De la Revolución francesa a la Champions league

El gabacho oscense reconoce haber sido más crítico con sus compatriotas franceses que con los españoles

04 de Septiembre de 2022
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Cartas gabachas: Un plato para compartir
Cartas gabachas: Un plato para compartir

Desde que empecé esta serie de artículos de opinión, me he mostrado más crítico hacia mis compatriotas que hacia mis conciudadanos españoles.

De sobras sé que los revolucionarios franceses institucionalizaron la decapitación de los monarcas y de sus amiguetes aristócratas y que luego, aprovechando la fiesta, se dedicaron alegremente a guillotinarse entre ellos. También sé que algunos de mis compatriotas, como Napoleón, tuvieron la costumbre de visitar demasiado a menudo a sus vecinos sin haber sido invitados, por tan poco no lo iban a dejar...

Aunque quizás el emperador se movía simplemente por el placer de descubrir nuevos territorios y en el fondo no era más que un precursor, el primero de los millones de turistas franchutes que, siglo y medio después, invadirían las costas españolas y aportarían su granito de arena al despertar de la economía del país. Pero, en cualquier caso, está claro que los españoles del siglo XIX no supieron acogerlo como a un buen amigo.

VAYA POR DELANTE Y SIGAMOS

A excepción de algunos republicanos radicales españoles que confiesan su afecto incondicional por los miembros de la Convención de 1793 (presidida por Bertrand Barrère, nativo de Tarbes) y que verían con buenos ojos la posibilidad de inspirarse en ellos para acortar la monarquía constitucional española, por lo general los franceses no gozan de una imagen muy positiva al sur de los Pirineos.

Sin embargo, si hablamos de deporte, territorio popular que desata pasiones en España, es evidente que los deportistas de sofá deben muchas de sus emociones a los franceses. Vamos a ver todo lo que ha dado Francia al mundo del deporte, a Europa y, por tanto, a España:

Cojamos el calendario de los principales acontecimientos deportivos. Desde los Juegos Olímpicos (inciativa del barón Pierre de Coubertin que fue anunciada el 25 de noviembre de 1892) a la Copa del mundo de fútbol (creada en 1928 por Jules Rimet, por entonces presidente de la FIFA), pasando por la Champions League (cuyo proyecto vio la luz en los locales del periódico L’Equipe en 1955) y el Tour de Francia (primera de las grandes carreras ciclistas por etapas e idea original del periodista Géo Lefèvre en 1903), todos estos monumentos del deporte se los debemos a la creativa imaginación de los franceses. Y podría añadir a la lista el Balón de oro, el torneo de Roland Garros que tantas alegrías da a los tenistas españoles, las 24 horas de Le Mans, las travesías transatlánticas en solitario, la vuelta al mundo a vela...

Y como golpe de gracia, me voy a atrever a recordar -así como quien no quiere la cosa- cuánto le debe el Real Madrid a dos nativos de mi país, un marsellés y un lionés, fuertemente implicados en la consecución de cinco de sus catorce copas de Europa.

El gabacho oscense

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