Alejandra Andreu, de Lanaja a Televisa en México: "Aquí hay muchas más oportunidades que en España"

La periodista, cómica, modelo y actriz protagoniza la telenovela "Mi secreto" en la principal televisión mexicana

17 de Agosto de 2022
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Alejandra Andreu saluda a Lanaja desde México

“Nueva York-París-Lanaja. Acordaos: Nueva York-París-Lanaja. Viva San Lorenzo, viva Huesca y viva España!” Juanma Abad, najino, saludaba así el sábado por video en la celebración laurentina en el Castizo de Ciudad de México. Junto a él, Alejandra Andreu, también de sangre de Lanaja aunque naciera en Zaragoza. “La coincidencia con Juanma fue todo como mucha casualidad, yo digo causalidad. El fin de semana que nos ha dado fue súper bonito y estar con gente de tu tierra te llena el alma”.

De padre de Lanaja y madre de Zaragoza, ATS y podólogo Mariano, médica la madre, la hija ha salido viajera impenitente. Madrid, Japón, China, México. Le gusta la localidad monegrina. “De pequeña iba más, pero siempre que se puede tiendo a ir a las raíces, pero es cierto que mis abuelos fallecieron hace muchos años, mi padre es hijo único y siento como que ir le trae muchos recuerdos y añoranza, y él mismo no quiere volver más por esa tristeza, esa nostalgia”.

Alejandra Andreu, actriz, cómica, periodista, modelo, miss, ha tenido en poco más de treinta años una vida tan plena que no compartirla sería un leve delito para quien ama la comunicación. El diálogo es sereno y cordial, muy simpático.

Alejandra es una viajera irreductible. “Hace unos años, cuando me surgió la oportunidad de ir a trabajar a China y Japón, con 18 años, me di cuenta de que me encanta conocer el mundo, y a mí misma me prometí que iba a trabajar en el mayor número de continentes posibles. Obviamente, a lo que yo me dedico, el país en toda Latinoamérica con mayor proyección audiovisual, televisiva, actoral es México sin ninguna duda. Siempre lo tenía detrás de la oreja. Dije, voy a probar y me volví a España porque me salió un proyecto que me fascinaba en Telemadrid. Y, cuando quise volver, es curioso porque cerraron España el 15 de marzo, mi vuelo era para el 13. Tenía covid. Fui de los primeros casos en Madrid. En ese momento, no sabía que era covid. Retrasé mi billete. Si no, el 13 llego a un país extranjero en un mundo con pandemia. El covid me salvó para pasar la pandemia en España, porque, si no, hubiera estado en México desde el 20”.

En su primera irrupción en el país centroamericano, tuvo una sección de moda en un matinal, Hoy, en Televisa, y trabajaba también en un ‘Late Night Show’ haciendo ‘sketches’ de humor. “Realmente, como actriz, siempre me he dedicado a la comedia, que es lo que más me gusta”. En México, las audiencias se miden por millones.

“MI SECRETO”, UN GRAN SALTO

Su vuelta al mundo azteca ha elevado su nivel de popularidad. Y ha dado un salto del periodismo –aunque sigue presentando New Telehit, un programa de música- a la interpretación con la telenovela “Mi secreto”.

“Las telenovelas aquí duran seis meses de emisión. Es una barbaridad de episodios. Me encanta. Mi personaje no es de los protagonistas pero va apareciendo durante toda la trama. Es una inspectora de investigación, la inspectora jefe del departamento de Policía Nacional de Madrid. Es una trama que tiene que ver con España, con México, con un tema de drogas, usurpaciones de identidad, y yo realmente soy la inspectora que lleva el caso. Me gusta mucho porque, a diferencia de los papeles de comedia que había hecho antes, hacer un papel tan serio de una mujer que es inspectora jefe me gusta muchísimo y me pone en un punto de superación y de descubrir nuevas maneras de trabajar como actriz”.

Para otorgar el aire de circunspección que requiere el papel, el personaje tiene cargo y apellido, inspectora Álvarez, no así nombre. “No se sabe el nombre porque quieren dar esa sensación de inaccesibilidad, de distancia, todos me llaman inspectora-jefa o inspectora Álvarez. Nadie me llama por mi nombre de momento”.

