"¡Queridos hermanos y hermanas: ¡Feliz Pascua!" Las últimas palabras del Papa Francisco en la Plaza de San Pedro cayeron con preocupación en la mente de Alberto Ibor y su pareja, Paola. Desde hace cuatro años, el oscense pasa la Pascua en Roma y en el Vaticano. Tras la felicitación, prosiguió su ceremonia el maestro de ceremonias, Diego Ravelli.
Pero fue su mensaje: todo su magisterio social y espiritual, con llamamientos a la paz, a la defensa de la vida frente al aborto y la eutanasia, al respeto y auxilio para los migrantes, para los cristianos perseguidos y para los aquellos que sufren las guerras.
Alberto y Paola apreciaron la diferencia ambiental respecto a años precedentes. "No era el júbilo de otras pascuas, se apreciaba un ambiente de preocupación, de inquietud por la salud del Papa. Cuando pasó con el Papamóvil junto a todos nosotros, hubo un momento de alivio, de esperanza. Movía las manos y saludaba con su naturalidad habitual".
La dificultad en la expresión del pródigo orador que ha sido Francisco retornaba la preocupación. Alberto y Paola saludaron a Antonio Pelayo, el mítico corresponsal en el Vaticano de La 1 y Antena 3 Televisión. Le conocieron en 2024. Compartieron su realista visión de que el Papa se estaba apagando. Esta mañana, la capital italiana se ha despertado de luto y ha comenzado a cancelar celebraciones. De hecho, Paola y Alberto preveían asistir al aniversario de la fundación de Roma, que ha quedado suspendida.
En el recuerdo, el último tuit del Pontífice Francisco: "¡Cristo ha resucitado! En este anuncio está contenido todo el sentido de nuestra existencia, que no está hecha para la muerte, sino para la vida".
Paola y Alberto apuran sus días vacacionales antes de retornar a sus puestos de trabajo en Madrid. Ya no es la misma atmósfera, asegura Alberto. Están viviendo la historia por el lado de la tristeza justo en los días llamados a ser de la alegría.