La empresa social Arcadia desempeña en Huesca un papel fundamental en el acompañamiento de personas con enfermedades mentales graves. A través de su enfoque innovador, la entidad promueve la inclusión laboral como una herramienta esencial para mejorar la calidad de vida de este colectivo, el cual, según los datos nacionales, tiene una tasa de empleo que apenas alcanza el 19 %.
Para esta entidad, el trabajo no es solo un medio de sustento, sino un eje central en el proceso de rehabilitación psicosocial y autonomía de sus usuarios y de su proyecto de vida.
Con este objetivo, Arcadia ha implementado varias iniciativas y una de las más destacadas es su serrería. En este centro, se llevan a cabo diversas actividades laborales, que incluyen trabajos de carpintería de mayor precisión hasta procesos de reciclaje de madera.
Una de las innovaciones más recientes es la creación de Arcadia Pellet, una línea de producción dedicada a la fabricación y venta de este biocombustible sostenible. Recientemente, se le ha concedido un proyecto Europeo del Plan de Recuperación y Transición Ecológica de Economía Social, que se presentó a través de la Plataforma estatal ISEM que agrupa entidades de salud mental de todo el país.
"Hace dos años, vimos que teníamos una materia prima que no aprovechábamos bien y decidimos sacarla en forma de biocombustible. Entonces compramos una pequeña planta de pellets que se nos quedó pequeña". Con el objetivo de aumentar la capacidad de producción, la planta ha sido recientemente ampliada, y actualmente se espera llegar de unas 250 toneladas al año a una producción de entre 600 y 700.
El proceso de fabricación de los pellets comienza con la recogida de madera reciclada, como palets y serrín, que posteriormente son triturados, secados y comprimidos en pequeños cilindros. "Nosotros usamos madera de pino porque tiene más resina que otras maderas", entre otras propiedades.
Además, la gestión de los bosques de esta especie es más sencilla que la de otras, lo que contribuye a un manejo forestal más sostenible. Los pellets producidos tienen un alto poder calorífico, de 4,8 kW hora por kilogramo, lo que los convierte en una opción eficiente y económica para la generación de calor.
Arcadia Pellet no solo es un proyecto ecológico, sino también económico. Como resalta Uriarte. "Es una energía sostenible que reduce la huella de carbono, apuesta por la economía circular y, además, permite un ahorro económico de entre el 30% y el 50%".
A diferencia de los combustibles fósiles, los pellets generan una menor emisión de CO2, lo que contribuye a un entorno más saludable y a la lucha contra el cambio climático. Uriarte añade que, además, "el coste para el consumidor de la energía es como la cuarta parte de lo que te puede costar la electricidad", ya que, al ser un combustible más eficiente, el gasto es significativamente menor.
Por otro lado, pueden adquirirse de diferentes maneras: en sacos de 15 kilos, a particulares sobre todo, que representa el 50 de toda la producción; y el otro 50 % en big bags (grandes sacas) de 350 kilos o camiones cisterna enteros, que se descargan directamente en el silo.
IMPACTO SOCIAL
La actividad no solo beneficia al medio ambiente, sino que también tiene un impacto significativo en la vida de las personas que forman parte de la organización. Para esta empresa social, el trabajo es mucho más que una forma de ganar dinero: es una herramienta fundamental para la normalización de la vida de personas con enfermedades mentales graves.
"Lo que intentamos conseguir es que las personas tengan una vida normal", asegura Uriarte. El trabajo en la Serrería de Arcadia es clave para la rehabilitación psicosocial, ya que permite que los trabajadores tengan una rutina estructurada, se responsabilicen de tareas diarias y experimenten la satisfacción de ver el impacto social de su labor. "El trabajo mejora la rehabilitación psicosocial, estabiliza un poco las rutinas, las obligaciones, y te hace estar más centrado", agrega el director de Producción.
A través de su modelo de empresa social, Arcadia reinvierte los beneficios generados por sus actividades productivas en programas sociales complementarios. Estos programas incluyen actividades deportivas, atención a las familias y proyectos de vida saludable, lo que favorece el desarrollo personal y la autonomía de los usuarios.
También ha tenido que adaptarse a un cambio en los perfiles de las personas que presta asistencia. Mientras que antes los diagnósticos de enfermedades mentales graves se realizaban de forma más tardía, lo que permitía que los afectados hubieran trabajado previamente y tuvieran prestaciones más altas, hoy los diagnósticos más tempranos dificultan el acceso al mercado laboral. Esto ha llevado a que un 30% de los usuarios de la organización se encuentren actualmente en una situación de vulnerabilidad económica.
Arcadia, sin embargo, sigue trabajando para combatir esta problemática. Con el apoyo de sus proyectos productivos, como la serrería y la planta de pellets, los usuarios tienen la oportunidad de acceder a un trabajo remunerado y mejorar su situación económica, a la vez que se integran en la sociedad de manera activa.