"Un museo difuso, extendido". Huesca ya alberga, en concreto el Hotel Abba Huesca, la "sala 61" del Museo del Turismo, iniciativa del vallisoletano Alberto Bosque que pretende convertirse en un relato a través de imágenes, de objetos y de piezas únicas en torno a una de las dos actividades fundamentales del ser humano: el ocio convertido en un prodigioso nexo de relaciones humanas con valores tendentes a la búsqueda de la felicidad.
Pasadas las 17 horas, Ernesto Céspedes, uno de los integrantes de la asociación del Museo del Turismo, ilerdense, con una extraordinaria colección de valiosos objetos entre los que destacan fotografías de principios del pasado siglo y libros, ha llegado al Abba Huesca para proveer de contenido la Sala 61 del Museo del Turismo. Como reza en la placa que ha colocado Manuel Solanilla, director del hotel, "es una iniciativa sin finalidad de lucro, cuyo objeto es divulgar y honrar la historia del turismo". Se facilitan también los cauces para visitar exposiciones virtuales, leer artículos sobre la historia del sector y disfrutar a través de la web y redes sociales de las 103 salas que en estos momentos se extienden por el mundo.
Céspedes y Solanilla han mostrado su satisfacción por esta sala que se renovará habitualmente, y es que Ernesto Céspedes es un coleccionista que atesora verdaderas joyas. Explica que "es importante que la gente conozca las formas de turismo de la historia a través de libros, de fotografías y de otros objetos. Parece como si el turismo sólo tuviera futuro y hubiera de pensar en el futuro, pero tiene mucho pasado que hay que honrar".
Alberto Bosque Coello, el gran muñidor del Museo del Turismo, trabaja en la Junta de Castilla y León, en concreto en la consejería del sector. Recuerda el germen. "Recibí un día el regalo de la primera Guía Michelín de España y Portugal de un belga que me dijo que era el único español de los que conocía que era capaz de valorar estas cosas. De hecho, la mitad de la cultura turística de este país está en la basura". Allí brotó "un proyecto que empezó en España y ahora está sostenido por gente de todo el mundo. Es un museo difuso, extendido, que se abre lo mismo en hoteles que en museos de otras materias". Se expande por 14 países a través de pequeños expositores, con el hilo conductor del turismo pero puede estar alojado en museos que pueden ser de turismo religioso o taurino, por poner dos ejemplos. Su crecimiento en cinco años ha sido muy importante, y es que ya son 17 los idiomas en los que se expresa en redes sociales.
Bosque pone en valor la aportación de Ernesto Céspedes, "que es un coleccionista fantástico", un voluntario de entre los 400 que hay en todo el mundo y que tiene importantes fotos, tickets, entradas y otros materiales. Es la tercera sala en un hotel de Abba, después de los de Gijón y Salamanca. Algunas otras también se alojan en lugares emblemáticos, como la 100 que conmemora el Centenario de la compañía de transportes de viajeros Alsa, en Oviedo.
La Asociación no maneja movimiento económico. Apenas una exposición de carteles antiguos de las Expo en Extremadura ha permitido ingresar unos modestos emolumentos, y que también se mostró en Barajas . Desenvuelven sus comunicaciones por sendos wasaps grupales en los que alojan noticias y comparten descubrimientos de objetos de valor. Entre muchos de ellos no se conocen personalmente, aunque otros se ponen cara en eventos como la Feria de Berlín.
Las alianzas con las que se instalan las salas, que también son tan variadas como una vitrina (el caso del hotel oscense), una estancia o incluso un museo entero son extraordinaiamente variadas. Están habilitadas, por ejemplo, en los Museos del Turismo de Noruega, de la Hotelería de México o de las Gasolineras en Italia, cerca de Milán.
Ya son 103 por los catorce países, pero la perspectiva avanza hacia un par de centenares más abriendo, incluso, la perspectiva de más naciones. Y en la provincia de Huesca se está pergeñando otro para un futuro próximo. Pero el misterio es también parte del atractivo turístico. Continuará...