La tercera edición de Barriofest ha continuado este miércoles con una jornada centrada en la música coral. El Centro Cívico Santiago Escartín Otín ha acogido una sesión vespertina en la que varios grupos han compartido escenario con repertorios diversos y bien preparados.
El Coro de la Universidad Ciudadana, bajo la dirección de Isabel Arilla, ha sido el encargado de abrir el acto. Arilla ha recordado que Barriofest es, acudiendo a un artículo publicado en EL DIARIO DE HUESCA, “una comunidad que une a vecinos no solo del propio barrio, sino del resto de Huesca para festejar, celebrar, compartir y embellecer" esta zona de la ciudad. Su formación, ha dicho, se ha sumado una vez más “para compartir y celebrar" con lo que les nos gusta: "cantar juntos”.
La presidenta de la Asociación de Vecinos del Perpetuo Socorro, Minia Díaz, ha dado la bienvenida a las formaciones musicales y les ha agradecido su participación en este festival del Barrio.
Igualmente, Arilla se ha referido al ilusionante proyecto de la Universidad Ciudadana como un espacio donde convergen saberes, ideas, habilidades y pensamientos. Ha subrayado que el coro participa de esa dinámica que permite establecer vínculos y enriquecer la experiencia personal a través del canto compartido.
Durante su intervención, el coro ha interpretado seis piezas que han combinado tradición, música popular y arreglos modernos: “Zorongo”, “Olvidar”, “Tourdion”, “No se va la paloma”, “Can’t Help Falling in Love” y “Goodnight”. Una parte del repertorio se ha interpretado junto al Coro del Instituto Ramón y Cajal -dirigido también por Isabel Arilla-, lo que ha aportado mayor volumen y variedad de color vocal. Además, esta formación ha cantado Moon River en solitario.
El segundo bloque lo ha protagonizado el coro del Colegio Público El Parque, dirigido por Sandra Lanuza. Se trata de una formación joven, nacida este mismo curso, compuesta por 13 mujeres.
Según ha explicado Lanuza, han comenzado a trabajar dentro del proyecto musical del centro, con la intención de extenderlo más allá del alumnado y hacerlo accesible también a madres, padres y profesorado.
En esta ocasión han interpretado cinco piezas, entre ellas Los chicos del coro, El libro de la selva, un espiritual, y una composición de Alaska, A quién le importa. La directora ha subrayado “la ilusión y las ganas” con las que han preparado el programa. Aunque ya han ofrecido varias actuaciones en público, ésta era la primera dentro de un festival junto a otros grupos.
El cierre del programa ha corrido a cargo de Osca Melódica, dirigido por Andrés Sánchez, que ha comenzado con su himno, una pieza que, según ha explicado, define “el espíritu de la coral, un ambiente de compañerismo, de transmitir alegría a la vida, de ser felices”.
La agrupación ha incluido también Vuela, vuela, vuela Paloma, Canción de paz y Agur Jaunak. Sánchez ha subrayado que participar en este tipo de citas culturales permite “mover a la gente con esos sentimientos que hace la música” y ha añadido que el canto les sirve para “levantar el ánimo, agradecer la vida y contagiar algo de alegría”.
Como colofón, todos los coros se han reunido sobre el escenario para interpretar de forma conjunta Días de albahaca, de la Ronda de Boltaña, y S’ha feito de Nuei, de José Lera, en un cierre compartido que ha reunido a voces de distintas generaciones.