Con la elegancia que la caracteriza y la pasión que impregna cada una de sus novelas, la escritora barbastrense Inés Plana, autora de obras como Morir no es lo que más duele, Antes mueren los que no aman y su más reciente entrega, La fugitiva, ha inaugurado la 41ª edición de la Feria del Libro de Huesca, la más antigua de Aragón y una de las más veteranas de España, con un pregón que ha sido un vibrante canto a la lectura, la escritura y al oficio de narrar historias desde la emoción.
Desde el comienzo, ha compartido con emoción lo que supone para ella formar parte de esta celebración, recordando que hace cuatro décadas un grupo de libreros voluntariosos dio forma a una idea brillante: acercar los libros a los lectores, iniciativa que dio origen a una feria modesta en sus inicios, pero impulsada por la ambición de crecer, de triunfar, y que hoy congrega a ochenta autores y cuarenta novedades editoriales.
Con especial afecto y una admirable empatía, ha tenido el gesto de saludar a cada una de las librerías participantes y de nombrar a sus libreros: Santos Ochoa, Arancha y Fernando; Librería Anónima, Chema, Ana y Marta; Másdelibros, Ana; Librería Estilo, Manuel; Librería Edelweiss, Luis y María; Librería Prólogo, Pablo; Librería Textos, Carlos; Librería Iglú, Carlos; y la editorial Pirineos, antes Librería Coso, con José Luis Añaños y Maite, deseándoles muchos éxitos a todos ellos.

Ha recordado también su vínculo personal con esta Feria cuando aún era una lectora ávida y soñadora, relatando cómo acudía a sus casetas de la mano de su madre, Victoria Giné, a quien ha definido como grandísima pintora y lectora, criada en Huesca, donde echó raíces junto a su hermano Francisco y sus padres, Francisco y Victoria.
Ha querido nombrarlos al inicio de su intervención, evocando su recuerdo con ternura, con la esperanza de que, desde algún lugar del cosmos, pudieran acompañarla con orgullo en la lectura de este pregón. Sobre su madre ha compartido una confidencia que ha tocado el corazón del público: falleció pocos meses antes de la publicación de su primera novela, pero llegó a leerla y le gustó tanto que se emocionó, algo muy poco habitual en ella. Le contaron que hablaba con orgullo de su hija entre sus amistades oscenses, y eso también le llegó a lo más profundo.

Ha explicado con sinceridad lo que significa escribir para quien lo vive como una necesidad vital, y ha contado que tardó más de cinco años en completar su primera novela, porque debía compaginar la escritura con su absorbente trabajo como periodista, aprovechando los fines de semana, los puentes, las vacaciones, cualquier resquicio de tiempo libre. Pero ha señalado que, cuando se escribe con vocación verdadera, esos sacrificios no pesan, porque se hace "con la ilusión de conectar con los lectores y con sus emociones, porque cada libro encierra en sus páginas lo mejor de quien lo ha escrito".
Con la sensibilidad que la define, ha querido compartir uno de los textos que más la han marcado como lectora, el cuento Felicidad clandestina de la escritora brasileña Clarice Lispector, a quien ha descrito como una pionera en retratar la identidad femenina en una época en que las mujeres apenas existían en los libros o eran reducidas a roles que no les pertenecían. Ha narrado la historia de una niña humilde que desea un libro con toda su alma y a quien otra compañera de colegio se lo niega cruelmente hasta que por fin se lo presta.
Plana ha confesado que nunca antes había leído una expresión de amor por los libros tan delicada y mística como esta, y ha recomendado con entusiasmo buscar en la Feria una edición de los cuentos de Lispector si se tiene la fortuna de encontrar alguno.

