La marquesina para el autobús en el Paseo Ramón y Cajal ha sido "desmontada" por segunda vez por el autobús urbano, una estadística singular de los "horribiliarios" ciudadanos que se acumulan, por cierto, en el rimbombante proyecto que, sin embargo, parece no haber sido dirigido ni revisado con la calidad que se presupone a una obra nueva.
Hace unos días, publicábamos la "visión mística" que los turistas van a apreciar cuando miren hacia la entrada de los pasos procesionales a la Iglesia de Santo Domingo y San Martín. A los contenedores soterrados prolijos en colorines identificativos, se suma la caseta de obra que sirve de quiosco en la plaza. Mientras, el definitivo llamado a acabar con esa transitoriedad de la mole blanca y también a relevar al viejo de la esquina de Santa Rosa permanece cerrado a la espera de la salida a concurso de su adjudicación. Según fuentes consistoriales, de hecho la nueva estructura ya padece algunas goteras que habrá que subsanar, cuando todavía no ha comenzado a ser usado.
Los vecinos de la zona están desencantados y hasta enojados con algunas de las imperfecciones manifiestas del nuevo bulevar, como ostentosamente se dio en llamar. "Algunas personas ya advertimos de que el soporte de la marquesina del autobús estaba demasiado próximo al espacio reservado para la subida y bajada de viajeros. Efectivamente, muy pronto un bus se llevó por delante el techo".
Erre que erre, la solución fue abundar en el empecinamiento. Por segunda vez en cinco meses (desde que concluyeron los trabajos de urbanización), un autocar urbano volvió a romper el tejado de la marquesina y, a estas horas, los hierros flanquean un banco que ya no es cobijado por su pertienente techo. "En el colmo de la dejadez, en los postes se han olvidado de retirar la cinta de obra que los ata".
Los vecinos demandan del Ayuntamiento que hagan la revisión de la obra que no aceptó realizar desde el principio, "porque el bordillo está excesivamente cerca y cuando se coloque la nueva marquesina su suerte será la misma que las dos anteriores" salvo que, efectivamente, en una rectificación virtuosa, se retranqueen los soportes unos centímetros (los suficientes como para poner a salvo el tejadillo". Las quejas vecinales, hasta ahora, han sido desatendidas pese a que se han formulado. A ver ahora con la expresión de esta denuncia. Esto también es participación.