En EL DIARIO DE HUESCA nos sucede lo que a Eduardo Galeano. El uruguayo aseguraba que le gustaba "la gente sentipensante, que no separa la razón del corazón. Que siente y piensa a la vez. Sin divorciar la cabeza del cuerpo, ni la emoción de la razón". De ahí que nuestra sensibilidad se haya elevado por encima del termómetro con uno de los símbolos más hermosos que pueda acoger el ser humano: aquel que a su significado intrínseco une la personalización de la vivencia. Es el caso del primer obsequio que hemos recibido en nuestra redacción: un San Pancracio. Pero no es un San Pancracio cualquiera.
Marco Pascual, viajero y escritor, autor de "La rebelión de los complacientes", ha acudido a nuestra redacción para obsequiarnos con tres grandes regalos: su amistad, sus deseos y un presente de la persona a la que más ha querido en esta vida, su madre Irene. En la agonía de Irene, Marco nos invadió con sus hermosos sentimientos en redes sociales, desgarradores, intimistas, edificantes, trascendentes. Reservado a "gente sentipensante". Marco ha continuado proyectando el recuerdo de su madre, que tanto nos enternecía en sus bailes con la alegría de Ubiely, en el posado de ambas en monumentos y desttinos turísticos. Y nos ha hecho partícipe de la remembranza.
Irene le regaló una figura de San Pancracio a Marco. Era su manera creyente de apoyar a su hijo con el icono de la buena fortuna, del trabajo y la salud. Con la bendición de madre, quien ha recorrido decenas y decenas de países se ha incorporado a un trabajo estable en Barbastro y, por tanto, considera que el santo ya ha cumplido su encomienda. Como se hacía antiguamente con las Vírgenes Abrideras en Tríptico, ha querido trasladar la suerte y la fortaleza que representa el martirizado por decapitación en el año 304, cuando apenas rebasaba los 15 años de edad. Pancracio, en griego, significa "el que lo sostiene todo". Virtud, fe y visión de futuro. Marco Pascual y EL DIARIO DE HUESCA, unidos para "La rebelión de los complacientes".