El incendio próximo a la ermita de Arraro continúa activo en estos momentos y el helicóptero para su extinción ha llegado apenas hace una hora, que da un alivio a los vecinos de los pueblos próximos que contemplaban con preocupación e impotencia la perpetuación del fuego y la inexistencia de recursos que pudieran aplacarlo. Algunos de ellos, de hecho, estaban frente a la zona de las llamas a las cinco de la mañana, inquietos por el patrimonio no sólo natural sino también sentimental amenazado.
El puntal de Arraro, que es la zona en la que permanece vivo el fuego, es también parte fundamental de la memoria viva de los habitantes de Guara. Este miércoles, el impacto de un rayo ha provocado el incendio en una zona que es básicamente inaccesible salvo por medios aéreos, que no han podido actuar hasta la mañana. La proximidad de Calcón debiera facilitar los trabajos.
El aliado que ha encontrado la próxima ermita de Arraro, románica del siglo XI y con una historia fascinante, ha sido la lluvia. La misma tormenta que ha lanzado el rayo que inició la chispa ha sido la que dotó a la naturaleza de la autodefensa para evitar que el incendio se propagase más.
Por el propio lugar en el que se ha producido el incendio, la incertidumbre era máxima. De haberse expandido por el viento o por condiciones adversas, a varias generaciones de personas que han respirado el aire de Guara se les habría ido para siempre un paisaje único, diferencial, quizás el más singular de la provincia de Huesca, incluso más allá del desierto de los Monegros o los paisajes alpinos del Pirineo, todos magníficos.
De ahí que algunos de los congregados con sus tractores para apreciar la evolución del fuego hayan recordado los tiempos en los que las instituciones cuidaban los caminos en los montes, hoy anegados por la vegetación y por la erosión, absolutamente inservibles y por tanto inútiles para afrontar siniestros de estas características. Una gestión forestal eficaz, en definitiva, que actúe antes para no tener que extinguir después con el daño que representa.