Ha resultado una velada prolija en el programa, 33 pequeños actos en medio de este calor tórrido que ha tomado el Teatro Salesiano, en el que las lágrimas de la emoción han superado en volumen, y ya es mucho decir, las gotas de sudor. Un fin de curso en 28 de junio viene acompañado de ese fenómeno natural, la alta temperatura, pero la ocasión especial de este fin de curso ha permitido sobrellevar los casi doscientos minutos de duración: el tributo a Mercedes Moliní, "Mi amiga".
Proclamar a Mercedes Moliní como "mi amiga" no es un acto de egoísmo, sino de generosidad. Buena parte del auditorio, abundante en aforo en la platea, conocía a la programadora cultural, relaciones públicas, comunicadora y, sobre todo, pasional promotora de tantas y tantas citas del ser humano con la danza. Y, en el caso de Huesca, con todo el universo de Espacio Danza. Por eso, la proclamación en primera persona de singular ha sido una invitación a que todos los presentes adoptáramos esta figura de la madrileña-oscense como amista propia: "Mi amiga".
La primera pregunta que surge como calificación del espectáculo de Fin de Curso de Espacio Danza se formula así: ¿Le hubiera gustado a Mercedes? No es una cuestión baladí porque "la Moliní", que es mucho Moliní, era amable pero exigente, comprensiva pero perfeccionista. La respuesta es contundente: Sí, le ha agradado. Y mucho, porque ha tenido de todo, géneros desde lo clásico o el jazz a la contemporánea hasta la danza urbana, desde melodías a fulgurantes ritmos, desde pequeños tesoros desconocidos para el gran público hasta el apoteósico We Are The World.
Entrega desde el minuto uno, desde esa Clase de Zumba/Jazz con dieciséis bailarines en vertiginosa danza en un remix musical. Casi veinte minutos antes de la divertida presentación de Carlota García y Claudia Lancina, en disputa hemisférica sobre la parte de la sala que iba a ser más proclive a hacerse escuchar con las ovaciones. Derecha o izquierda. Cuando hay danza, hay armonía: empate.
Tras el video de los mejores momentos del curso editado por Juan Bautista, la música popular coreana (Kpop) de BTS y su Fire movía los pies de los presentes en sus butacas y los jóvenes se empleaban a fondo. De ahí a las promesas con "La llamada del mar" de Vaiana con coreografía de Laura López.
La velada caminaba entre movimientos gráciles y hasta imposibles, primero con la música de Dirty Suc con Jara Sanz, luego con la distopía Your Love con coreografía de Juan Bautista y a continuación con la ganadora de la Beca EDH 2025-26 Favourite Crime, Lucía López sobre música de Olivia Rodrigo. Justin Biever y Shawn Mendes ponían tono al "Go out from the box" de Nerea Gálligo. Era turno de "La bella durmiente" interpretada por Carla María Hotopan, que un poco de Chaitkovsky siempre es bienvenido. Carla, después, se apoyaba en la música de Dellafuente y Morad para celebrar haber sido finalista de la Beca EDH "Manos rotas".
Los alumnos de Hip Hop marcaban sus nuevos paradigmas con la coreografía de Juan Bautista en un remix virtuosamente engarzado. El ganador infantil de la beca EDH "Die with Smile", Iker Herrero, enfilaba la recta final de la primera parte, que se abrazó para tomar aire y reposar de tanta danza con la coreografía de Álex Dudea y la música de Alicia Ayles en danza urbana y un remix final dirigido por Juan Bautista de los alumnos de contemporánea "Algaba".

¡VIVA LA DIVERSIDAD!
Un homenaje a la cultura española era compatible en la segunda parte con una apertura de miras a todas las del universo. Tras la Leyenda con coreografía de Juan Bautista y José Espinosa, intensa y extensa, hermosa, y los alumnos de hip hop I con canción de Abraham Mateo, homenaje al flamenco con "A mi padre trianero", coreografía de Carmen Carrasco, que interpretaba con Espinosa, Marta Llorente, Maru Mairal y Ainhoa Santolaria.
