Que Bato y Borrego son dos personajes ilustres de la Navidad de Huesca está fuera de toda duda. Sus chanzas y ocurrencias seducen tanto como la disputa que se llevan entre sí pastores y demonios en una lid de siempre, espléndidamente interpretada por el grupo Manuel Martínez de los Antiguos Alumnos Salesianos.
El Teatro ha estado repleto en el patio de butacas y también con público en el gallinero. Esos 4,50 euros de precio de taquilla son una barrera fácilmente superable teniendo en cuenta que la oferta es extraordinaria. Los setenta actores largos han lucido por sus propias cualidades interpretativas y por la contribución impagable de técnicos, maquilladores, voluntarios y responsables de vestuario.
El entusiasmo de pastorcillos y diablillos, en boca de más de una treintena de alumnos del colegio de entre 3 y 13 años, ha contagiado de diversión las butacas con el ingenio del argumento y el guión de "los papeles de Lucifer y Satán de Silverio Maquiera". Todo evoluciona, pero el espíritu de aquel 5 de enero de 1913 en que el teatro salesiano acogió una obra teatral de pastores sigue intacto. Un éxito por todo lo alto el de Bato y Borrego. Definitivamente, dos de los nuestros.
