Con perdón por lo que a partir de ahora relatamos. Hace 64 años, justo este mes de agosto, el artista denominado conceptual Piero Manzoni puso a la venta 90 latas cerradas y que contenían sus propios heces, numeradas del 1 al 90. El título de la obra era Mierda de Artista y formaba parte de la tendencia épater le bourgeois (epatar al burgués, dejar al burgués atónito) de una serie de creadores acostumbrados a todo tipo de provocación.
La transgresión llega a llevar al sentido común al extremo de tesión. Sin ir más lejos, en la última Feria Arco de Madrid hubo un lavavajillas cargado de platos con rostros de políticos como Trump, Musk, Milei o Meloni, bajo el título "Blanqueamiento". El urinario ha sido uno de los objetos que han trascendido su funcionalidad para converirse en arte, y de hecho el urinario ha sido escogido por distintos colectivos como una de las obras más impactantes del pasado siglo, la pieza llamada Fuente firmada por Marcel Duchamp en 1917. En el Guggengeim de Nueva York, el retrete de oro del italiano Maurizio Cattelan llegó a ser autorizado para el servicio público.
La escatología se ha instalado de tal manera en nuestra desvalorizada sociedad que durante el presente verano se ha puesto de estúpida moda el denominado "reto viral de hacer caca en piscinas", hasta el punto de que más de 400 recintos en España se han visto obligados al cierre hasta el desalojo de las boñigas, la hípercloración para la desintegración de todo resto, la constatación de los niveles normales y la nueva apertura.
El factor que define el reto es la actitud deliberada de dejar sus detritos en los vasos de agua públicos, no cuenta como tales los descuidos de niños. Ha de ser intencionadamente, como un desafío (estúpido) por el que, tras apuestas en redes, se sueltan las heces e incluso se tiene la desfachatez de avisar de tan horrible hallazgo a los socorristas.
A partir de ahí, llega todo el protocolo de emergencia para evitar riesgo para la salud pública, y es que la imbecilidad suelta con los excrementos millones de microorganismos que pueden provocar patologías incluso graves.
Una población que ha sufrido el cierre de las piscinas públicas por la presencia de heces en las aguas ha sido la de Binéfar, en junio en la primera ocasión y hace una semana, en que se hallaron deposiciones en los vasos infantil y "el lago", lo que suscitó el desalojo inmediato de las piscinas y la aplicación de todas las medidas sanitarias precisas, explican fuentes municipales. La actuación con toda la diligencia, aun con todo, no pudo determinar si el origen ha sido voluntario y por tanto se trataba del "reto viral de defecar en las piscinas" o simplemente un suceso contingente. En estos días de altísimas temperaturas, ocasiona una incomodidad... y mucho asco. Obviamente, en el momento en el que han abierto existían todas las garantías de higiene y de salubridad.
Este reto, muy viralizado hasta el punto de que han podido ser más las poblaciones que lo hayan sufrido, está ocasionando que, en distintos lugares de España, ya se haya especificado esta práctica como una falta que conlleva sanciones administrativas que sean disuasorias con multas de hasta medio millón de euros además de la expulsión de los cochinos de las instalaciones durante años.