En un tono más lúdico, ha propuesto un ejercicio de imaginación y ha invitado a los presentes a pensar en qué dirían los libros de nosotros si pudieran hablarnos. Se ha preguntado si notan cuando los cuidamos, cuando los libramos del polvo o los apretamos demasiado en las estanterías, si les molesta que anotemos en sus márgenes o si disfrutan cuando los llevamos de viaje. Ha afirmado que regalar un libro es siempre un acto hermoso porque implica regalar una historia, un mundo, unos personajes que, quizás, permanecerán en el corazón del lector para siempre.
Además, ha expresado el deseo común a todos los escritores: que los lectores recuerden a los personajes que los conmovieron o los hicieron replantearse ideas firmes. Ha asegurado que los libros nos abren puertas a nuevos universos y que, tras leer un buen libro, su mirada se transforma, se enriquece y brilla. En este tiempo tan convulso, ha defendido la literatura como un refugio para la belleza, la libertad de pensamiento y la resistencia.
Finalmente, ha rememorado algunos de los viajes fascinantes que ha realizado a través de los libros, recordando cómo vibró de adolescente con el río Mississipi de Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain, junto al joven protagonista y el esclavo prófugo Jim; o cómo convivió en La isla misteriosa de Julio Verne con Cyrus Smith y sus compañeros de infortunio en una tierra ignota.
Ha mencionado también La gran aventura de Pearl S. Buck, Premio Nobel de Literatura, como uno de sus libros favoritos, en el que una familia inglesa emigra a América impulsada por la pobreza. Ha evocado a Emma Bovary, la protagonista de la inolvidable novela de Gustave Flaubert, y al coronel Aureliano Buendía, personaje central de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, destacando su celebérrima frase inicial: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.

La autora barbastrense ha reflexionado, además, sobre los tránsitos literarios que conducen al fondo del alma de los personajes, sobre cuántas páginas se han escrito desde las primeras civilizaciones hasta hoy para hechizarnos con las historias que albergan los libros. Ha citado El infinito en un junco –“así es”, ha afirmado, dirigiéndose con admiración a Irene Vallejo– y ha mencionado que su amigo y paisano Manolo Vilas ha titulado su última obra El mejor libro del mundo.
Ha reconocido que todos los escritores quieren escribir ese libro -el mejor de todos- porque siempre es la promesa ingenua que se hacen al comenzar una novela, aunque saben que la perfección no existe, que son seres imperfectos y que, precisamente en eso, reside la gracia: en la búsqueda incesante de esa perfección inalcanzable que los impulsa a emprender la gran aventura de escribir.
La novela –ha explicado– es una forma de inmersión total, en la que los escritores se sumergen, emergen, vuelven a las profundidades y solo salen a flote cuando logran cerrar bien un capítulo. Al siguiente, puede que vuelvan a hundirse si la historia se les escapa.
Plana ha reconocido que es un proceso adictivo, obsesivo, y que por eso hay quien dice que los escritores están locos –una exageración, ha matizado, aunque algo de razón hay– porque viven en dos mundos, el real y el de la ficción. Y ha confesado que se crecen cuando inventan vidas, cuando conviven durante uno, dos o más años con los personajes.
La pregonera ha descrito con humor escenas del día a día de la escritura, cuando, inmersa en una novela, puede ausentarse del mundo, deambular por la casa en pijama barruntando el próximo párrafo, la próxima línea, y alimentarse solo de Coca-Cola y una bolsa de patatas fritas, temiendo que una mínima interrupción del exterior le haga perder el hilo. “La escritura es una pulsión irresistible”, ha asegurado, y ha parafraseado a Lope de Vega: “Quien lo probó, lo sabe”.
Ha recordado las palabras del gran escritor Ray Bradbury, autor, entre otros títulos, de las célebres Crónicas marcianas, quien decía: “En mis viajes he aprendido que si dejo de escribir un solo día, me pongo inquieto. Dos días y empiezo a temblar. Tres y hay sospecha de locura”.
Ha dicho que a ella le ocurre lo mismo: uno, dos o tres días sin escribir le generan un humor oscuro y cierta neurosis, hasta el punto de que, a veces, aflora su “pronto aragonés” –así lo ha llamado con ironía– y pobre de quien esté cerca. Luego, ha admitido, pide perdón, pero la necesidad de escribir vuelve a imponerse.

