El destino en ocasiones juega buenas pasadas allí donde el infortunio llamaba a una tragedia o, al menos, un drama gordo. Un segundo antes del patinete que acababa Argensolas o uno después del conductor que subía por San Lorenzo hubiera provocado unos daños incalculables. El chico iba en dirección prohibida
Pasadas las 20:30 de esta tarde de miércoles, se ha producido una colisión entre un joven adolescente (fornido, eso sí, musculado) y un automóvil en el cruce entre Argensolas y San Lorenzo. El coche ha quedado abollado en la parte delantera izquierda (constatando, por cierto, la debilidad de las carrocerías de hogaño) y el muchacho ha sido atendido primero por familiares, que le han sentado en una silla, le han quitado la zapatilla izquierda y han comprobado que no había perjuicios graves para su integridad. De hecho, el chaval mostraba sonrisas y mucha entereza a pesar del evidente dolor cada vez que se ponía en pie.
Las terrazas de dos de los establecimientos de la calle Argensolas han recobrado la tranquilidad, aunque el debate sobre los patinetes se entremezclaba con lo que podría haber sido y afortunadamente no fue.
La Policía Local ha llegado de manera prácticamente inmediata para cursar el atestado e interesarse por el herido además de tomar declaración a éste y al otro implicado en la colisión, todo con una gran serenidad. Pronto se ha incorporado la ambulancia del 061 y los técnicos de emergencias sanitarias, tras analizar al joven, lo han trasladado a San Jorge para su revisión. Aparentemente, todo leve, pero ese tobillo había que analizarlo.
En los círculos allegados al chaval, en cualquier caso, se indicaba la evidente carencia de señalización. Eso sí, el joven iba en dirección prohibida. Sobre el debate en torno a la movilidad personal, los patinetes y las bicicletas, será objeto seguro de discusión en la campaña electoral. Y es que urgen soluciones. Es un clamor. En diapasón bajo, pero clamor.
Se trata del tercer accidente con patinetes en las últimas semanas, el más grave el acaecido en el Coso Alto al ser atropellada una mujer por dos adolescentes que incumplían tanto la prohibición de circular en esta calle estancial como la de ir dos montadas en el mismo vehículo.
Esta tarde, quizás porque el sobresalto se ha convertido en alabanzas al Señor (se han escuchado entre los allegados del joven), a este cronista le ha venido a la mente la escena de Fermín Romero de Torres en La Sombra del Viento de Carlos Ruiz Zafón: "El destino está a la vuelta de la esquina. Puede ser un chorizo, un administrador de loterías o una furcia, que son sus manifestaciones más recurrentes, pero lo que no hace es visitas a domicilio". A la vuelta de la esquina, esta vez, ha estado la providencia favorable. Cada cual le llame como quiera, milagro o suerte. Pero fortuna ha habido.