Dia Mundial sin Tabaco: “Que no te vendan humo"

Presidente de la Asociación contra el Cáncer de Huesca

José Manuel Ramón y Cajal
31 de Mayo de 2023
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José Manuel Ramón y Cajal. Foto Myriam Martínez
José Manuel Ramón y Cajal. Foto Myriam Martínez

Subrayo y comparto las palabras de SM la Reina Leticia en el acto de inauguración de la “IX Conferencia Europea Tabaco o Salud” celebrada a finales de abril en Madrid y organizada por la Asociación Española Contra el Cáncer en la que decía que “El tabaco no es un hábito sino una enfermedad”.

Enfermedad que mata a más de 8 millones de personas en el mundo, más de 7 millones de estas defunciones se deben al consumo directo de tabaco y alrededor de 1,2 millones son consecuencia de la exposición al “humo de segunda mano”. En España tenemos la desgracia de perder 55.000 personas anualmente por el consumo del tabaco. En nuestro país, se estima que hay 7.906.160 fumadores diarios, a los que hay que añadir 931.023 fumadores ocasionales y según el Ministerio de Hacienda, se volvieron a vender más de dos millones de cajetillas de cigarrillos. En nuestra provincia se sigue incrementando la venta de tabaco y tenemos más de 38.000 fumadores a diario

Es un objetivo fundamental de esta asociación, luchar frente a esta enfermedad, debido a que el consumo de tabaco es la primera causa de muerte prevenible tanto en España como en el mundo. Es el principal factor de riesgo en cáncer que podríamos evitar, ya que es el responsable de más del 30% de los casos. El tabaco está relacionado con 16 tipos diferentes de cáncer, siendo un factor determinante en la aparición del 84% de los casos de cáncer de laringe o del 82% de los de pulmón. También hay que recordar que el coste que genera al sistema sanitario es muy superior a la recaudación con los impuestos. Se recogen 9.000 millones de euros y el gasto sanitario se multiplica por tres.

Ante esta situación de alarma, la sociedad civil debe de movilizarse para disminuir este problema sociosanitario y económico al que nos enfrentamos.

Queremos evitar la normalización cultural del consumo de tabaco; incrementar las barreras de acceso para niños y jóvenes y aplicar estas medidas a las nuevas formas de consumo de tabaco.

Queremos lograr que la próxima generación de jóvenes en el 2030 esté libre de tabaco, pero sin medidas potentes legislativas restrictivas será difícil lograr ese objetivo, la Asociación Española Contra el Cáncer mantiene que es urgente y necesario reformar la actual ley antitabaco. En este punto, si seguimos a la OMS vemos que, si incrementamos un 50% el precio del tabaco, disminuirían 50 millones de fumadores en el mundo. Buscamos mayor protección para los menores, ya que están indefensos ante el humo del tabaco y no pueden elegir libremente respirar al aire libre de tabaco en espacios públicos. Y por último aumentar los espacios sin humo, ampliar los espacios libres de humo para que el 78% de la población española que no fuma, pueda protegerse del humo del tabaco.

En nuestra provincia se ha conseguido que el Hospital San Jorge y el Estadio del Alcoraz sean espacios sin humo, así como en 13 espacios más en la Comarca del Bajo Cinca, además se va a intentar ampliar espacios sin humo en toda la provincia.

Insistimos para que el Ministerio de Sanidad ponga en marcha del Plan integral de prevención del territorio, parado desde el 2021. Ya expresamos en julio del año pasado nuestro total y absoluto rechazo ante esta paralización, porque sigue dejando desprotegidos frente al humo del tabaco a la sociedad en general y a los menores en particular. También por la pérdida de oportunidad de poner a España a la vanguardia mundial de la lucha contra el tabaquismo con una nueva ley antitabaco tan ambiciosa como necesaria.

Lamentablemente España es “el estanco de Europa”, nuestros vecinos no vienen a por una cajetilla sino por cartones y cartones debido al ridículo precio del tabaco en nuestro país comparándolo con países vecinos.

Es muy importante el objetivo de llegar a la siguiente generación libre de humo por lo que hay que trabajar con y para los jóvenes, desarrollando “nuevos espacios sin humos digitales”.

Ponemos de manifiesto la influencia de los medios sociales y las plataformas en la normalización del consumo de tabaco y productos asociados al mismo y su correlación con una mayor incidencia en el consumo de tabaco. Por ello, reclamamos un plan integral de tabaquismo y que, la nueva ley de tabaco regule la publicidad y promoción del tabaco y sus productos asociados en estos medios sociales y plataformas.

