La montaña más elevada de toda La Hoya y de las que componen las 12 Cimas, 12 Retos de los Javieres, el Tozal de Guara, añadió a su exigencia implícita unas condiciones meteorológicas extremas que rodearon de atmósfera épica los 23 kilómetros desde Nocito hasta la cumbre tras vadear en varias ocasiones el barranco de Pillera, descalzarse, mojarse y sobreponerse a todas las adversidades.
La jornada dominical del Club de Montaña Javieres arrancó entre la incertidumbre de las previsiones y concluyó entre las certezas del cansancio y la satisfacción por un ambiente que soportó la lluvia, el granizo y el paso por el río.
La circular desde Nocito se aproximó al Barranco de Pillera, exuberantemente caudaloso, y tocó poner a remojo los pies y vadear el río e siete u ocho ocasiones. hasta iniciar la ascensión al Collado de Chemelosas y posteriormente Petreñales. La intención era transitar por la pedrera, pero la severidad de las condiciones recomendó cambiar por un firme menos duro para afrontar la Ruta del Abadejo.
Justo cuando la treintena de deportistas hollaron los 2078 metros de Tozal de Guara, el cielo del Prepirineo aragonés, se cerró el firmamento y comenzó la lluvia y, posteriormente, el granizo fino pero molesto. Los chubasqueros se convirtieron en una protección excesivamente fina, mientras algunos habían previsto la situación y portaron paraguas. En la bajada, transitaron por el Collado de Vallemona para alcanzar el refugio de Fenales y, una vez en Nocito, con el final de chaparrón, Casa Lardiés, donde se secaron y disfrutaron de un pellizco de cava que llevó, como es tradición, una montañera que alcanzó por vez primera el Tozal de Guara. Un bautismo meritorio en un desnivel positivo y descendente de 1.300 metros. Reto cumplido en medio de adversidades.