Cuando está a punto de cumplirse un mes desde que la crecida del barranco anegara seis viviendas unifamilares en Pomar de Cinca, sus ocupantes no han podido todavía volver a sus hogares y no esperan poder hacerlo antes de agosto, debido a que los destrozos fueron muy importantes.
Los seguros, las ayudas… siguen a la espera de que se concrete qué van a poder recibir, pero sobre todo los afectados se están moviendo para que no se repita el desbordamiento del barranco que afectó a sus propiedades y dejó inservibles muchos de sus enseres la noche del 25 de mayo.
Las fuertes lluvias que se registraron esa tarde provocaron que se desbordara el barranco y se inundaran las casas ubicadas cerca del cauce, donde el agua subió hasta el metro y medio de altura. Afectados ya criticaron entonces que no se hubiera permitido limpiar el barranco, lo que hizo que el agua arrastrase multitud de broza y que acabara desbordándose en Pomar.
“El agua ya ha marcado su paso y hay que hacer algo para que no vuelva a desbordarse”, señala Jesús Zuriguel, uno de los afectados por la crecida de La Clamor. Explica que se ha actuado limpiando aguas arriba de Pomar de Cinca, pero no a su paso por el pueblo ni hasta la desembocadura en el río.
“Aguas arriba se ha empezado a trabajar por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro, pero por cuestiones de competencias en el término municipal de Pomar no se ha hecho nada”, apunta Zuriguel. “Sigue igual, incluso peor, con árboles caídos, mucha maleza… Y es ahí donde verdaderamente está el problema, donde está el embudo”, alerta. “Nosotros avanzamos, pero en la limpieza no se ha hecho nada en Pomar”, reclama.
“En la desembocadura hacia el río tampoco se ha actuado”, continúa Zuriguel, quien considera que la limpieza tendría que empezarse desde la parte baja y no desde arriba.
Los afectados solicitan que se limpie bien y se marque correctamente y amplíe el cauce, además de que se cuide cada año. “Que se lleve a cabo lo que sea necesario para garantizar que el agua corre bien, que tiene el paso libre y rápido, y modificar lo que pueda generar un tapón”, explica.
Sobre la vuelta a sus hogares, Zuriguel explica que todavía faltará. “Yo estoy pedaleando con fuerza y voy el que más avanzado, pero no creo que sea antes de agosto”. La mayoría de los afectados está viviendo con familiares, salvo una familia rumana que ha podido acceder a alojamiento social a través del Ayuntamiento de Monzón.
Tras sacar todos los muebles, los afectados estuvieron eliminando el lodo, el agua sucia y, una vez con la casa vacía y limpia, comienza el resto de trabajos. Jesús Zuriguel detalla que, entre otras cosas, ha tenido que sanear el yeso de la pared por las humedades, cambiar la instalación eléctrica e interruptores, los marcos de las puertas, rehacer la cocina y el baño al completo, los suelos, pintar paredes y también el garaje.
La desolación inicial tras la inundación sigue de algún modo presente en los afectados. “No duermo bien, son todo problemas, es un cúmulo de cosas por hacer, te conviertes en promotor al tener que encargarte de todo, es empezar la casa otra vez”, explica Zuriguel.
Además, todavía no conocen cómo se valorarán las indemnizaciones desde el Consorcio de Compensación de Seguros, y también están pendientes de la declaración de zona catastrófica tanto para Pomar como para Ilche que solicitó por unanimidad el pleno de la Diputación Provincial al Gobierno central. Incluiría ayudas para la reparación de infraestructuras públicas y para la población, aí como la adopción de medidas fiscales. “Es un dinero que tiene que llegar, pero no sabemos cuándo, quizá el año que viene”, señala Zuriguel.