A Mariajo le sorprendió el enjambre de abejas que mantenía una importante actividad en la Avenida de la Marina Española de Huesca la tarde de un domingo caluroso como el de este 4 de mayo. Todos los días transita para dejar el coche por esta calle periférica de la capital, por lo que resulta inverosímil pensar que llevaba tiempo.
El volumen de los insectos era sustantivo, por lo que no era recomendable ni abrir las ventanillas del coche ni de hacer ningún movimiento. Conocidas son las recomendaciones para cualquier viandante de no hacer aspaviento alguno que pueda hacer sentir amenazadas a estos himenópteros y mantener una distancia oportuna de unos cuantos metros.
La actuación de la conductora fue la aconsejada: llamó a la Policía Local que, amablemente, pasó la comunicación a los bomberos, que contestaron que se hacían cargo del caso.
El caso es que esta misma mañana ya no había ni rastro del enjambre, se supone que ya trasladado por algún apicultor a un lugar más seguro para las abejas y para los ciudadanos.
El proceder de Mariajo fue el apropiado en estos casos, pero cabe preguntarse qué es lo que no hay que hacer cuando alguien se topa con esta escena: ni lanzar agua, ni intentar quemarlas insensatamente, ni utilizar insecticidas, ni siquiera acercarles para grabarlas o tomar fotos de cerca. Los enjambres, habitualmente, están de paso o buscando un nuevo lugar para hacer colmena, por lo que, de no sentirse amenazadas, lo abandonarán en unas horas o en días.
Así que mucha precaución, tranquilidad y naturalidad para evitar cualquier problema, que es especialmente sensible en casos de quienes han desarrollado -a veces sin saberlo- alergia a estos animales.