Este año 2023 se cumplen 40 desde que se recuperó el Carnaval en Huesca, iniciativa en aquel 1983 de la Peña La Parrilla (el Ayuntamiento adujo problemas de tiempo y económicos) y cuyo éxito marcó en las ediciones posteriores que se incorporaran a la organización el resto de las peñas recreativas y el propio consistorio.
Ante la idea de la peña que presidía Jesús Manuel Vitalla, la Comisión de Cultura del Concejo respondía que no se podrán asignar grandes partidas presupuestarias en esta primera edición, pero daba su conformidad, a la vez que pretendía que se involucraran todas las peñas recreativas. La austeridad marcó una carrera contrarreloj, que incluyó un taller de confección de máscaras, caretas y disfraces a cargo de profesores y artistas de Bellas Artes y Artes y Oficios de Zaragoza en los locales de la Escuela Municipal de Jota, los días 19 y 20 de febrero.
El programa establecía que las personas que quisieran intervenir en los concursos con motivo de estas carnestolendas habían de inscribirse en el local de la Peña La Parrilla en la plaza Luis López Allué, 5-3º, para tener la posibilidad de acceder a alguno de los tres premios que se entregarían, de 20.000 pesetas a la comparsa más numerosa, de 10.000 a la mejor ataviada, y de 5.000 al disfraz más original.
Los actos comenzaron a las 7 de la tarde del 26 de febrero, con el encuentro con el “Dios Carnaval” y su séquito, y los ciudadanos eran recibidos en la confluencia de las calles Costa y avenida Monreal. A las 19:30, cabalgata presidida por el Carnaval y su cortejo, con recorrido por el Coso Alto y Porches de Galicia para desembocar en la plaza de Navarra. A las 11 de la noche, en la plaza López Allué, acto de “juicio-ejecución” y posterior quema del muñeco de carnaval. Media hora más tarde, Gran Verbena de Disfraces hasta que el cuerpo aguantara. Lógicamente, se pidió a los conductores que retiraran los coches estacionados en el Coso Alto de 18 a 20 horas.
El escritor y experto en temas esotéricos Ángel Gari y la empresa Lamusa fueron dos colaboradores excepcionales del redivivo Carnaval, que se presentó en medio de un clima frío, pero “la estufa” vino por el calor popular, que llenaba el Coso Alto para ver en primer lugar la figura del “Cacique” que acabaría ardiendo en López Allué. La verdad es que los espectadores quedaron admirados por las escenas alucinantes que configuraban las comparsas, incluso algunas tétricas como es el caso de un grupo que simulaba accidentados auxiliados por enfermeras. Las brujas alegres y extravagantes son otra opción, y los niños van ataviados con figuras animales, con árboles, personajes populares y también con trajes de época. Para ser la primera ocasión en que se celebra, esta iniciativa de La Parrilla fue un rotundo éxito.