Hay que buscar alternativas al ocio en los jóvenes entre 16-21 años ya que el ocio domestico está dominado por las pantallas. El 67% considera que ver películas o series es una de sus principales alternativas de ocio casero, mientras que para el 62,6% lo son las redes sociales. El 97,5% es usuario habitual de al menos un servicio de medios sociales, y el 77,1% de al menos una plataforma de video a demanda.

En ese sentido, el propio borrador del nuevo Plan Integral de Prevención del Tabaquismo compartido por el Ministerio de Sanidad, y que está pendiente de aprobación, establece como el punto central en su estrategia que “es necesario romper el nudo tabaco-ocio”. Sabemos que la exposición directa tanto a campañas publicitarias y product placement (colocar el producto), así como la visualización de personajes públicos que aparecen fumando en los medios o el cine, ha demostrado ser un facilitador del inicio del consumo de tabaco u otras formas de inhalación de humo en población joven. Queremos generar un movimiento de jóvenes que impulsen la primera generación europea libre de tabaco mediante: acciones de información y sensibilización a los jóvenes.

Decimos esto porque el tabaco tradicional sigue ocupando una parte importante y problemática del consumo juvenil: un 33,2% hace un consumo al menos mensual y siguen teniendo actitudes positivas hacia el tabaco en porcentajes significativos. No obstante, las actitudes hacia las nuevas formas de consumo son mucho más positivas: es mejor porque no deja malos olores (53,1%), es más fácil dejarlo (51,4%) o que es una buena forma de compartir experiencias con amigos (37,6%). Destaca que el 57,2% de los jóvenes creen que está de moda porque lo hacen actores, streamers, influencers, etc.

El 82,5% de los jóvenes ha tenido al menos una forma de exposición al tabaco en plataformas o medios y el 83% ha tenido al menos una forma de exposición al vapeo o cachimbas. Esto implica que el 91,3% del total de jóvenes han tenido una exposición a una forma de inhalación de humo, vía medios sociales o plataformas, en los últimos 30 días. Esta exposición está fuertemente correlacionada con el consumo, tanto de tabaco como de nuevas formas de inhalación de humo. Entre las personas que han tenido esta exposición hay más del doble de fumadores.

Uno de los temas de más actualidad y de mayor controversia a la hora de hablar de la deshabituación tabáquica ha sido el impacto de los nuevos dispositivos para fumar, como es el caso de vapeadores y cigarrillos electrónicos que los podíamos denominar como “el caballo de Troya de la industria tabaquera”. Su uso se ha expandido rápidamente porque están acompañados de la idea de que podrían resultar una alternativa eficaz para dejar de fumar. Sin embargo, ya se ha demostrado que esto no es así y que por el contrario pueden ser la puerta de entrada hacia el consumo de tabaco. Los primeros cigarrillos electrónicos se comenzaron a comercializar en España desde el 2016, por lo que aún no existen estudios que investiguen sus efectos a largo plazo. No obstante, ya podemos afirmar que tienen efectos perjudiciales en el corto plazo, en estos productos se han encontrado sustancias clasificadas como cancerígenas, en concreto en los líquidos y aerosoles que utilizan. No hay que olvidar que se ha intentado asociar estos productos con la idea de que el vapor de agua es inocuo, pero debemos ser conscientes de que estos productos no generan vapor, sino aerosol; es decir, pequeñas partículas sólidas suspendidas en un gas que, al inhalarse, fácilmente pueden quedarse atrapadas en nuestros pulmones, exponiéndose a una variedad de productos químicos perjudiciales.

Además, se han descrito numerosas intoxicaciones y efectos adversos, algunos de ellos severos. Igualmente, sabemos que su utilización genera emisión de nicotina y sustancias cancerígenas que pueden contaminar los espacios cerrados, con los consecuentes riesgos por exposición pasiva, es decir, sin consumir el producto. En este sentido, a pesar de que estos productos pueden no contener nicotina, eso no los excluye del resto de sustancias nocivas que liberan tras su uso. En cuanto a su éxito como herramienta para dejar de fumar la realidad es que no resultan eficaces a medio y largo plazo. Pocos fumadores acaban sustituyendo completamente el consumo de tabaco por el vapeo y rara vez este cese es definitivo.

¿Cuál es entonces el impacto en la salud de los Vapeadores y los nuevos dispositivos para inhalación de humo y aerosoles?

