El Padre Pedro Aguado Cuesta, obispo de Huesca, derrochó no sólo simpatía sino también empatía con los niños en la celebración del Corpus Christi en la Catedral de Santa María oscense.
El prelado escolapio sorprendió iniciando la homilía a pie llano, por delante del altar, renunciando a pronunciarla desde su Cátedra, algo inhabitual en la iglesia oscense.
A continuación, para añadir espíritu innovador y cercano a la proximidad física directa con la feligresía, el Padre Pedro comenzó proclamando el estatus de los pequeños que habían disfrutado de la Primera Comunión. "Me vais a permitir que me dirija en primer lugar a las autoridades". Unos segundos de silencio a la espera de que el obispo encaminara sus primeras palabras hacia los concejales y los representantes de las cofradías además de otros miembros de la Iglesia.
En un giro inesperado de los acontecimientos, el escolapio bilbaíno desveló quiénes son las autoridades: "Ellos -señalando hacia la derecha- y ellos -a su izquierda-". Ellos eran las niñas y los niños que este año habían tomado la Primera Comunión y habían sentido, adujo, por vez primera "a Jesucristo en su ser", en su interior.
Posteriormente, el Padre Pedro entregó directamente la forma a los pequeños mientras los sacerdotes Nicolás López Congosto y Juan Carlos Barón hacían lo propio con el conjunto de la feligresía.
Y, para concluir, una imagen espectacular las que les ofrecemos: un niño saluda con ademán marcial al obispo, que le replica a su vez con similar gesto. Lo que no sabemos es quién dijo "a sus órdenes a quién", pero la imagen es simpática e imaginativa.
Como le dijo a este cronista un periodista de revista nacional, este obispo "es una caña" y nos "va a dar grandes glorias". Además de por sus obras, por sus gestos los conoceréis. Y este tipo de lenguaje del Padre Pedro, de momento, no pasa inadvertido y es celebrado por muchos. Un aire de frescura ha entrado en la Diócesis de Huesca.