Acorralados por el Polvo de Battiato de Ángel Stanich

El polifacético artista cántabro presentó su tercer largo ‘Polvo de Battiato’ (Sony Music, 2021) el jueves en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner en una noche íntima, vibrante y absorbente.

Carlos Naval
09 de Septiembre de 2022
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Ángel Stanich.
Ángel Stanich.

Homenajear a Franco Battiato ya es motivo de celebración. Revolucionario autodidacta, explorador de la música, crooner irrepetible que popularizó los vestigios iniciales de la música electrónica y experimental. Uno de los primeros hachazos del destino fue su retirada, en 2019, y el segundo mordisco irreparable su muerte el 18 de mayo de 2021. Sólo cinco meses después Ángel Stanich publicó ‘Polvo de Battiato’ (Sony Music, 2021), como siguiendo la estela de éxito del inolvidable cantante italiano, con el que consolida la transición del blues sinuoso y ácido de su primer álbum al pop polifacético, que refuerza el torrente incontrolable de palabras en forma de dardos, reservando el ácido a la ironía más socarrona y mordaz.

Ángel Stanich no es sólo un demonio contemporáneo, al estilo de Robert Johnson, también tiene mucho de ángel, o más bien de profeta, de predicador en medio de una misa gospel donde explota el sentimiento religioso de la manera más visceral. Así, este pasado jueves, salió del trance en el que estaba todavía en el camerino, y al que se entrega antes de comenzar cada concierto, y subió al escenario del Centro Cultural Manuel Benito Moliner de Huesca con su inconfundible figura para dar otro paso más dentro de su gira de presentación de disco.

Estaba tenuamente iluminado por unos haces de luz íntimos y delicados muy apropiados para la cita de vis a vis con el cantante, que aprovechó para poner a vibrar toda la sala, donde brilló especialmente su impresionante clase, su estilo sincero, la orfebrería minuciosa del trío entretejiendo notas y ritmo, y sobre todo su manera peculiar de cantar y de recitar que lo convierte en toda una personalidad inconfundible y una referencia en la música contemporánea en español en todo el mundo.

Ángel Stanich
Ángel Stanich hizo vibrar a la sal con su estilo sincero.

El trío de Ángel Stanich arrancó con “Cosecha”, con un bajo persistente al estilo de las canciones gregorianas, de su disco ‘Antigua y Barbuda’ (Sony Music, 2017), uno de sus trabajos más celebrados; a la que siguió la primera de su nuevo disco: “Nazario” (dedicada a Ronaldo “el bueno”, en sus propias palabras dentro de la canción), y algunas de las más conocidas de ‘Antigua y Barbuda’: “Un día épico” un auténtico hit interpretado en clave íntima y coreada por el público, “Mátame camión” zarandeando a golpe de rock, y “Galicia Calidade” donde reivindicó el esoterismo de su pop con sabor country a lo Crosby, Still, Nash & Young.

Siguió con “Qué será de mí” de su EP “olvidado por la wikipedia, por favor que alguien lo actualice” ‘Máquina’ (Sony Music, 2018), ‘Rey idiota’ que tuvo el detalle de dedicar a la difunta del día: Isabel II del Reino Unido, “la menos idiota de todos los reyes idiotas”, todo un himno de su último disco.

Y cada vez el trío estaba más compacto, Víctor Pescador a la deliciosa guitarra eléctrica que a ratos recordaba la quirúrgica precisión poética de la guitarra de David Gilmour como en ‘Contigo Siempre’ (la primera vez que la tocaban en directo), a ratos el funk desenfadado de Nile Rodgers, y otros en los que ponía los pelos de punta con la magia más pura de Neil Young; y Lete Moreno, el hombre para todo infalible tocando el bajo con una mano con un mini sintetizador, y con la otra tocando la batería, maracas y varios. Las otras patas de la banda fueron Álex Tapia en la mesa de sonido y Beatriz Sanz, responsable de todo lo que no se ve a simple vista, además del técnico José Ángel a las luces.

Ángel Stanich
Stanich hizo muchas alusiones a Huesca durante su actuación.

Pero la auténtica pólvora de la noche salía de la boca de Ángel Stanich, que se preparó su visita a la capital altoaragonesa, como suele hacer allá donde va, haciendo gala de respeto a la población, a la vez que regala dardos envenenados. Habló de Miguel Servet, “adalid del pensamiento a la brasa”, Ramón Acín Aquilué, Mapi Acín, el “fistro pecador” de Javier Tebas, el Centro Republicano Manuel Abad, los jugadores del Peñas “ahora Levitec”, los amigos del Serrablo (refiriéndose a sus dos compañeros en el escenario) o a la conocidísima canción de “La Capital Mundial” del humorista Álvaro Carmona.

Incluso se acordó de Manuel Benito Moliner, “con nombre de torero pero más rojo que las amapolas”. Aquellos que solemos ir al Centro Cultural, sabemos que es todo un detalle, cuando es raro que alguno de los intérpretes de fuera ni siquiera saben el nombre del Centro Cultural de Huesca. Aunque incluso Huesca está presente en sus letras, como en ‘Motel Consuelo’, que también interpretó para la ocasión: “Motel Consuelo/las vistas que echas de menos/de los Monegros por un catalejo”.

Stanich en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner de Huesca
La banda se motró perfectamente ensamblada.

El final protocolario del concierto vino de la mano de su conocido single “Carbura”, que lo lanzó a la primera línea del indie rock español; y para los bises, todo el mundo recibió de pié frente a sus butacas “Tu amor escupe fuego” y al clamor de una más respondió el trío con la primigenia “Metralleta Joe”, el single de su primer disco ‘Camino Ácido’ (Sony Music, 2014), grabado por el inspirador Javier Vielba, del grupo vallisoletano Arizona Baby. Culminó así una noche donde parecía que el trío había rodeado por todas partes al público, acorralándolo contra el silencio que le esperaba en la calle. Brindis por Battiato, larga vida a Ángel Stanich.

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