Los cigarrillos electrónicos y vapeadores son las alternativas al tabaco más conocidas, pero hay otros nuevos dispositivos para fumar que también han crecido en popularidad y que es importante tener en cuenta.

Estas nuevas formas de inhalación de humo y aerosoles estarían divididas en tres grandes categorías: Cigarrillos electrónicos: Los cigarrillos electrónicos son dispositivos alimentados por baterías que las personas usan para calentar líquidos y así obtener un aerosol que se puede inhalar. También se les llama cigarros electrónicos, e-cigs, vapeadores, “vapers” o vaporizadores. El aerosol inhalado puede contener nicotina, saborizantes y toxinas, incluidas las que causan cáncer. Entre los jóvenes se ha observado un importante aumento del uso de cigarrillos electrónicos, a lo que hay que añadir que muchos de los adolescentes que utilizan estos productos suelen fumar también. Tabaco por calentamiento (PTC): Según la OMS, son productos de tabaco procesado que son calentados en lugar de sufrir combustión. Al calentarlo producen aerosoles que contienen nicotina y otras sustancias químicas, que son inhaladas a través de la boquilla. Los PTC (o HTP según sus siglas en inglés) imitan, en definitiva, el comportamiento de fumar de los cigarrillos tradicionales mediante el uso de dispositivos electrónicos de calentamiento.

Aunque el consumo de tabaco por calentamiento todavía es minoritario en España, no hay que perderlos de vista, ya que, según el Comisionado para el Mercado de Tabacos, su consumo se ha multiplicado desde que se lanzaron al mercado. Además, los estudios existentes destacan la toxicidad del producto y de las emisiones que genera al ser consumido. En cuanto a su composición, los PTC son similares a un cigarrillo convencional, contienen nicotina y otras sustancias que pueden tener implicaciones para la salud al ser sometidas a altas temperaturas. Pipas de agua: Las pipas de agua, también conocidas como shishas o cachimbas, son dispositivos que se usan para fumar un tipo especial de tabaco con diferentes sabores. Se coloca el tabaco o mezcla de hierbas sobre carbón u otro combustible para que se queme y el humo que se genera se aspira a través de un manguito de goma con boquilla que atraviesa el agua. Como una sesión de cachimba puede durar hasta 80 minutos, un fumador puede dar de 50 a 200 caladas, en comparación con los cigarrillos, que se fuman en 5-7 minutos y pueden acabarse en 40-75 caladas. La cantidad de humo inhalada equivale al humo de 200 cigarrillos.

Según un reciente estudio, uno de cada cinco jóvenes de nuestro país fuma con alta frecuencia cachimbas o shishas. Y es que no se trata de algo ocasional: el 20% de los jóvenes españoles que fuma en pipas de agua lo hace a diario y otro 35% enciende al menos una pipa de agua cada semana. La evidencia recogida hasta el momento ha observado que su uso aumenta el riesgo de cáncer de pulmón en un 122%, pero también el riesgo a padecer de cáncer de esófago. Por otra parte, producen alteraciones en las funciones pulmonares y cardiacas, así como afectaciones en la cavidad bucal.

La Asociación Española Contra el Cáncer ha podido analizar diferentes cuestiones relacionadas tanto con el consumo de tabaco tradicional como con las nuevas formas de fumar, así como su relación con el impacto mediático al que los jóvenes se ven sometidos para incitar a su consumo. Y lo que es más preocupante, esta exposición está fuertemente correlacionada con el consumo, tanto de tabaco como de nuevas formas de inhalación de humo. Entre las personas que han tenido esta exposición hay más del doble de fumadores (53,1%) que entre aquellos que no han tenido esta exposición (24,5%). Todos estos datos urgen a actuar en tomar medidas para ampliar la legislación existente, de manera que sea capaz de regular y proteger a los jóvenes en estos espacios donde no está siendo suficientemente efectiva, así como para equiparar las nuevas formas de inhalación de humo y aerosoles con el tabaco tradicional, pues estamos hablando de un hábito de consumo que implica serios peligros para la salud pública, y cuya promoción se puede encontrar, tal y como hemos visto, de manera masiva en los espacios digitales.

Termino estas palabras como las empecé, recordando a la población que el tabaco es la primera causa de invalidez y muerte evitable.  Y recordando a los fumadores, especialmente a los jóvenes fumadores, que “tienen una relación tóxica y ellos no lo saben”.

En nuestras manos está lograr vencer esta enfermedad.

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