El Ayuntamiento de El Boalo, Cerceda y Mataelpino ha reconocido este pasado jueves la autoría de una gran idea que ha trascendido el municipio, la comunidad de Madrid e incluso España: la creación hace prácticamente tres lutros del Boloencierro de Mataelpino, una gran esfera que recorre las calles de la localidad en sustitución de las reses bravas, más costosas y en aquel tiempo de división de opiniones en torno a los fenómenos taurinos.
Óscar Miranda (hoy fallecido), Juan Manuel Miranda, Russel Sanguino, José Esteban "el Filetes" y el oscense Tomás Luna fueron las mentes que idearon este sustitutivo que transitó de sucedáneo a atractivo principal, convirtiéndose en un referente nacional por la diversión segura que propiciaba a los vecinos de Mataelpinto y a miles de visitantes. Tomás, por aquel entonces, residía en la localidad madrileña. Este jueves, el cuarteto, que recordaba a quien siempre hacía el repóquer con su creatividad, Óscar, ha leído el pregón de inicio de las fiestas. El Ayuntamiento, de hecho, lo anunciaba como "Pregón por los fundadores del Boloencierro".
Era Tomás Luna, torero valeroso que fue y amante de las tradiciones, quien iniciaba el pregón con un reconocimiento a la figura de Juan Castejón, que le abrió las puertas de Mataelpino, un pueblo que definió con un perfecto eslogan: "Mataelpino no se vive, Mataelpino se siente". El público jaleaba esta expresión. Tras agradecer al Ayuntamiento el honor de la lectura del pregón, el oscense ha asegurado que el Boloencierro es una "historia que nos une, que nos define y que nos ha hecho únicos".
Todo comenzó, explicaba Tomás, "como todas las ideas brillantes de una manera sencilla. Una noche entre amigos pensamos que queríamos hacer algo grande para divertir a nuestros vecinos cuando Óscar Miranda soltó una frase que parecía una broma, pero que acabó siendo historia. Y dijo: yo, lo que creo es que lo que había que hacer es una bola tirada. Y así, casi sin darnos cuenta, nos lanzamos a hacerlo realidad. Los creadores éramos cinco: Juanma Miranda, José Filetes, Russel Sanguino, Óscar Miranda y Tomás Luna. Un grupo de locos pero con mucho, mucho corazón".
Sólo pretendían hacer algo "divertido, original y nuestro. Algo del pueblo y para el pueblo. Esa fue la historia que nos motivó entonces y es la misma que ratificamos hoy. La primera bola la fabricamos con espuma, ferralla y mucha fe. No teníamos ni idea de si funcionaría, pero, cuando la soltamos por primera vez por las calles del pueblo, sabíamos que habíamos creado algo especial".
Recuerda la incredulidad entre la que se desenvolvieron en aquellos momentos. Llamaron a los medios de comunicación "y al principio se reían, luego nos llamaban de todas partes. Y así, Mataelpino pasó de ser un pequeño pueblo de la sierra a ser conocido en todo el mundo. Pero esta historia no termina ahí, porque, detrás de cada hora, hay algo más que una sola carrera. Hay emoción, hay recuerdos y momentos".
Juanma Miranda, primo de Óscar, agradecía el pregón que permite homenajear a su familiar. Definía Mataelpino como un lugar "maravilloso, un sitio precioso, que nos protege". Es un espacio magnífico para la creatividad, para el amor, para la imaginación y para la risa que surge sin permiso. Ha remembrado a Óscar, de corazón artista, que nunca quería apagar la chispa que nos alegra la vida cotidiana. Ha considerado que la idea del boloencierro es un "resultado redondo, porque soñamos despiertos y, cuando nos permitimos soñar, despertamos". "La creatividad, el cariño y la capacidad de maravillar son tesoros que son alas que nos permiten volar incluso con los pies en el suelo". Por eso, quería reconocer a Óscar Miranda por su talento de adulto prodigio. "La vida no solo se vive, la vida se celebra".

José Esteban "El Filetes", nacido "en este maravilloso pueblo muchos años ha... Estamos en un paraíso de gente trabajadora, de gente valiente, gente honesta y que vale la pena luchar por ellos". José Esteban ha afirmado que Óscar "era un gran tío, una de las personas que a todos los que vienen aquí hacía sentirse en el pueblo, hacía sentirse en su casa", lección que hay que perpetuar. "Para eso son las fiestas". Agradecía a todos los que les ayudaron en su día a hacer la bola, y ha enumerado a muchos de ellos.
Finalmente, Russel Sanguino ha recordado que Mataelpino sólo tenía 199 habitantes, "ahora creo que andamos por los 1.900. Las calles eran de arena, la plaza era de arena y estaba llena de agujeritos para jugar a las canicas". "He viajado por todas partes de España, pero siempre acabo en Mataelpino, porque es el pueblo que amo, que he crecido con los chavales de aquí, lo siento de mi familia y siento todo el pueblo de mi familia".
Russel ha remembrado el tiempo del origen cuando contactaron con todos los medios, "y nos han llamado de Suecia, de Suiza, de Alemania, de Irlanda, de Inglaterra, de Argentina, de Colombia, de Médxico, de Nueva Zelanda, de Australia, de todos los sitios para pregunatarnos sob re este movimiento antitaurino. Y les he dicho: de antitaurino nada, de anticrisis. No habí pasta para toros y tuvimos que hacer bola para tirarla por las palanqueras. Viajo por todo el mundo, le digo a un francés: ¿Conoces el boloencierro? Y me dice: sí, sí, magnifique". Y lo mismo replican en Alemania y en Estados Unidos, naturalmente en alemán e inglés. Y, en Andalucía, "es muy fuerte porque les dices que tiramos una bola inmensa por las calles y te dicen: ¿Pero la tiráis incendiada? Sí, lo que nos faltaba, para quemar más España".
Ha considerado "alucinante cómo hemos puesto en el mapa a Mataelpino. Tú dices que eres de Mataelpino y, bueno, pero cuando dices que soy de donde tiramos una bola gigante todo el mundo lo ha visto en la tele, todo el mundo ha oído hablar de ello y ha salido en todas las radios, los periódicos y las revistas".
El entusiasmo durante y al final del pregón no era sino el preludio del acuerdo entre los fundadores y el Ayuntamiento de El Boalo, que reconoce el carácter artífice de los cinco magníficos que, un buen día, hicieron de necesidad virtud y la virtud añadió el valor de la diversión, que en este mundo no es baladí.