Las puertas de los colegios de Infantil y Primaria en la provincia de Huesca se han abierto de nuevo entre una mezcla de emociones difíciles de contener. Los más pequeños, que pisan por primera vez el patio, han llegado con nervios y cierto temor, aferrados a la mano de sus familiares y a veces dejando escapar alguna lágrima.
Para quienes ya vivieron el inicio el curso pasado, la jornada se ha convertido, por lo general, en un reencuentro esperado: vuelven las carreras hacia los compañeros y la sensación de retomar un mundo propio.
En el Colegio Sancho Ramírez, la entrada se ha organizado con cuidado: a las nueve han accedido primero los niños de 4 y 5 años, dejando para el final a los de 3 años, que necesitan una mayor calma para enfrentarse a este cambio tan fundamental en sus vidas.
Para algunos, se trata de continuar lo iniciado en una guardería o escuela infantil; para otros, es la primera gran separación de sus padres y madres. Muchos han llegado todavía en brazos, con un apego visible y un gesto dependiente que reflejaba más preocupación en los adultos que en ellos mismos.
El curso ha comenzado para los más pequeños con la fase de adaptación. Hoy solo estarán una hora en clase y, además, han podido entrar al interior del centro acompañados por madres, padres, abuelos, tíos e incluso vecinos, como bromeaba el personal del centro al darles la bienvenida.
Eso sí, ya se les ha advertido que mañana únicamente podrá entrar un acompañante por niño. También se les ha recomendado que, si los pequeños comienzan a llorar, no traten de prolongar la despedida ni de consolarles demasiado, pues lo mejor es dejarlos tranquilamente y marcharse con serenidad: la experiencia demuestra que suelen calmarse pronto, mientras que la duda de los padres al no encontrar el momento de irse prolonga innecesariamente el desconsuelo.
Entre la multitud, una niña insiste con lágrimas: "Que no quiero, que no quiero entrar…". Su madre, intentando transmitir serenidad, la acaricia y le susurra con ternura: "No te preocupes, que solo vais a jugar".
Escenas como esta se han repetido en distintos rincones de la ciudad, recordando que el inicio escolar es también un ejercicio de paciencia, confianza y cariño.
En los accesos a los colegios, el profesorado escuchaba preguntas sin fin mientras daba ánimos a los progenitores. Padres y madres, por otro lado, se saludan con afecto tras el largo paréntesis del verano y otros han entablado los primeros contactos que quizá puedan terminar en largas amistades.
El inicio del curso se ha llenado así de contrastes, como cada año: llantos y risas, miedo e ilusión, incertidumbre y entusiasmo. Un comienzo que, entre la rutina y la novedad, abre la promesa de todo lo que está por venir.
MENOS ALUMNADO
El curso ha comenzado en Aragón con un total de 153.638 alumnos matriculados en Infantil, Primaria y Secundaria, mientras que los estudiantes de Bachillerato y Formación Profesional iniciarán sus clases en los próximos días.
En el inicio de este nuevo ciclo educativo, destacan los 8.845 niños que se incorporan por primera vez al sistema educativo de Aragón. La consejera de Educación, Cultura y Deporte, Tomasa Hernández, ha subrayado este lunes la importancia de la educación como motor de desarrollo social y económico, así como su papel como ascensor social para toda la Comunidad.
A pesar de un descenso progresivo del alumnado en Aragón, el curso arranca con un número récord de docentes, incrementándose en 400 nuevos profesores, así como con más de 800 profesionales de apoyo entre auxiliares de educación especial y personal sanitario, según los datos de la administración autonómica.
Esta dotación garantiza, según las mismas fuentes, la inclusión educativa y la atención a la diversidad, tanto en zonas urbanas como en territorios rurales, donde el Gobierno mantiene una apuesta decidida por la educación rural. Además, se han ampliado las ofertas educativas con 24 aulas TEA, 11 de educación especial y 8 de escolarización anticipada (0-3 años), reflejando un esfuerzo sostenido por la equidad educativa en toda Aragón, incluyendo Huesca.
En cuanto a infraestructuras educativas, el Departamento de Educación de Aragón ha destinado más de 32 millones de euros a la mejora de los centros educativos de las tres provincias aragonesas.
Las inversiones incluyen ampliaciones de aulas, creación de espacios modulares reutilizables y obras de mantenimiento escolar, con especial atención a zonas en crecimiento demográfico. Estas medidas buscan anticipar las necesidades educativas futuras y garantizar entornos educativos de calidad, con proyectos adaptados tanto a las escuelas de Huesca como al resto de Aragón, manteniendo la disponibilidad de ciclos de Formación Profesional con menos de diez alumnos por aula y más de 70 escuelas en áreas rurales.
Finalmente, la planificación educativa se complementa con la ampliación de recursos docentes y programas complementarios. Se mantiene un enfoque integral que incluye orientación educativa, enseñanza bilingüe, programas de refuerzo, actividades vacacionales, proyectos de huerto escolar y radio educativa, y la promoción de la salud.