En una mezcolanza paradójica de emociones, Barbastro y Berbegal han disfrutado del Lunes de Pascua con su tradición casi milenaria de la romería al Monasterio del Pueyo, bajo la organización de la Asociación de Amigos del monumento, los ayuntamientos correspondientes y decenas de ciudadanos. Se presumía alegría por la nueva imagen de la Virgen, que ha bendecido el párroco Pablo Di Cesare. Y, sin embargo, unos nubarrones se han cruzado con la muerte del Papa Francisco. Al pontífice ha dedicado Di Cesare sus oraciones.
Se remonta la tradición al 1101, cuando la Virgen María se apareció al pastor de nombre Balandrán, que descendió hasta Barbastro para comunicar el prodigio, entre una cierta incredulidad que se disipaba por la marca en el rostro.
Esta mañana el camino a pie se ha hecho más pesaroso aunque esperanzado por las lecciones de vida y esperanza entregadas por el pontífice. La comitiva ha ascendido en medio de oraciones y de un buen sol, encabezada por los representantes eclesiales, el alcalde de Barbastro, y concejales de distintos partidos entre otras autoridades.
La homilía del obispo ha ido dirigida a la cercanía del Papa con la diócesis de Barbastro y Monzón, a la que siempre respaldó en su camino de sinodalidad. Posteriormente, una buenas viandas para rematar una jornada arraigada a Barbastro y Berbegal.