Ya está en plenitud después de ser reconstruido uno de los grandes encantos turísticos del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, un punto del cauce del río Alcanadre que atrae desde hace muchos años a multitud de bañistas, lo que obligó hace nueve años a limitar el aforo mediante la adquisición de entradas a 3 euros del ala, salvo los menores de seis años que tienen acceso gratuito.
Bierge es un espectáculo de término municipal en sí mismo. En su entorno, atractivos como la Fuente de Tamara o El Puntillo son hitos en medio de paisajes de almendros y de olivos, y en medio el cauce del Alcanadre.
En su arquitectura con estilos góticos y escudos heráldicos que conducen a la riqueza del siglo XVIII, en sus templos como la Iglesia de San Fructuoso o la ermita de San Pedro de Verona, se encuentra el contexto para gozar de cuestiones placenteras como su exquisito aceite de su acreditado molino o el restaurante justamente valorado por los comensales. Para conocer y paladear el territorio, el Centro de Interpretación de la Sierra de Guara.
Popularmente, lo más reconocible para los turistas es el Salto de Bierge, que ha estado en jaque durante buena parte del otoño, el invierno y la primavera pasadas como consecuencia de los daños ocasionados por las tormentas del inicio otoñal.
La tardanza en su recuperación propició el nerviosismo entre los vecinos y empresarios de la zona. Superado el trámite de la Confederación Hidrográfica del Ebro, quedaba el informe del Insteituto Aragonés de Gestión Medioambiental (Inaga) cuando EL DIARIO DE HUESCA advirtió de la situación. El movimiento económico en torno al Salto es importante y una buena parte de la presa estaba inhabilitada, con lo que la espectacular lámina de agua también se encontraba mermada.
Finalmente, el contrato, al ser menor, se adjudicó hace semanas y las obras comenzaron a mediador de junio. En pocos días, "niquelado". Hubo que desviar el agua por el antiguo canal para poder trabajar en el labio afectado.
La demora, más allá de las cuestiones administrativas, obedeció durante la primavera a las abundantes lluvias que impedían una disminución de caudal, pese a que los permisos estaban concedidos.
El Salto de Biarge ya ha sido probado por centenares de bañistas en esta temporada. Aunque julio no es precisamente el mejor mes en cuanto a afluencia (agosto y septiembre prácticamente llenan el aforo), esta prueba de fuego para los valientes, sin una exigencia de gran riesgo, ya está a disposición para contener la respiración y zambullirse en las limpias aguas de Guara.