Con emoción contenida ha recordado a Virginia Woolf, admirable, ha dicho, por haber sido capaz de crear obras vibrantes como Las olas o Al faro, a pesar de haber sufrido graves crisis de salud mental. Ha señalado que, claramente, la escritura fue su refugio, su defensa frente a la locura –una lucha que, lamentablemente, acabó perdiendo–.
La autora ha afirmado que quienes escriben viven con una especial vulnerabilidad, porque exponen mucho de sí a lo largo de muchas páginas, proyectan sus miedos o sus monstruos para conjurarlos, para liberarse de ellos.
Inés Plana ha destacado que la novela es, a pesar de sus dificultades, un proceso creador maravilloso. Ha invitado a los asistentes a elegir entre los cientos de libros que esperan en las casetas de la feria y ha recordado que “un libro es un compañero de vida, siempre está con nosotros, en la salud y en la enfermedad, en el amor y en el desamor, es el refugio más bello del mundo”.
La escritora ha subrayado que los libros, ya sean novelas, relatos o poesía, nos hablan de la vida, de esas vidas que nunca hemos vivido pero con las que nos identificamos, que nos hechizan, nos conmueven o incluso nos sacuden “como una descarga eléctrica”, revelándonos aspectos de la condición humana que desconocíamos.
En su intervención, Plana ha contado que cuando escribió su primera novela, Morir no es lo que más duele, creó al teniente Julián Tresser desde cero, sin tener conocimientos previos sobre la Guardia Civil, por lo que tuvo que documentarse y, aún más importante, interiorizar la vida y el trabajo de los investigadores de la Policía Judicial. Ha confesado que “novela a novela, y ya estoy escribiendo la quinta”, se ha ido enamorando de esta institución, manteniendo una admiración que no cesará nunca.
Además, ha calificado este proceso como “un feliz descubrimiento” y ha resaltado que los valores de la Guardia Civil, su entrega, lealtad y vocación de servicio, han sido para ella un ejemplo y la han ayudado a ser mejor persona.
En la recta final de su alocución, ha dedicado su pregón a una persona fundamental en su carrera literaria y también a su madre ausente: Belén Bermejo, la editora que le brindó la gran oportunidad de publicar su novela. Ha recordado que Belén confió en su historia "aun siendo una desconocida” y que la apoyó dentro de la editorial Espasa, de la cual aprendió muchísimo.

Ha señalado que era filóloga y “una enamorada de las palabras”, gozaba de un enorme prestigio en el mundo editorial y literario. La escritora ha lamentado la pérdida de Belén por cáncer cuando ella estaba escribiendo su segunda novela y ha confesado que la extraña profundamente, asegurando que siempre estará en deuda con ella y que sigue siendo “una de las personas más importantes" de su vida”. Con emoción, ha concluido esta parte dedicándole un sentido: “Belén, mamá, va por vosotras”.
Finalmente, Plana ha vuelto a las palabras del maestro Vargas Llosa para ilustrar su amor por la lectura, citando cómo él describió esa relación: “Yo tenía once años y, desde entonces, todo cambió. Perdí la inocencia y descubrí la soledad, la autoridad, la vida adulta y el miedo. Mi salvación fue leer, leer los buenos libros, refugiarme en esos mundos donde vivir era exultante, intenso, una aventura tras otra, donde podía sentirme libre y volvía a ser feliz”.
Para cerrar, ha deseado que “vivan los libros y las librerías” y ha declarado inaugurada la 41ª edición de la Feria del Libro de Huesca.

