Ese lenguaje universal que es la música tiene la capacidad de trascender barreras y conectar a las personas y distintas generaciones en un nivel profundo y emocional. Y, siempre que se cruzan las fronteras, se iluminan los rincones más oscuros del espíritu.
Cantar para las personas mayores aviva, además, una llama que enriquece y transforma, y otorga un poder excepcional para contagiar alegría, entretener, romper algunas soledades y disipar pequeñas tristezas. Ese contacto de un ser humano con otro, propiciado por la música, se convierte en un regalo excepcional, con el que todas las personas implicadas disfrutan y salen ganando, las voces y su público.
Y en este mar de sentimientos, el Coro de la Universidad Ciudadana ofreció un recital, este pasado fin de semana, en la Residencia Rey Ardid de Huesca, ante un auditorio importante y agradecido.
La trabajadora social María Paúles destaca la relevancia que tienen este tipo de actividades para los residentes, porque "les gusta mucho hacer cosas y les sacan de su rutina".
De hecho, con motivo de las recientes fiestas de carnaval, en el centro se han desarrollado diversas actividades, que culminaron con esta actuación, y en Navidad también se llevaron a cabo propuestas de todo tipo.
"La música creo que es un papel fundamental para el centro. Hemos tenido muchas actuaciones de diferentes coros, sobre todo ahora en Navidad. Creo que es la actividad que más gusta aquí entre los residentes, porque creo que les hace vivir muchos recuerdos".
La música se erige como una herramienta terapéutica que va más allá de la simple distracción. María destaca que, aunque los residentes no expresen sus preferencias musicales, las actuaciones, sobre todo para aquellos con deterioro cognitivo, despiertan emociones profundas.
La directora del Coro de la Universidad Ciudadana, Isabel Arilla, observa que era la primera vez que actuaban en una residencia y la experiencia había resultado muy especial. "Ha sido nuestra primera experiencia en un lugar así y nos gustaría ir a otros centros. No ha sido nuestra mejor actuación, pero sí una de las más tiernas y emocionantes, al menos para mi. Creo que la gente ha disfrutado y con eso nos quedamos", señala.
La particularidad de actuar para personas mayores, según Isabel Arilla, radica en la complejidad de conectar con aquellos que pueden estar experimentando deterioro cognitivo. "En cualquier caso -precisa-, la música es terapéutica y, de hecho, había una persona que prácticamente no oía nada y estaba feliz de que le hubiéramos cantado".
El repertorio: Lela, Txoría txori, La Gavina; Alma, corazón y vida; Brindis, Balaio, Canticorum, Dona Nobis, Zamba, Te quiero, Aqueras montañas y Pasacarreras de carnaval.