Un montañero oscense, Alberto Úbeda, ha denunciado la profanación de una imagen sagrada de la madre y el Niño en la Ermita de la Malena, en la Sierra de Bonés, en la que la figura del pequeño ha sido pintarrajeada con rotulador negro y también un bigote.
En la imagen, se aprecia todo el cuerpo del Niño cubierto con líneas de rotulador negro y un pentagrama (de simbolismo variado). Además, le han pintado un bigote retorcido, tan al uso en la España del siglo XVII. En cuanto a la Virgen, le han puesto un "piercing" en la nariz y dos puntos en la frente, además de un tatuaje en el cuello indefinido entre un escorpión, un diablo o un toro de pie, a elegir la interpretación salvo que apresen al vándalo..
Úbeda ha mostrado su "tristeza e indignación" desde su perspectiva montañera. "Qué sorpresa más desagradable fue al llegar al pequeño refugio que allí hay, en un entrono privilegiado,ver que alguien es capaz de utilizar la imagen cristiana de la Ermita de la Malena para practicar un grafiti que "mancha" no solo un cuadro, sino también el respeto que muchos sentimos por nuestros símbolos religiosos y nuestras tradiciones".
Ha expresado su estupefacción ya por el hecho de que alguien vaya a la montaña con un rotulador, que obviamente no es preciso para admirar y respetar el entorno y solo sirve para "atacar lo que otros valoran".
"No se trata solo de religión. Se trata de respeto. De cuidar lo que forma parte de la identidad de un pueblo como Arguis, municipio al que pertenece;de no permitir que la falta de educación y empatía manchen lo que generaciones han conservado con cariño", agrega en su perfil de Faceboo, Alberto Úbeda.

Y concluye con un llamamiento. "Valoremos lo nuestro, cuidemos lo que es de todos y rechacemos estas actitudes vandálicas. Si vemos algo así, no miremos hacia otro lado. Hablemos, denunciemos, eduquemos. Porque defender nuestro patrimonio también es defender nuestros valores".
La ermita de la Malena o de la Magdalena, pequeño templo románico de entre los siglos XVI y XVIII, es un lugar muy apreciado por los montañeros, que encuentran en el camino de sus esfuerzos un refugio agradable para el descanso o para resguardarse de los elementos. Con certeza, el pensamienteo de Alberto Úbeda es compartido por los montañeros y los clubes que escogen esta edificación religiosa como lugar para el reposo y para reconfortarse. Algún vándalo ha profanado un lugar querido y admirado, que además tiene un significado religioso para los cristianos, a los que prácticamente ya no le cabe una violencia más, sea verbal o física.