Esta mañana del miércoles se han recogido en Somontano los últimos racimos de la uva tinta moristel y con ellos ha concluido la vendimia 2023 de la Denominación de Origen Protegida con un cómputo más de diecinueve millones de kilos de uva, un millón menos de lo calculado en las previsiones al inicio de la campaña pero un 10% más de los más de diecisiete millones kilos que viticultores y bodegas vendimiaron en 2022.
Por variedades, los 19.140.030 kilos de uva recogidos esta campaña se reparten entre un 39% de blancas y un 61% de tintas. La chardonnay sigue siendo la reina con 4.560.111 kilos vendimiados. En las blancas, tras ella, gewürztrmainer (con 1.502.339), sauvignon blanc (547.460), macabeo (317.482 kilos), garnacha blanca (287.770), riesling (249.565 kilos) y alcañón (6.824). En cuanto a las tintas, la uva cabernet sauvignon sigue encabezando el ranking de producción con 3.444.556 kilos. Tras ella, merlot (3.315.192), tempranillo (1.828.551 kilos), garnacha tinta (1.434.906), syrah (1.329.711), moristel (123.345), pinot noir (123.240) y parraleta (68.978 kilos).
El rendimiento medio de las parcelas ha sido de 5.498 kilos por hectárea, cifra superior en un 12% a la de la vendimia 2022 (que fue de 4.842 kilos/hectárea)
La vendimia comenzaba el 8 de agosto con los primeros racimos de la uva blanca gewürztraminer y continuaba con otras de maduración temprana como la blanca chardonnay o la tinta merlot. Desde ese momento hasta esta misma mañana, se han ido recogiendo las quince variedades de uva que conforman el mapa varietal de Somontano, para cerrar la campaña con las tintas cabernet sauvignon, garnacha tinta, parraleta y moristel.
Aunque el inicio y la finalización de la vendimia se ha desarrollado en las fechas habituales de la denominación de origen, el grueso de la campaña se concentró entre mediados de agosto y mediados de septiembre debido al intenso calor que provocó que las uvas maduraran más rápido y a la vez, llegando a entrar, en algunas bodegas, entre 200.000 y 300.000 kilos de uva diarios. Desde entonces se han vendimiado parcelas de las variedades de maduración más tardía como parraleta y moristel.
Destacable es el buen estado sanitario de la uva y el hecho de que no haya habido incidencias climatológicas que hubieran podido dañar las viñas y sus frutos lo que permite vaticinar una “gran añada” de vinos Somontano blancos, rosados y tintos.
El regadío supone el 45% del total de la denominación, con una buena cosecha media mientras que las viñas de secano, el 55% restante, han vivido dos situaciones distintas: las plantadas con variedades de maduración temprana han tenido una buena producción gracias a las precipitaciones registradas en mayo y, sobre todo, en junio pero las plantadas con variedades de maduración tardía han sufrido la falta de lluvias y el calor lo que ha conllevado una merma en la cantidad de kilos vendimiados.
El año climatológico se ha caracterizado por un invierno y un inicio de la primavera en los que, prácticamente, se han registrado nulas precipitaciones. A finales de mayo y, sobre todo, en junio llegaron las esperadas lluvias, justo a tiempo para continuar con el buen cuajado y desarrollo de la vid. Lluvias que, prácticamente, ya no se han vuelto a registrar lo que unido a las altas temperaturas ha provocado que los viñedos de secano hayan dado menos producción pero de calidad.