El interés del público por lo que este sábado se vivió en el Corral de Comedias de Robres quedó reflejado en la larga cola que, media hora antes de abrirse las puertas, ya congregaba a personas de todas las edades. La organización incrementó los asientos disponibles, y nadie tuvo que asistir de forma incómoda. Aun así, el aforo se completó al máximo.
Al público se dirigió, como es habitual en estas citas de artes escénicas, Luis Casáus, director del Teatro de Robres, quien entretenía la espera relatando la intrahistoria de lo que estaba a punto de vivirse. Contó cómo un viaje familiar a Sevilla lo llevó a un teatro donde presenció "Fuenteovejuna" de la compañía de Antonio Gades; cómo quedó impresionado por la expresividad de la danza; y cómo su esposa intuyó que no se detendría hasta traer ese arte a Robres. También relató su segundo encuentro con ellos en Bilbao, el trato recibido y cómo, acompañado de Roberto Nistal (muy conocido en Robres), “asaltaron” la sede de la compañía teatral. Y lo lograron.
“Así, desde este sábado, a todos esos escenarios del mundo que ha pisado esta compañía, se une el Corral de Comedias de Robres. Un acontecimiento cultural de primer grado que nos llena de orgullo a los robresinos y que compartiremos con monegrinos y altoaragoneses en general”, añadió Luis.
El espectáculo comenzó con un primer mapping visual, una técnica de proyección que transformó el espacio escénico, hasta que Eugenia Eiriz, viuda de Gades, asumió el rol de narradora y condujo al público por un fascinante viaje que comenzaba en una clase de ballet. Dos hombres y una mujer perfeccionaban técnica bajo la dirección artística de Stella Arauzo, una de las principales discípulas del maestro.
Luego se sucedieron diferentes cuadros, con cambios de vestuario fluidos, mientras Eugenia relataba influencias internacionales, anécdotas —algunas trágicas— y vivencias artísticas. En cada pausa, ponía en valor la figura de Antonio Gades, destacando su impacto como bailarín y coreógrafo.
El espectáculo culminó con un cuadro flamenco, donde guitarra, palmas y voz acompañaron los movimientos de Stela, llenos de fuerza y raza. Fue mucho más que una función: una clase magistral de danza e historia en vivo.
El público ovacionó de pie a la compañía, ratificando lo dicho por Luis Casáus en su bienvenida: “Un pueblo de 500 habitantes, en un entorno rural, necesita cultura y arte tanto como una gran ciudad”. La compañía de Antonio Gades y su obra "Movimientos por bulerías" contribuyeron, este sábado, a saciar ese hambre cultural.