Un oscense se convierte en apoyo generoso de José Antonio Nieto en su reto solidario por el cáncer infantil

El algecireño destaca en sus redes sociales la hospitalidad del Ayuntamiento de Ayerbe

04 de Septiembre de 2025
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José Antonio Nieto Peña, entre Antonio Biescas y Marisa Latorre, en Ayerbe.
José Antonio Nieto Peña, entre Antonio Biescas y Marisa Latorre, en Ayerbe.

José Antonio Nieto Peña continúa dejando huella en su reto solidario a pie. Este algecireño recorre en solitario 5.500 kilómetros para dar visibilidad al cáncer infantil y recaudar fondos a favor de la Asociación Proyecto Por Una Sonrisa.

El martes fue recibido en Huesca por la alcaldesa Lorena Orduna, acompañada de miembros de la corporación municipal y representantes de la Asociación Contra el Cáncer.

Al día siguiente, completó la etapa entre la capital oscense y Ayerbe, un total de 28,72 kilómetros, un itinerario más corto de lo que preveía, pero con el que alcanzaba 2.959,14 kilómetros en su desafío. "Y ya van, 67 maratones con una media de más de 44 km", comentó en sus redes sociales.

José Antonio Nieto destacó especialmente la humanidad de las personas que se cruzan en su camino. En este tramo, la jornada se tornó especialmente memorable gracias a Santos, un vecino de Huesca, cuya intervención marcó no solo la logística de la etapa, sino también el ánimo del caminante.

 

Santos se ofreció a llevarle la mochila durante varias etapas y lo colmó de atenciones. Lo definió como su "salvador en todos los aspectos" y subrayó que, aunque para su acompañante pudiera parecer un gesto pequeño, para él es algo tan grande que siempre le estará "agradecido".

La escena fue así. A unos seis kilómetros del destino, un turismo se detuvo a su lado y de él bajó Santos, quien explicó que su coche se había averiado y que un compañero lo había traído para ayudarle. Su intención era transportar la mochila de Nieto Peña hasta el Restaurante-Hostal Florestas de Ayerbe.

Pero su apoyo fue más allá del transporte. Llevaba alimentos y provisiones para obsequiarle, como una longaniza, magdalenas, bizcochos, un dulce de sidra, pan y almendras. Nieto bromeó que con tanta comida iba a llegar más pesado a Roncesvalles, cuando él buscaba mantener la línea y su tipín.

La generosidad de Santos no terminó ahí. Le explicó que, si su coche estaba reparado al día siguiente, recogería la mochila en Ayerbe y la trasladaría hasta Sangüesa (Navarra), cubriendo dos etapas adicionales.

Se trataba de un gran ofrecimiento, porque este viernes, 5 de septiembre, le tocará una de las etapas más duras del reto, con más de 50 kilómetros de recorrido y gran desnivel. Explicó que caminar por los montes de Aragón en solitario desde las 2:00 hasta las 7:00 le genera temor, y que ir sin esa carga le permitiría avanzar más rápido y estar preparado ante cualquier eventualidad.

Por todo ello, se refirió a Santos como su “salvador en todos los aspectos”, por su ayuda física, su compañía y generosidad y reflexionó sobre este último valor: algunas personas ayudan a otros sin esperar nada a cambio, y Santos actuó de esa manera, “de corazón”.

Finalmente, Nieto expresó que, aunque para Santos sus gestos podrían parecer pequeños, para él representaban “algo de una importancia enorme”. Señaló que esta generosidad no solo aliviaba su mochila, sino también su moral y sus fuerzas.

Además de la presencia de Santos, José Antonio Nieto vivió un cálido recibimiento en Ayerbe, que reforzó la dimensión humana del reto. Contactó con el alcalde, Antonio Biescas, y la concejala Marisa Latorre, quienes lo recibieron con un abrazo y le ofrecieron alojamiento, almuerzo, cena y desayuno.

El algecireño valoró especialmente la oportunidad de compartir las comidas juntos y conversar sobre el municipio y el reto solidario, lo que le permitió conocer mejor la historia y la cultura local.

También recibió de ellos recuerdos como una camiseta, pañolillo, cinta de las Fiestas de Santa Leticia y un sombrerito de paja, gestos, según dijo, que reflejan la humildad y generosidad de quienes actúan “con el corazón”.

Este jueves le tocaba la etapa de Ayerbe a Biel, que ha encarado, seguramente, con la misma convicción que lo ha sostenido desde el primer día: cada kilómetro recorrido y cada gesto de generosidad contribuyen a visibilizar el cáncer infantil y a recaudar fondos para los niños y sus familias.

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