Por tercer año consecutivo, Bravo Espacio Música, Centro Autorizado Profesional, ha ofrecido su Concierto de Fin de Curso en el Palacio de Congresos de Huesca, transformando el escenario en un tablero de embarque imaginario. Bajo el lema “Un viaje disparatado”, la música se ha convertido en pasaporte y brújula de una travesía lúdica y profundamente simbólica: la del aprendizaje convertido en espectáculo.
Nada más entrar en el auditorio, el público ha sentido la atmósfera de un aeropuerto cualquiera, con la diferencia de que aquí no había destinos predefinidos, sino rutas tejidas por la imaginación y la música. Han sido los más de 150 alumnos y 9 profesores del centro, una auténtica tripulación artística, quienes han guiado este periplo escénico. Bajo la dirección de su fundadora, Marta Martínez, y acompañados por una cuidada puesta en escena, cada interpretación ha sido una escala en algún rincón del planeta.
La primera parte del programa ha propuesto un recorrido musical por países como Italia, Francia, México, Estados Unidos, Reino Unido, Cuba o Brasil, con piezas representativas de sus tradiciones populares. Todo ello, hilado por un guion y unos arreglos firmados por Eduardo de la Fuente, que han servido como mapa sonoro y emocional del espectáculo.
En la segunda mitad, la orquesta del centro, dirigida por el también fundador Alejandro Escuer, ha vuelto la mirada hacia dentro, hacia las raíces del folclore y la música popular española. Voces como la de Belén Fuertes, el virtuosismo instrumental de José María Amarillo, un coro implicado y animaciones escénicas han añadido textura y profundidad a la propuesta.
Más que una audición, el concierto ha sido una declaración de principios: una muestra de cómo la educación musical, cuando se cultiva con rigor, creatividad y vocación, puede convertirse en una forma de ciudadanía artística.