San Lorenzo, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra! Tus tejados son nuestros techos.
1/16
La campana espera tranquila, muda, dispuesta a marcar las 12 del día 9 de agosto. Cada hora, una muesca en la cuenta atrás.
2/16
Tu Basílica simboliza tu obra, rematada en la víspera del 10 de agosto repartiendo todos los bienes de la iglesia a 1.500 pobres. Tú sí que no dejaste a nadie atrás.
3/16
Y el emperador no lo perdonó. Ni que fueras el apoyo del papa. Ni la humildad heredada de Orencio y de Paciencia.
4/16
Es poderosa la cúpula de tu ejemplo. Bajo ella oramos y te rendimos tributo. Porque con tu muerte nos enseñaste a vivir.
5/16
Pues vivimos, crecimos, labramos, cosechamos y la ciudad fue extendiéndose hacia la eternidad
6/16
Y tu reloj fue la hora de nuestras vidas, la hora de nuestras fiestas.
7/16
En la urdimbre urbanística, encontramos los resquicios para abrazarnos, para compartir
8/16
Y para bailar con los Danzantes, con la Banda de Música. No hay sueño cuando el sueño es hermoso.
9/16
Mirar desde tan alto nos permite interpretar la vida. Ver nuestras pequeñeces y nuestras grandezas. Unidos, alteramos la proporción.
10/16
Una torre y una cúpula, un vuelo de ave que, cuando es rasante, nos bendice con tu agua. ¿Santificante? Reconfortante, cuando menos.
11/16
Por las ventanas entra la luz del sol, sale la luz de la verdad, emana la autenticidad laurentina.
12/16
Tu cúpula es la brújula que orienta el camino. En dos días, el del honor que rendimos a San Lorenzo.
13/16
Espéranos, sostén la parrilla, firme. Venimos con la pañoleta a saludarte.
14/16
La puerta de la fiesta está abierta. En procesión, culto y convivencia.
15/16
Lorenzo, cuanto más te miramos, conquistamos horizontes más lejanos. Cabalgamos a hombros de un gigante como tú. Bendito seas, santo.
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San Lorenzo, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra! Tus tejados son nuestros techos.
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La campana espera tranquila, muda, dispuesta a marcar las 12 del día 9 de agosto. Cada hora, una muesca en la cuenta atrás.
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Tu Basílica simboliza tu obra, rematada en la víspera del 10 de agosto repartiendo todos los bienes de la iglesia a 1.500 pobres. Tú sí que no dejaste a nadie atrás.
3/16
Y el emperador no lo perdonó. Ni que fueras el apoyo del papa. Ni la humildad heredada de Orencio y de Paciencia.
4/16
Es poderosa la cúpula de tu ejemplo. Bajo ella oramos y te rendimos tributo. Porque con tu muerte nos enseñaste a vivir.
5/16
Pues vivimos, crecimos, labramos, cosechamos y la ciudad fue extendiéndose hacia la eternidad
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Y tu reloj fue la hora de nuestras vidas, la hora de nuestras fiestas.
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En la urdimbre urbanística, encontramos los resquicios para abrazarnos, para compartir
8/16
Y para bailar con los Danzantes, con la Banda de Música. No hay sueño cuando el sueño es hermoso.
9/16
Mirar desde tan alto nos permite interpretar la vida. Ver nuestras pequeñeces y nuestras grandezas. Unidos, alteramos la proporción.
10/16
Una torre y una cúpula, un vuelo de ave que, cuando es rasante, nos bendice con tu agua. ¿Santificante? Reconfortante, cuando menos.
11/16
Por las ventanas entra la luz del sol, sale la luz de la verdad, emana la autenticidad laurentina.
12/16
Tu cúpula es la brújula que orienta el camino. En dos días, el del honor que rendimos a San Lorenzo.
13/16
Espéranos, sostén la parrilla, firme. Venimos con la pañoleta a saludarte.
14/16
La puerta de la fiesta está abierta. En procesión, culto y convivencia.
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Lorenzo, cuanto más te miramos, conquistamos horizontes más lejanos. Cabalgamos a hombros de un gigante como tú. Bendito seas, santo.
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