los casquetes de hielo antárticos".

"Nos tiene que preocupar no por nosotros, sino por las generaciones futuras. Es una herencia de un planeta que no queremos que sea inhóspito para nuestros descendientes"

Carlota Escutia apostilla que no podemos anclarnos en nuestra percepción temporal. "Nos tiene que preocupar no por nosotros, sino por las generaciones futuras. Es una herencia de un planeta que no queremos que sea inhóspito para nuestros descendientes. Nos tiene que preocupar no lo suficiente para decir ya estamos al borde del abismo y para eso no hago nada, sino porque sí es importante que, hagamos lo que hagamos, podemos ralentizar los efectos que estamos provocando. Si no los podemos parar, tenemos que ralentizarlos, y ese es el trabajo de todos, de los políticos, de los empresarios y de todos nosotros como sociedad".

Cuando escucha a los negacionistas del cambio climático, concluye que "hay gente que cree que la tierra es plana, que aunque tengan toda la evidencia delante creen que es plana. Pienso que hay gente que va a creer lo que va a creer y, por mucha evidencia que se le presente, no se les va a poder convencer. Me enfoco más a intentar dar el mensaje a las personas que estén dispuestas aunque no estén seguras de sí, más o menos a tomar medidas. Esto es cuando alguien tiene un problema de corazón y dice: me lo voy a cuidar. Esto es lo que tenemos que hacer con el planeta, porque hay signos serios de una enfermedad grave".

 

Carlota Escutia, en la actualidad

 

DE MONZÓN AL MUNDO

Presume Carlota Escutia Dotti de haber nacido en la Plaza de Santa María de Monzón (en 1959), al pie del Castillo Templario donde se formó Jaime el Conquistador. Estudió Geología en la Universidad Autónoma de Barcelona. Cuando concluyó la carrera, inició un doctorado. Trabajaba en el CSIC y el amor se le cruzó para embarcarla hacia Estados Unidos, donde permaneció 17 años, y donde concluyó el Doctorado. Ejerció en el Servicio Geológico de Estados Unidos, luego en la Universidad de Stanford y luego en la de Texas.

En el año 2002, aprovechando los Contratos Ramón y Cajal (5 años con posibilidad de consolidar plaza fija) todavía vigente, regresó a España, en concreto al Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra del CSIC. Es investigadora científica. De hecho, ya desde 1995-96, empezó a trabajar en la Antártida. Antes lo hizo en otras zonas, pero con una beca posdoctoral comenzó a especializarse. De hecho, abrió este periplo desde Estados Unidos.

"Esto es lo que tenemos que hacer con el planeta, porque hay signos serios de una enfermedad grave"

Es importante para ella su periplo estadounidense (incluso en su vida familiar, porque allí tuvo a sus dos hijas). El ecosistema científico es muy diferente. "Tienen otra dinámica, mucha más facilidad de contratación, más flexibilidad... Te dan muchas oportunidades. Tú eres el responsable de aprovecharlas o no. Si no las aprovechas, te dicen adiós y hasta la vista. Si las aprovechas, no dejan de darte oportunidades. El sistema español es más difícil, porque a nivel académico hay menos oportunidades y conseguir un puesto estable es difícil. La carrera científica es larga en España. Hoy en día estamos estabilizando a jóvenes investigadores a la edad de cuarenta y pico años, cuando tendrían que estar a otras cosas, no preocupados de si pueden estabilizarse o no"..

En realidad, Carlota Escutia confiesa un secreto: "Yo empecé a trabajar en Geología y no pensaba en trabajar en algo que tuviera que ver con mitigar las consecuencias del cambio climático. Me gustaba la montaña y el aire libre y no concebía trabajar en un despacho para toda la vida, y haciendo el mismo trabajo todos los días de mi vida. Luego la vida te va llevando, tienes preocupación porque quienes vivimos cerca de la naturaleza nos inquieta. Desde nuestra experiencia y trabajo, pienso cómo contribuir a mejorar esto."

Tuvo la suerte de los Contratos Ramón y Cajal, porque antes había unos contratos de reinserción muy mal pagados de dos años máximo. "Todavía están vigentes y ha sido una buena apuesta".

En Granada, comparte su actividad con otros treinta científicos, aunque además hay decenas y decenas de becarios y otras figuras en torno a la investigación, con la certeza de que, en su paciencia, residen las líneas de futuro de la humanidad. La de la Antártida, la de Granada y la de Monzón. La de hace tres millones de años, la de Guillem de Mont-rodon y la de los monzoneros de hoy.

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