Mariano Claver, que se ha convertido en un resistente no sólo por su perdurabilidad como prior de la Cofradía sino también como baluarte para sostener el santuario con pocos recursos y súplicas ante la Diócesis y las instituciones, responde tajantemente cuando escucha la pregunta sobre las prioridades de actuación en Nuestra Señora de Salas y de la Huerta: "Todas". Es un rompecabezas, un cubo de Rubik el mantenimiento del histórico templo, hoy ausente la virgen hortelana por necesidades del guión de la restauración.
Infunde ánimo constatar el equipazo de veteranas y de jóvenes en las tareas del cobro del recibo a los cofrades y en el reparto de las tradicionales tortas. Inquieta algo más el hecho de que hayan tenido que ubicarse fuera del porche habitual, seguramente porque hay que actuar en casi dos decenas de vigas. Se ha trabajado en jambas, una aspillera o el tejado de la sacristía, restan muchas labores en la zona baja de la fachada este. Al mal tiempo, buena cara, Dios proveerá.
De momento, a la espera de esa Junta ante la que Mariano reclama voluntarios para ir propiciando la renovación, cientos de cofrades han resistido el magnetismo de la Marcha Aspace y han disfrutado de una romería de mayo muy concurrida, con el interior de la iglesia abarrotada de cofrades que han escuchado la homilía de Antonio Romeo, que como primera providencia ha felicitado a las mujeres por el Día de la Madre.
Y a partir de ahí ha puesto en valor la historia de este santuario que aloja sus raíces en 1195 por la acción de los antiguos hortelanos. A Nuestra Señora de la Huerta pronto le acompañó la virgen que había en Salas Altas. El sacerdote ha recordado que Pedro IV el Ceremonioso, en el privilegio de la concesión de la Universidad a Huesca como primera y en aquel momento única de Aragón aludió a la "devoción que profesamos desde la infancia a Nuestra Señora de Salas". Era 1354. Los papas de los siglos XII y XIII concedieron grandes beneficios a los peregrinos, incluidas indulgencias primarias. Alfonso X el Sabio se inspiró en Salas para algunas de sus Cantigas de Santa María.

El templo escuchaba atento esa leyenda de la mujer musulmana que dio a luz a un hijo muerto y tanto rogó a la virgen que resucitó. Éste y otros prodigios indujeron la propagación de la fama del santuario, junto al que pasaba la carretera romana empedrada y era lugar de visita de los peregrinos del Camino de Santiago. Escenario de la intervención de Doña Sancha, fundadora de Sijena, y de reyes y nobles que encontraron en este templo un lugar de adoración. Es, ha agregado, "nuestra fuerza y nuestra fe en nuestra madre. Ven con nosotros a caminar. En ti ponemos nuestra confianza".
El Salve Regina ha dado el paso a la bendición de las tortas que los cofrades han recogido entre el tañido de las campanas alegres. Tiempo de fe, espacio para la celebración. Fuera, la Agrupación Folklórica Santa Cecilia con Jara Expósito al mando de las operaciones para iniciar una prodigiosa expresión de nuestra cultura comenzando por el Bolero de Caspe para recorrer en una velada matinal extraordinariamente concurrida las manifestaciones artísticas de todo Aragón. Una bendición final alegre y profunda.