Distintas organizaciones de la provincia de Huesca se han unido para conseguir pasar de la pesadilla de la destrucción de la Cueva de Chaves a recuperar esta joya para el territorio y que pueda volver a aportar conocimiento y también desarrollo al territorio. Esta cueva, ubicada en el parque de la Sierra de Guara, albergaba uno de los yacimiento neolíticos más importantes del país, cuya destrucción se comparó con la de Pompeya.
Tras siete años sin que se haya cumplido la sentencia por la devastación de la Cueva de Chaves, Apudepa, Ecologistas en Acción -que llevaron el caso en los tribunales-, la Plataforma para la Defensa del Patrimonio de Huesca y la Asociación Valle de la Gloria han iniciado una movilización este jueves ante el Museo de Huesca, que alberga muchas piezas recuperadas de este yacimiento, con la presentación del manifiesto para el que piden la adhesión de ciudadanos y colectivos.
Se reclama, en primer lugar al Juzgado de Huesca, que se impulsen las acciones judiciales necesarias para que el empresario Victorino Alonso, al frente de Fimbas SA, entregue al Gobierno de Aragón la finca de Bastaras -donde se ubica la cueva- y la inscriba como bien público como parte de pago de la deuda de 25.490.805 euros contraída por delitos contra el patrimonio.
“Sí que ha habido actuaciones por parte del Gobierno de Aragón y también del juzgado de Huesca, pero todavía no se ha hecho realidad por unas circunstancias o por otras”, ha indicado la presidenta de Apudepa, Belén Boloqui, quien ha añadido: “No nos conformamos”, hay “una alarma social” porque Victorino Alonso (actualmente en la cárcel de Soto del Real por delitos cometidos en la zona de Laciana en León) “no ha pagado lo que debe en Aragón”.
En el manifiesto plantea también otras reivindicaciones al Gobierno de Aragón, referentes a la recuperación del patrimonio cultural, la restauración ambiental, y el acceso al territorio, todavía vallado.
Se apremia a la Dirección General de Patrimonio para que la Cueva de Chaves alcance en la práctica la protección que le otorga la legislación vigente, tanto por sus valores materiales como inmateriales.
También reclama que se impulsen nuevas campañas de prospección y excavaciones arqueológicas por parte del equipo que venía trabajando en la cueva, por su competencia en el conocimiento del yacimiento y de los restos que pudieran haberse salvado. A ello suma un inventario de los vestigios arqueológicos extraídos de la cueva y vertidos en la construcción de un dique próximo, y programar la creación de un museo-centro de visitantes, además de encuentros en defensa de la arqueología y una gran campaña de difusión sobre el valor patrimonial de la cueva con las piezas extraídas y que recoja la memoria del expolio.
Otra de las reivindicaciones es que se permita de forma inmediata la ciudadanía la visita a la Cueva de Chaves, cumpliendo la Ley de Patrimonio Aragonés, así como el acceso de los investigadores para estudiar los restos arqueológicos y abrigos de Solencio I, II y III, declarados Bienes de Interés Cultural.
En este sentido, se reclama al Gobierno de Aragón que cumpla su propia resolución de 2009 de retirar la totalidad del vallado exterior de la finca, refrendada por sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Aragón (2012) y Tribunal Supremo (2015), y que se restaure el entorno dañado.
Las entidades firmantes quieren que garantice el acceso senderista por los caminos públicos e históricos que atraviesan la finca, al interior del pueblo de Bastaras y a todas las zonas de interés medio ambiental y geológico que a pesar de encontrarse en el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara no se han podido visitar durante décadas.
Desde el territorio, Diego Vázquez Prada, miembro de la Asociación Valle de la Gloria, ha transmitido la importancia de la Cueva de Chaves, “que ha sido siempre un símbolo; tiene una gran tradición oral, leyendas asociadas y ha sido nombrada por Lucien Briet, Lucas Mallada…”. Además, en la Cueva de Chávez hubo asentamientos en el paleolítico, el neolítico y más adelante, “todo ello registrado en las entrañas de la propia cueva. El estudio que se hizo durante más o menos unos 30 años alcanzó solo el 11 % y de ahí han salido casi 70.000 piezas arqueológicas y 76 publicaciones”, que pusieron de manifiesto su “importancia internacional. Se llegó a llamar la Atapuerca del neolítico”.
“Con su destrucción -ha continuado Vázquez Prada- no solo hemos perdido un espacio patrimonial muy importante, sino una identidad propia del territorio al desaparecer la oportunidad de explorar el cien por cien de la cueva”. En este sentido, sí ha destacado que esos yacimientos no han desaparecido, “han sido como extirpados y colocados en un barranco que hay al lado de la cueva y siguen ahí, con casi un millón de restos paleontológicos que están esperando ser estudiados”.
“¿Cómo es posible que, después de todo lo que ha pasado, el territorio no tenga la posibilidad de recuperar ese patrimonio? ¿porque hay tantas trabas?, ha preguntado Váquez Prada.
Las entidades firmantes del manifiesto quieren que se pueda volver a visitar esa cueva y su entorno y, sobre todo, que los investigadores vuelvan porque también hay niveles de la cueva que no están estudiados. “Estamos muy esperanzados por lo que puede ser. Fue un desastre, pero igual lo podemos convertir en una joya. De una pesadilla pasar a convertirse en algo que aportara desarrollo al territorio, conocimiento y un sentimiento de identidad, que es lo que lo que se busca”, ha finalizado Vázquez Prada.