La vida de Alejandra, a sus 32 años, le ha llevado por derroteros insospechados y zigzagueantes, pero siempre con rumbo firme. Estudiante en Zaragoza, Dama de Honor en Miss España, periodista e intérprete. “Mi formación como actriz fue en unos cursos en Madrid y realmente en México. Yo soy periodista por la Complutense y la vida me llevó por la interpretación, pero yo nunca quise ser actriz. No es que soñara con ser actriz. Quería ser periodista. Pero la vida me ha llevado por estos lares y me he ido formando en función de los trabajos que he ido asumiendo”.

Como periodista de la Complutense, compara inexorablemente ese nuevo mundo que realmente es México en la profesión y que se abre permanentemente aunque tenga pendientes cinco meses de grabación de “Mi secreto”. “Ahora mismo estoy bastante abierta a posibles ofertas y proyectos. Hay algo que no puedo decir, pero es probable que vaya a otro programa de Televisa, aunque no lo tengo cerrado. Aquí hay muchas más oportunidades más que en España. A nivel estadístico, enciendes el televisor y en un programa hay muchísimas presentadoras, distintas y eso da cabida a muchas más posibilidades. No es como en España que siempre está la misma presentadora o presentador los 365 días del año salvo las tres semanas de vacaciones que ponen a un sustituto. Constantemente hay mucho movimiento. Cambian tertulianos y presentadores. En el programa que hago de música, lo presentamos dos personas. Es un magasín de media hora y somos seis presentadores distintos y nos vamos cambiando. Cada día, cuando pones el televisor, nunca sabes qué personaje va a tocar. Eso también da mucha frescura a la hora de un programa en un formato de música. En España lo haría una y gracias”.

La inmersión cultural en el país de acogida es una condición que Alejandra asume con naturalidad. “En la novela, yo soy un personaje español. Tomo clases de lo que ellos llaman neutralización de acento para hablar mexicano. Es más complicado de lo que parece, porque es la colocación de la lengua en distintos puntos del paladar. Tienes que reeducarte a hablar y yo, con 32 años, es un tema, pero es otro ‘challenge’, otro punto de ponernos a prueba. Allá donde fueres, haz lo que vieres. Si vas a otro país a trabajar, tienes que adaptarte a las cosas que hay. Aunque les gusta tu acento, para facetas televisivas no aceptan el español en nuestro acento”.

Su adaptabilidad es fruto de su experiencia. Tiene en el ordenador un Excel con expresiones, palabras, verbos… Ha convivido a través de los certámenes de belleza con amigas latinas. Su vis cómica, con habilidades para la imitación, le ayuda. Pero constantemente hay que saltar barreras. “Todos hablamos español, pero no castellano. Tenemos muchísimas diferencias lingüísticas y a mí me encanta el humor, la comedia y me da igual, pero te llevan a algunos puntos que se te quedan mirando porque dices algo que en el país es malsonante, o tiene que ver con algo sexual y se quedan cortados. Hay que tener cuidado de cómo se habla porque hay muchas diferencias”.

“APAPACHADA”

“En México, son acogedores, no sé si por el hecho de ser nosotros españoles. Su cultura es increíble. No sólo gastronómico, a nivel artesanal me alucinan. Tienen una riqueza cultural espectacular. Es un país muy interesante. Hay de todo. Sí es cierto que hay personas que no les hacemos ninguna gracia, pero el mayor porcentaje de la gente es al contrario. Todo el mundo dice: ¡ay, me encanta tu acento, qué bonito hablas! Te tratan bien. Hay un verbo que es muy mexicano que es “apapachar”, que me encanta, que es de protección, cuidado, que no te falta de nada, de mucho amor. Te sientes apapachado”.

En su integración, Alejandra se muestra autoexigente porque entiende que la franqueza sin doblez aragonesa dificulta algo. “Como aragonesa, soy más bruta que un arado, y muy seca, y eso la gente se cree que estás enfadada o eres maleducada. Y es el punto en el que te expresas natural y la gente piensa que estás enfadada o te pasa algo o estás agrediendo. Eso quizás es más por aragonesa que española. Aquí es lo contrario. Vas por la calle, te pierdes, preguntas y esa persona por educación no puede decir que no puede ayudarte. Te manda a otro sitio aunque sea equivocado, pero no puede decirte que no sabe porque es de mala educación. Esas cosas me cuestan, pero el fondo es por algo bonito, no por fastidiar”.

LOS CONCEPTOS DE LA BELLEZA

¿Próxima estación en el tren de Alejandra? “Por proximidad, el continente más cercano podría ser Estados Unidos aunque es América. Dentro de a lo que me puedo dedicar, haber trabajado en Europa, en Asia, en América… Seguramente este año voy a hacer un trabajo en África, si me cuadra con la grabación de la novela. Estoy muy emocionada porque todavía no he visitado África”.