Club Bibliojoven de las Bibliotecas Municipales. Foto Myriam Martínez
CLUB BIBLIOJOVEN, BIBLIOTECAS Y AUTORIDADES
Previamente, la feria ha tenido como protagonistas a los jóvenes del Club Bibliojoven-Bibliotecas Municipales, que, como es habitual, han leído su propio pregón. Han comenzado dando las gracias a María, su coordinadora, y a las bibliotecarias que les acogen cada viernes, ofreciéndoles un espacio para hablar de cultura, probar juegos de mesa o dar rienda suelta a su creatividad.
De entre todas estas actividades, lo que más les une es su predilección por la lectura y por compartir los libros que les entusiasman. Así, han animado a "todas y todos los jóvenes de Huesca a que dejen atrás sus prejuicios y se lancen a leer". Han asegurado que cuando encuentran una historia que les habla, su vida se transforma; se aprende a leer a la gente, a empezar, se libera la imaginación y se encuentran cientos de temas de conversación.
También han animado a seguir buscando un libro por el que sentirse atrapado, porque seguro que lo hay, y han reivindicado que los libros para jóvenes son tan importantes como los de los adultos. Asimismo, han defendido el acceso universal a los libros y la diversidad de lectores, y han deseado larga vida a los libros.

La alcaldesa de Huesca, Lorena Orduna, ha felicitado a los jóvenes del Club Bibliojoven por su destacada participación en la inauguración y ha señalado que las autoridades deben estar a la altura del esfuerzo que han demostrado.
Ha expresado su orgullo porque la Plaza López Allué se ha llenado un año más de palabras, historias y sueños, y ha manifestado que para ella es un honor participar por segunda vez como alcaldesa, en un evento que se consolida como el corazón literario de la ciudad y de Aragón.
Orduna ha destacado que la lectura y los libros, aunque son actos personales, se convierten gracias a la feria en elementos que crean comunidad, y ha valorado que este foro, desde sus orígenes, es mucho más que un espacio para la venta de libros, constituyendo un punto de encuentro entre lectores, escritores, editoriales, librerías y personas que creen en el poder transformador de la lectura.
La alcaldesa ha añadido que la feria tiene un papel fundamental en la ciudad porque impulsa la cultura y el conocimiento, contribuye al crecimiento personal y fomenta la tolerancia, ya que leer amplía horizontes y perspectivas. De este modo, cada libro aporta a la construcción de una sociedad mejor.
Además, ha resaltado la importancia del diálogo intergeneracional que se produce en la feria, lo que ayuda a hacer de Huesca una ciudad cada vez más abierta, creativa y viva, en la que cabe toda la diversidad.

En el mismo acto, el delegado territorial del Gobierno de Aragón en Huesca, Javier Betorz, ha puesto en valor la continuidad y la importancia cultural de la feria: “Yo tenía aproximadamente 15 años cuando empecé a conocer este evento, y este movimiento cultural que ha ido creciendo a través de las nuevas generaciones y esa perseverancia en la realización de esta feria, año tras año, salvando dificultades, merece un agradecimiento especial por parte del Gobierno de Aragón".
Betorz ha destacado que en Aragón siempre ha habido un gran valor patrimonial y personal en el ámbito de autores, editores, librerías y lectores. “Ahora ese valor está en un momento dulce, como muchas veces dice la alcaldesa. Contamos con autores reconocidos a nivel nacional, editoriales fuertes y librerías con un trabajo consistente".
El delegado también se ha referido a las reclamaciones sobre los pagos pendientes a librerías. “Es cierto que ha habido demoras en los pagos, algo que no se puede permitir y que no debemos permitir. Hay que reconocer los errores para solucionarlos, poner medidas contundentes y herramientas para abordarlos. El Gobierno de Aragón apoya firmemente a las librerías y a todos los implicados en esta feria".
Betorz ha concluido deseando “diez días enormes de cultura y productividad” y ha celebrado el éxito sin precedentes de esta edición, con 80 autores, 8 librerías y 11 editoriales presentes, lo que convierte a esta feria en una de las más importantes de la Comunidad Autónoma.

