El tren de alta velocidad Huesca-Madrid-Sevilla la ha vuelto a hacer y ha quedado varado en el origen en la Intermodal para enésimo incumplimiento con el consumidor, al que han recolocado en el Regional, cuya espera, por cierto, evita que decenas de estudiantes puedan llegar a las primeras clases. Renfe ha comunicado a nuestro diario que ha obedecido a una "incidencia del tren. Viajeros trasladados en tren regional hasta Zaragoza y luego reubicados a destino".
El Regional ha llegado, con los pasajeros propios y los del AVE, a las 9:10. Los que contrataron la alta velocidad, han hecho el transbordo a las 9:30 y han partido a las 9:43 hacia Madrid, con alrededor de cuarenta minutos de demora, con un malestar en muchos casos indisimulado.
Es una reacción en cadena. Indisponibilidad de la unidad de AVE, reubicación en el ferrocarril Regional que va a Zaragoza y, consecuentemente, apelotonamiento en los pasillos que ofrece imágenes similares al del mediodía de ayer del que informamos.
Un completo que se repite en medio de una falta de información que incomoda a los usuarios. Tan sólo se comunica oficiosamente que el viejo convoy sufre una avería y que han de ser recolocados en el Regional. Sin confirmación en un primer momento de que les recolocarán en un AVE en Zaragoza para proseguir trayecto, aunque es seguro que sí, teniendo en cuenta la disponibilidad de espacio, aunque, visto lo visto, el espacio se relativiza.
En el Regional, se producen también situaciones de tensión, y es que, obligado a esperar a quienes han contratado el AVE, las agendas se descomponen. Los estudiantes pierden clases, los profesionales ficharán más tarde, los empresarios aplazan citas o suspenden reuniones, los turistas pierden tiempo de ocio...
La casuística de los efectos negativos es alargada para los clientes. Para Renfe, es una pérdida reputacional en la que es difícil profundizar. Para la ciudad, una pérdida de competitividad. El porcentaje de usuarios de la alta velocidad que va en coche hasta Zaragoza por seguridad (entendida como certidumbre), que es la base de cualquier servicio y más de uno de transporte, se multiplica. Todos conocemos a alguien que ha cambiado el hábito de acudir a Delicias en lugar de la Intermodal para garantizarse la llegada a tiempo a Madrid o a Sevilla. Como si Murphy se enseñoreara del Ministerio de Transportes, nada puede ir a peor, al menos en la visión de un viajero habitual desde Huesca.
Luego está la cuestión de los viajeros por los pasillos de pie por los pasillos, que ya no es una escena inusual. Como para una campaña de publicidad.