El pesaje y presentación a Nuestra Señora de 21 niños nacidos en los últimos doce meses ha sido el acto central de la fiesta de la Virgen de Torreciudad, en el que han participado familias de Graus y Barbastro, y otras que veranean en la zona procedentes de Barcelona, Madrid, Pamplona, Reus, Sevilla, Tarragona, Valencia y Zaragoza. En total, 12 niños y 9 niñas, siendo el benjamín del grupo el pequeño Eduardo, que ha sido pesado en la balanza con apenas un mes de vida.
El obispo de la Diócesis de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo, ha presidido la eucaristía y ha recordado que "como cada año, hoy nos ha convocado la Madre, bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles, la Virgen de Torreciudad. Generación tras generación, la gente humilde pero con fe ha acudido a ella para pedir su intercesión, para confiarle sus penas, para confiarle también y compartir sus alegrías y sus gozos, para poderla mirar a los ojos, como quien busca en el rostro de la Madre el consuelo que Ella solo sabe ofrecer".
"Damos gracias a Dios por todo lo que aquí se ha edificado, no solo en ladrillo, sino en oración, en acogida, en reconciliación, en conversión de tantos penitentes que peregrinan a este lugar tan emblemático y significativo", ha agregado en alusión al 50 aniversario del santuario.
Al acabar la misa, las familias han iniciado una procesión desde el atrio del templo, rezando el rosario hasta la ermita por el camino empedrado de los Dolores y gozos de san José. Recibía las oraciones una réplica de la talla original de Nuestra Señora de Torreciudad, la imagen peregrina, adornada con flores y llevada en andas por turno por los fieles, muchos de ellos vecinos de los alrededores del santuario. Según la costumbre, al llegar a la ermita se han cantado los antiguos Gozos a la Virgen de Torreciudad y se han ofrecido productos de la tierra.
Los padres han hecho el ofrecimiento de sus bebés a la Virgen y han igualado el peso de la criatura, siempre de un modo aproximado, poniendo ofrendas de sus lugares de origen en el otro plato de una antigua romana, forjada en hierro y colocada como cada año debajo de uno de los arcos del porche de la ermita.

La balanza ha pesado este año aceite, tomate rosa de Barbastro, arroz, sandías, melones, naranjas, vino, embutidos y varios productos de huertas aragonesas, valencianas, navarras y catalanas. La colaboración establecida desde hace años con Cáritas Diocesana de Barbastro-Monzón permite que todos estos alimentos se repartan después entre familias vulnerables del territorio.
En los actos ha participado el alcalde de Secastilla, municipio al que pertenece el santuario, con su teniente de alcalde, Jose Luis Arasanz, y la concejala Andrea Vidal, y la alcaldesa de El Grado, María Carmen Obis, con su teniente de alcalde, Maria Josefa Oliveira.
Joaquín y Berta, de Barbastro y Tamarite, han ofrecido a su pequeña Berta, de 5 meses. La familia de Joaquín procede de El Grado, y Berta es bisnieta de la señora Lidia, una de las centenarias del territorio que ha venido a agradecer sus 100 años además de la curación de su padre por intercesión de la Virgen. Por su parte, la familia Lemos Valle, de Barbastro, ha presentado a su hija Jimena, en su primera participación en la fiesta, ha dicho Marina, enfermera en Lérida y natural de Sopeira.
José Antonio y Gloria han venido desde El Grado: "Siempre hemos estado muy vinculados con Torreciudad desde que mi abuela Dolores —dice José Antonio— fue aquí la ermitaña en los años 60". Otra gradense, Isabel Cama, ha recordado venir muchas veces con su madre y ha destacado que «hoy es un día de encuentro para toda la familia, es una gozada ver la ermita, reconstruida y llena de familias, y me alegro de que el santuario siga siendo un lugar de acogida, porque todos tenemos cabida aquí, con familias de muchos puntos de España que pasan el verano en la zona».
Tras la fotografía de los padres con sus bebés, la jornada ha concluido con la esperada distribución de La Caridad, piezas de torta elaborada en el horno de Secastilla, municipio al que pertenece el santuario, y vino elaborado en la pedanía de Ubiergo y servido en porrones, gentileza de Bodegas Obergo. Además de las poblaciones mencionadas, las familias participantes han compartido su alegría también con vecinos de Artasona, Capella, La Puebla de Fantova, Graus, Estadilla, La Puebla de Castro y otras localidades cercanas.