Adell rescata en su última novela una historia extraordinaria de posesiones, brujería y exorcismos en el Valle de Tena

"Las hechizadas de las montañas" fue presentado por el autor, quien abogó por aprovechar para la zona estos hechos históricos que fueron calificados "de mayor asombro del mundo"

Periodista
12 de Abril de 2024
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José Antonio Adell presenta "Las hechizadas de las montañas"

Los hechos extraordinarios de mujeres afectadas por una epidemia de posesión, de brujería y de exorcismos que ocurrieron en el Valle de Tena entre 1630 y 1642 merecían ser recogidos en una novela. Lo vio claro José Antonio Adell Castán (Tamarite de Litera, 1955), cuya obra literaria está enraizada con el Alto Aragón, y los ha plasmado en Las hechizadas de las montañas (Editorial Pirineo).

El quiñón de Partacua, con Tramacastilla y Sandiniés principalmente, y los quiñones de Sallent y Panticosa son los escenarios de esta novela, que también viaja en algunos de sus capítulos a Huesca y Zaragoza, para relatar esta historia que fue definida en su época como los hechos “de mayor asombro en el mundo”.

La novela fue presentada por José Antonio Adell en la sede del Instituto de Estudios Altoaragoneses (IEA) en Huesca, con la introducción del Ángel Gari, a quien el autor ha dedicado su obra, que ha contado como una de sus fuentes con la tesis doctoral del historiador oscense, “el mayor experto en brujería de España y una persona muy generosa”, destacó Adell.

La presentación en Huesca obtuvo un gran éxito de convocatoria, al igual que la que llevo a cabo primero en Tramacastilla, donde, cuando nombró a las mujeres protagonistas de la historia, 400 años después, le decían de qué casa procedía cada una de ellas. Constató cómo ha cambiado la situación desde que 50 años atrás investigó Ángel Gari y nadie quería hablar del tema.

Tenemos que reconvertir lo nuestro y la pata histórica es importante”, señaló José Antonio Adell citando distintos ejemplos como el Museo de la Bruja de Tella Sin, la cueva de las Guixas de Villanúa o la importante promoción turística de la cueva de Zugarramurdi. “Tramacastilla, Sandiniés y todo el quiñón de la Partacua también se merecen que se reconozcan unos hechos históricos”, consideró Adell.  

Las hechizadas de las montañas es la décima novela de Adell, licenciado en Historia Contemporánea y doctor en Ciencias de la Salud y el Deporte, autor de más de cuarenta libros, varios de ellos escritos junto a Celedonio García, numerosas colaboraciones y artículos, y con ella se quita la espina de no haber publicado ninguna novela sobre el Alto Gállego.

La trama arranca en la sede del Tribunal de la Inquisición en Zaragoza, en 1639, donde se está juzgando a Pedro de Arruebo, señor de La Artosa, para luego retroceder a cuando ocurrieron los hechos en la primavera de 1630.

En Tramacastilla, con 40 casas, había 40 mujeres posesas y en Sandiniés, con la mitad de viviendas, otras 12 afectadas. Era toda “una epidemia de posesión” y la relación entre todas es que, explica Adell, “habían tenido contacto con Pedro de Arruebo, un hombre muy atractivo, embaucador, casado y con hijos, que era experto en desligaduras en matrimonios que no podían concebir”. Al final, su remedio era, “si pasas una noche conmigo que estoy sano ya no tendrás ningún problema”.

En la trama aparecen distintos personajes. Los compañeros de andanzas de Pedro de Arruebo era Miguel de Guillén, de Hoz de Jaca, sastre y gaitero; y Juan de Larrat, cirujano en Panticosa. Los exorcistas fueron Francisco Blasco de Lanuza, abad de San Juan de la Peña y párroco de Sandiniés; Matías Ximénez, que recogió los sucesos en un libro; Miguel de Isábal, párroco de Panticosa, y Fulvino Pérez, un exorcista muy reconocido, quien entra en la historia desde Huesca con una serie de hechos extraordinarios que posiblemente ocurrieron en San Pedro el Viejo.

A ellos se suman los inquisidores Raimundo Sáenz, Alberto de la Cueva y Bartolomé Guijarro. A este último le roban cuando se hospedaba en una casa en la zona unas prendas, con la que mujeres hacen un conjuro y al cabo de unos días muere. “Normalmente hago novela histórica, pero en este caso acaba siendo novela negra” por este extraño fallecimiento, señaló Adell.

“La mayor parte de los hechos de la novela son reales, pero también hay ficción”, como la entrevista que Adell organiza en su libro entre Pedro de Arruebo y Pedro de Isábal, “que había creado una secta y quería llegar a ser rey e incluso que alguno de los miembros fuera papa, y al que siguieron algunos clérigos”, relató el autor.

Las fuentes de José Antonio Adell para la novela han sido el libro de Ángel Gari Brujería e inquisición en el Alto Aragón en la primera mitad del siglo XVII, y, de la época en que sucedieron los hechos; Patrocinio de ángeles y combate de demonios, de Blasco de Lanuza, y La práctica de conjurar, de Fray Luis de la Concepción.

“Blasco de Lanuza y Fray Luis de la Concepción vivieron los hechos”. El segundo cuenta, por ejemplo, cómo las mujeres fueron sacadas en el aire de la iglesia y llevadas media legua para colgarlas por los pies en las más altos riscos del Pirineo.  “Dice que no llegó a verlo, porque no quiso, pero que todos los confesores que estaban ahí sí lo vieron”, apuntó Adell. También hay mujeres que en los mismos bancos de las iglesias suben hasta la cúpula donde permanecen un rato antes de bajar. No es de extrañar que, como traslada Adell de lo que recogió de los textos consultados, “en el mundo no se había visto nada igual”.  

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