La presidenta de la Comarca de la Hoya, Mónica Soler, ha destacado la labor de los editores, librerías y escritores que visitan la feria para tener un contacto directo con el público general. “Desde la Comarca de Huesca llevamos 14 años poniendo en valor el tema de los clubs de lectura para potenciar y fomentar la lectura”, ha explicado.
Actualmente, son 18 los municipios de la comarca que cuentan con clubs de lectura, además de los que se realizan en la ciudad de Huesca, en las bibliotecas públicas y en el Miguel Hernández. “Creo que es importante acercar la lectura y los libros a los pueblos. Hay que descentralizar de las ciudades, llegar a los pueblos, para que todos tengan las mismas oportunidades y que la cultura y la escritura lleguen a todos los sitios”, ha afirmado Soler.

El director de la Feria del Libro de Huesca, Fernando Arguis, ha reflexionado sobre la vigencia y la fuerza de los libros en nuestra sociedad: “Aunque vivimos rodeados de pantallas y prisas, los libros siguen ahí, siguen fuertes, silenciosos pero poderosos. Son una forma de resistencia. Vargas Llosa, que nos dejó este año, decía que la lectura es la mejor manera de servir. Mejor homenaje a esta libertad que reunirnos aquí entre páginas, autores, lectores y librerías, porque los libros son refugio y encuentro, son memoria. Pero también son futuro".
Arguis ha añadido: “En cada página hay una chispa de humanidad, una puerta abierta, el pensamiento libre de una imaginación sin límites. Todo esto no tendría sentido sin quienes dan vida a estas páginas, que son los lectores. Porque sin ellos, ¿qué voz tendrían los libros? Sin libros y sin lectores, nuestra sociedad sería pobre, frágil y, por supuesto, menos libre".
El director ha subrayado también el papel fundamental de las librerías, “pequeñas catedrales de curiosidad".
"No son solo comercios, sino lugares de diálogo, de descubrimiento y de resistencia cultural. Cuando apoyamos a una librería, apostamos por una idea que piensa, que sueña y que no se rinde al olvido. Y créanme, en un mundo bronco como el que vivimos hoy, donde abunda la mentira y la injusticia, las librerías siguen siendo uno de los pocos espacios donde se puede encontrar algo que escasea: la belleza.”
Finalmente, Arguis ha rendido homenaje a quienes han formado parte de la feria durante muchos años y que tristemente han fallecido este año: Joaquín Campo, editor de Taula; el ilustrador Javi Hernández y, especialmente, a Izarbe, una niña del Club Bibliojoven que también nos dejó. “A pesar de estas ausencias, hoy es día de celebración. Celebramos a quienes escriben, editan, ilustran y venden, pero sobre todo a quienes leen. Gracias a todos por hacer posible que este evento se celebre un año tras otro".

Por primera vez, el Ejército está presente en la feria con un stand propio, un espacio itinerante ha ido rotando por diferentes foros similares en España, para acercar a los visitantes publicaciones relacionadas con la historia militar, la defensa y la geopolítica.
El subdelegado de Defensa en Huesca, Rafael Matilla, ha explicado que se presentan obras sobre el panorama estratégico de 2024, elaboradas por expertos del Instituto Español de Estudios Estratégicos, y sobre el papel de China como nueva potencia global.
También ha señalado libros que abordan los materiales, equipos y protagonistas de los tres ejércitos -tierra, mar y aire- y de la Unidad Militar de Emergencias, así como textos sobre las unidades más emblemáticas, como la Legión Española.
El público puede consultar planos históricos y actuales de Huesca, con mapas desde 1885 hasta la serie cartográfica 1:50.000 del 2024, que reflejan la evolución territorial de la ciudad.
Además, se presentan libros que cuentan la historia de España a través de sus líderes militares, como Blas de Lezo, defensor de Cartagena de Indias, y Bernardo de Gálvez, protagonista en la guerra de la Independencia de Estados Unidos. Destacan también las obras sobre los famosos tercios españoles, unidades militares del siglo XVI y XVII, reconocidas por su disciplina y tácticas innovadoras.
Para los más pequeños, el stand ofrece publicaciones en formato cómic que narran episodios históricos a través de personajes como el Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba y el navegante Juan Sebastián Elcano, líder de la primera vuelta al mundo.