La Basílica de San Lorenzo, que fue clave para salvar el Santo Grial
La paradoja urbana. Entre el pavimento y los edificios, el bosque no nos deja ver los árboles. Y, sin embargo, ponen el oxígeno al recorrido en el Coso Bajo. Para que practiquemos el "capacismo".
Los cosos y su confluencia son el gran distribuidor de la monumentalidad. Vamos hacia la Catedral y hacia la Campana de Ramiro, el Monje. Siempre mirando hacia arriba. El sino de una ciudad trascendente.
Las Cuatro Esquinas, la encrucijada. Los cuatro puntos cardinales. Dos son cosos, otros dos el hacendoso septentrión y el exuberante meridión. Siempre hay para elegir.
Cosos en Huesca. En las comunidades, las consecuencias de la morosidad descritas por Marta García Hasta
Diputación Provincial de Huesca. Foto DRONNEA
Los Porches de Galicia (que no de la Comunidad Autónoma, válgame Dios la extemporaneidad) caminan hacia la Plaza de Navarra. Les esperan las musas y don Manuel Camo y Nogués (y también, quizás, Hacienda). Seguro, la Granja Anita.
El reloj que nadie ve. Banco Central que fue. Sólo lo atisban el Padre Huesca, divertido, y el dron. Reloj, marca las horas.
La Basílica de San Lorenzo, que fue clave para salvar el Santo Grial
La paradoja urbana. Entre el pavimento y los edificios, el bosque no nos deja ver los árboles. Y, sin embargo, ponen el oxígeno al recorrido en el Coso Bajo. Para que practiquemos el "capacismo".
Los cosos y su confluencia son el gran distribuidor de la monumentalidad. Vamos hacia la Catedral y hacia la Campana de Ramiro, el Monje. Siempre mirando hacia arriba. El sino de una ciudad trascendente.
Las Cuatro Esquinas, la encrucijada. Los cuatro puntos cardinales. Dos son cosos, otros dos el hacendoso septentrión y el exuberante meridión. Siempre hay para elegir.
Cosos en Huesca. En las comunidades, las consecuencias de la morosidad descritas por Marta García Hasta
Diputación Provincial de Huesca. Foto DRONNEA
Los Porches de Galicia (que no de la Comunidad Autónoma, válgame Dios la extemporaneidad) caminan hacia la Plaza de Navarra. Les esperan las musas y don Manuel Camo y Nogués (y también, quizás, Hacienda). Seguro, la Granja Anita.