La Banda de Música de Huesca celebra su 40 aniversario con una vuelta al mundo llena de ritmo, emoción y virtuosismo

Bajo la dirección de Alejandro Escuer, el Teatro Olimpia se ha llenado para disfrutar de un recorrido sonoro a través de diez temas

08 de Noviembre de 2025
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Banda de Música de Huesca: 40 aniversario

El virtuosismo de sus músicos y el orgullo de una ciudad que ve en ellos un patrimonio vivo han marcado una velada memorable en el Teatro Olimpia. Bajo la batuta de Alejandro Escuer Coronas, la Banda de Música de Huesca ha celebrado su cuadragésimo aniversario con un concierto que ha sido, más que un recital, una experiencia sensorial y cultural.

La formación ha demostrado que su futuro está asegurado: una cantera joven y brillante comparte escenario con veteranos que mantienen intacta la pasión por la música.

A las 20:30 horas, el público ocupaba ya toda la sala en una atmósfera expectante. Durante ochenta minutos, los asistentes han viajado -sin moverse del butacón- por paisajes sonoros de los cinco continentes. El itinerario se ha llamado, con justicia, La vuelta al mundo en 80 minutos.

EL PAISAJE ALEMÁN Y EL PULSO AFRICANO

El recorrido ha arrancado con Ammerland, de Jacob de Haan, una obra que ha pintado con colores musicales los campos, lagos y cielos del norte de Alemania. La Banda ha interpretado con gran sensibilidad esta pieza lírica y evocadora, donde las líneas melódicas fluyen con serenidad campestre.

Desde esa calma inicial, el concierto se ha elevado con fuerza con “African Symphony”, de Van McCoy en arreglo de Naohiro Iwai. Fue un estallido de energía y ritmo: percusión arrolladora, vientos poderosos y una vitalidad contagiosa que transformaron el teatro en un escenario de luz y color.

SONIDOS DE ORIENTE Y ESPÍRITU INTERNACIONAL

La tercera obra, Arabesque, de Samuel R. Hazo, ha llevado al público al corazón del Oriente Medio, con sus aires místicos y su riqueza melódica.

La flauta inicial ha evocado el taqasim árabe, antes de que la dabka -danza tradicional- llenara el espacio de movimiento y pasión. El coral final, solemne y majestuoso, ha cerrado con emoción contenida una pieza muy aplaudida.

A continuación, “Expo 70”, de Paul Yoder, ha rendido homenaje a la Exposición Universal de Osaka. Su tono optimista y cosmopolita -muy bien recogido por la Banda- ha simbolizado el entusiasmo del progreso y el poder unificador de la música.

DISCIPLINA AUSTRALIANA Y ALEGRÍA SUDAMERICANA

Con “Ross Roy”, nuevamente de Jacob de Haan, los músicos se han trasladado a Australia, concretamente al entorno del St. Peters Lutheran College, origen de la obra. La interpretación ha destacado por su precisión técnica y solidez armónica, reflejando la nobleza de los valores que inspiraron la composición: disciplina, convivencia y superación.

El viaje continuó en Brasil con la célebre “Tico-Tico no Fubá”, de Zequinha Abreu, una auténtica filigrana rítmica en la que los vientos madera han demostrado un dominio impecable. Su carácter alegre y desenfadado ha arrancado sonrisas y palmas del público.

Después, el ambiente se ha vuelto más intenso con el “Danzón nº 2”, de Arturo Márquez, una obra icónica del repertorio latinoamericano. La Banda ha mostrado un dominio magistral de las dinámicas y un sentido del ritmo contagioso: los solos de clarinete, trompeta y percusión han brillado con personalidad en una interpretación de enorme fuerza expresiva.

DEL CINE AL POP SINFÓNICO

La sección final del concierto ha puesto el foco en el cine. En “Moment for Morricone”, el público ha viajado al Salvaje Oeste a través de cinco temas de Ennio Morricone -tres de Érase una vez en el Oeste y dos de El bueno, el feo y el malo-. La Banda ha recreado ese universo con épica sonora y una expresividad cinematográfica impecable.

Luego, “Coldplay in Symphony”, de Bert Appermont, ha tendido un puente entre generaciones. Los temas “Viva la Vida”, “Clocks”, “The Scientist” y “A Sky Full of Stars” han sonado con fuerza orquestal, envueltos en una atmósfera moderna y luminosa. 

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Como broche final, la Banda jha interpretado el pasodoble “Los Barbas”, de Ferrer Ferran, lleno de vitalidad, elegancia y humor. Su melodía pegadiza y su cierre brillante han puesto  al público en pie, con una ovación larga y sincera.

El concierto, además de un viaje musical, ha sodo una celebración de identidad y pertenencia. En su 40 aniversario (1985–2025), la Banda de Música de Huesca ha reafirmado su papel como formadora de talento.

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