Alejandra Andreu huye de cualquier complejo. Defiende la naturalidad y la diversidad cultural, incluso en un asunto en ocasiones espinoso. “El concepto de la belleza aquí, y en España no tiene nada que ver, es muy distinto. Aquí no sé si tiene que ver con influencia de Estados Unidos o es propio de aquí, pero pones la televisión y las mujeres están muy operadas, muy producidas, muy maquilladas. Es todo como mucho, mucho. Siento que en Europa y en España no abogamos tanto por eso. Yo soy más partidaria de lo que es la belleza para nosotros. He vivido mucho en Asia, Japón, y allí es cuidarse mucho la piel, la salud, no ir muy maquillada, comulga más con eso. Pero sí es cierto que tener un certamen de belleza no trae ese punto tan criticado como en España. Yo abogo por que todos somos bellos y nos tenemos que amar, soy muy espiritual, holística y respetuosa. La gente que critica los certámenes de belleza es porque realmente no sabe lo que son. Desde mis 18 años no sólo he participado, sino que he trabajado organizando certámenes. En un certamen de belleza, lo más importante no es la belleza. Lo que promulga es ese punto de cultura, de unión de distintas mujeres, de apoyo entre ellas. Por supuesto que va a ganar una mujer bella, porque todas las que van son bellas, pero es algo muy subjetivo: a uno le pueden gustar rubias, a otro morenas, a otro los ojos claros y a otro las piernas más largas. Pero depende mucho de cada uno. Una miss, para mí, es una embajadora de su cultura y sus costumbres. Es una manera en la que tú representas a tu país, viajas, trabajas, estás con gente maravillosa… Por supuesto que hay competencia, pero cada uno es como lo ve. Yo lo he visto como una oportunidad y un desarrollo personal. Cada vez más se está convirtiendo en algo así. Ahora Miss Universo permite mujeres que son mamás y están casadas. Antes estabas prohibido. Ahora tiene que ver con la belleza sino más cómo sea la persona, cómo se comunica y relaciona con otras, qué cultura e idiomas tiene. La gente que critica un certamen de belleza es porque no sabe lo que son”.

Su experiencia personal, en este sentido, resultó muy gratificante. “Yo estuve en España en el 2008, el último que se transmitió en Telecinco en el Marina D’or. Fui dama de honor y entonces, de las seis primeras, cada una iba a un certamen internacional. La primera solía ir a Miss Universo, la segunda a Miss Mundo, la tercera a Miss Internacional, la cuarta a Miss Reinado del Café… Cada uno de sus dueños está en una parte del mundo. Miss Mundo es Inglaterra, Miss Universo Estados Unidos y Miss Internacional es Japón. Por eso estuve trabajando mucho en Japón y China porque gané el certamen. Fui la única miss que ganó con 18 años. Allí trabajé en televisión, como modelo y haciendo anuncios. No podía trabajar como actriz porque la mayoría de las series eran de época y una aragonesa no pegaba en el elenco. Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. La primera vez fue en 2008 y la última en el 2014”.

En todo caso, sostiene una importante cultura del esfuerzo. “Mientras estudiaba en la Complutense, hacía 6 meses en Madrid y los otros 6 trabajaba en Shangai. Es una experiencia increíble, brutal. Es la mejor experiencia de mi vida. Con 20 años, solita en China. Hablaba con mis padres por skipe si iba bien internet y el skipe o llamando desde un Nokia a como 6 euros el minuto”.

Alejandra concede un papel fundamental en su vida a las dos personas que llenan su corazón. “Mis padres siempre me han impulsado mucho a volar, a ser independiente, a descubrir el mundo y a tener una gran experiencia de vida. En la Universidad aprendes mucho, pero donde más aprendes es en el día a día, arriesgándote, saliendo de la zona de confort. Sé que en el fondo de sus corazones les encantaría que estuviera en Zaragoza con ellos, pero quieren lo mejor para mí. Hablo con ellos todos los días, nos contamos todo… Ahora es más fácil con todas las tecnologías que hay. Cuando estuve en China vinieron a verme dos veces, y ellos también dicen que gracias a mí han recorrido mundo con la excusa de verme. Tengo unos padres increíbles, mi madre médica, mi padre es ATS y podólogo”. Nadie más ocupa su arcón sentimental. Y es que “todavía nadie me ha puesto el anillo”.

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