El oscense José Antonio Satué, nuevo obispo de Málaga

Se incorporará en el mes de septiembre y asegura que siente dolor de dejar la Diócesis de Teruel y Albarracín

27 de Junio de 2025
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Saludo de José Antonio Satué a la Diócesis de Málaga

El obispo oscense José Antonio Satué Huerto ha sido nombrado obispo de la Diócesis de Málaga por la Santa Sede, por lo que deja atrás la de Teruel-Albarracín, de la que se ha despedido con afecto. Un paso más de quien es miembro del Dicasterio para los Obispos de la Iglesia.

Monseñor Satué se incorporará el 13 de septiembre. Ha reconocido en su saludo por su nueva responsabilidad que sufre "el dolor de dejar la Diócesis de Teruel y Albarracín, en la que he sido muy feliz. También siento el vértigo, la responsabilidad y el privilegio de continuar con vosotros una historia de fe que se remonta al siglo IV, con el Concilio de Ilíberis y nuestro primer obispo conocido, San Patricio. A lo largo de los siglos, nuestra diócesis ha vivido momentos de gloria y también de dolor; unos y otros nos recuerdan la fidelidad y el sacrificio de nuestros antecesores en la fe, alentados por el testimonio de los mártires y santos –canonizados y de la puerta de al lado–que desde Málaga han transmitido a la Iglesia y al mundo la luz del Evangelio".

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"Desde esta historia, que nos contempla, quiero caminar con vosotros, renovando nuestro compromiso evangelizador, caritativo y de comunión. Del mismo modo que María, nuestra patrona la Virgen de la Victoria, nos enseñó a confiar plenamente en Dios y a recorrer sus sendas, sigamos avanzando bajo la guía del Espíritu para construir juntos una Iglesia en salida, acogedora, sinodal, samaritana, audaz y cercana a quienes son descartados en cualquier periferia. Nos acompañará y sostendrá el amor fiel de Dios, manifestado en el Sagrado Corazón de su Hijo Jesús, cuya solemnidad hoy celebramos", ha agregado el sacerdote de Sesa.

Ha pedido apoyo en el desafío que tiene la iglesia. "Invito, pues, a todo el pueblo santo de Dios que peregrina en la provincia de Málaga y en la ciudad de Melilla a vivir unidos y a mantener viva la esperanza. Hermanas y hermanos laicos, sacerdotes, consagradas y consagrados, seminaristas, comunidades parroquiales, hermandades y cofradías, movimientos apostólicos, familias y jóvenes, trabajemos juntos, para responder a los retos que hoy nos plantea nuestro mundo y ser el consuelo de Dios para las heridas de nuestra gente".

"Para esa misión, me encomiendo con devoción a San Manuel González, cuya pasión por la Eucaristía y por los pobres ha marcado tan profundamente la vida pastoral de esta Iglesia, y confío en que el ejemplo de esa figura inmensa, que fue el cardenal Ángel Herrera Oria, me ayudará a promover incansablemente la dignidad humana, tal como él hizo".

Ha aludido a su origen en el mensaje. "Me encomiendo también a vuestra oración y a vuestra paciencia, para que enseñéis a este aragonés, nacido al pie de los Pirineos, a 900 kilómetros de vuestra tierra, y acostumbrado a vivir la fe y el ministerio en diócesis pequeñas como Huesca y Teruel; de modo que pueda conocer, valorar y promover la cultura y la religiosidad de Andalucía, e introducirme poco a poco en una diócesis como Málaga, tan populosa y con retos tan diversos a los que he afrontado hasta ahora".

"Que la Virgen de la Victoria y los santos Ciriaco y Paula intercedan por el Santo Padre León, al que agradezco su confianza, fortalezcan nuestras comunidades y hagan florecer cada día en la diócesis de Málaga la primavera del Espíritu. Un saludo muy cordial en el Señor", concluye su mensaje.

DESPEDIDA DE TERUEL-ALBARRACÍN

Ha dirigido una emotiva carta a la Diócesis de Teruel-Albarracín en la que aduce su dolor en la despedida para cumplir el deseo de León XIV que le ha confiado "la misión de pastorear la Diócesis de Málaga". En tres palabras ha resumido sus sensaciones: "Gracias, perdón y adelante".

Gracias porque "he sido y soy muy feliz aquí. Hace cuatro años os transmitía la convicción de que esta Diócesis sería para mí la esposa más bella. Esta expectativa se ha visto desbordada por vuestra acogida, vuestro cariño y vuestra disponibilidad para trabajar juntos al servicio de la Iglesia y de los hombres y mujeres de estas tierras. Gracias porque los fríos y la luz, los páramos y las sierras de esta provincia han tocado mi corazón; he llevado al corazón de Dios vuestros sufrimientos, vuestras esperanzas y vuestra fe; y, con el salmista, he dicho muchas veces al Señor: "Me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad" (Sal 16,3)".

Ha experimentado, agrega, "la alegría de cosechar lo que han sembrado muchos buenos obispos y sacerdotes, religiosas y religiosos, mujeres y hombres turolenses, que han vivido con pasión la consagración bautismal en sus familias, en los pueblos o en la ciudad, en su lugar de trabajo o en las periferias donde hay tanta gente que sufre. Gracias también porque he podido sembrar con vosotros semillas de fe, esperanza y amor en tantos rincones de esta Diócesis, semillas cuyos frutos, antes o después y con el favor de Dios, germinarán, fructificarán y otros podrán disfrutar. Por todo ello, ¡gracias de corazón!"

Perdón "por mis defectos y excesos, por esas ocasiones en las que no he sabido estar a la altura de la llamada del Espíritu y de vuestra generosidad.  Y, sobre todo, quiero pedir perdón a quienes haya herido con mis silencios, mis actitudes o mis palabras".

Ha animado a la continuidad del camino sinodal recorrido "tratando de identificar y secundar las inspiraciones del Espíritu Santo; un camino que ha cristalizado en el Plan Pastoral 2023-2028. Con todo cariño, me permito deciros que no hay excusas para no seguir adelante con esta hoja de ruta, humilde y a la vez tan sugerente. Por supuesto, no puede paralizarnos el hecho de que los últimos obispos de Teruel y Albarracín hayamos permanecido poco tiempo al frente de la Diócesis. A pesar de las dificultades y el desconcierto que esta situación produce, hay motivos sobrados para continuar desarrollando nuestro Plan Pastoral, con la ilusión de seguir favoreciendo el encuentro de cada persona con el Señor, crecer en comunión sinodal y construir una Iglesia más samaritana y misionera. Nos acompañará y sostendrá el amor fiel de Dios, manifestado en el Sagrado Corazón de su Hijo Jesús, cuya solemnidad hoy celebramos".

Hasta el 13 de septiembre, "tendremos ocasión de despedirnos y celebrar tantos bienes como hemos compartido en los últimos cuatro años, y siempre seguiréis teniendo un amigo en tierras malacitanas. Hermanas y hermanos de Teruel y Albarracín, pidamos al Señor que os conceda pronto un nuevo pastor, que camine con vosotros y pueda disfrutar de vuestra calidad humana y cristiana", concluye el prelado.

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