Como un precioso mosaico en el que depositar los pies y aletear las manos de la danza, discurrían un Expresso Martiny, Ubiquity, Constellations, el Hip Hop de segundo y tercero, y Rosalía felizmente mecida su popular Contigo en los movimientos de Bianca Sabau. Se venía Lady Gaga con "Never Love Again" de los alumnos de Contemporánea y la danza urbana de "Pocket Rockey" con coreografía de Álex Dudea. El Don't be alone con Luan Dos Santos en la concepción y la ejecución y los alumnos de Comercial Abracadabra otra vez con Lady Gaga versionada en danza por Juan Bautista.
La gala, sobrepasadas holgadamente las dos horas, no sólo no decaía sino que se venía arriba. El Tiento por Aranjuez, en doble vía de Vicente Amigo y la tradicional de Joaquín Rodrigo, era sutilmente deslizada sobre la escena por José Espinosa, y posteriormente Juan Bautista se dejaba llevar por "Lose It All" de Sam Tompkins.

EL TRIBUTO
La voz poderosa de Paco Ruiz conducía con estremecimiento por las notas más bellas de "Esta vida loca" de Pancho Céspedes, para expresar el desarraigo por la pérdida y la esperanza por el legado y el recuerdo de Mercedes Moliní.
Eva Octavio guiaba este acto dentro del Fin de Curso. "Su vida y obra dejaron una marca indeleble en todos los que tuvimos el honor de conocer a Mercedes. Dejó una huella profunda en cada persona que tuvo el privilegio de compartir momentos con ella", proseguía con la voz entrecortada por la emoción. "Siempre supo ofrecer una palabra de aliento para tender su mano y levantar a quien lo necesitaba, e incluso regalar una sonrisa en los tiempos más difíciles". Poseía una "forma única de hacernos sentir acompañados, de entregarse a los demás sin esperar nada a cambio. Una gran virtud. Su integridad, su sentido del humor, su fortaleza y, sobre todo, su amor por la familia son valores que jamás se olvidarán".
La presentadora agregaba que "Mercedes tenía un alma genuinamente altruista. No conocía fronteras a la hora de ayudar. Extendía su generosidad tanto a quienes la rodeaban como a los más desfavorecidos, con la firme convicción de construir un mundo más justo y humano. Era una mujer incansable, capaz de enfrentarse a cualquier obstáculo, luchando contra viento y manea para alcanzar sus objetivos con determinación, coraje y fe. Por todo esto, hoy celebramos su legado de entrega, principios, humanidad, de profundidad. Que este homenaje no sea solo un reconocimiento, sino también un compromiso: el de continuar su ejemplo, el de seguir construyendo con sus valores. Mercedes ya no está físicamente entre nosotros, pero su espíritu vive en cada vida que tocó, en cada causa que abrazó y en cada acto de bondad que inspiremos en su nombre".
Gemma Morado, bailarina, coreógrafa, directora y productora de "Siempre en Compañía Gemma Morado", exponía su cariño a Mercedes, que "siempre quería ayudar". "Tuve la gran fortuna de trabajar con ella y me reía mucho porque era muy divertida. Es un momento triste pero le vamos a recordar con muchísima alegría, como le hubiera gustado".
Un video ha traído hasta Salesianos el emocionado homenaje de Rafael Amargo, de Antonio Canales, de Mercedes Albi (gran historiadora de la danza) y de Perfecto Uriel (de la Casa de la Danza de Logroño. Gemma Morado ha leído una misiva de Mercedes Albi: "Si tuviera que elegir un adjetivo para definirte, así a botepronto, me viene frontal. Siempre ibas de cara y a tumba abierta. Te entregabas en todo lo que hacías, y tu pasión se anteponía a cualquier minucia. Estabas hecha para mover el mundo. Eras lo menos pasivo que existía. Pero ante todo, mi querida Mercedes, eras la generosidad personificada. Si definiéramos a los seres en dos categorías, los que mueven el mundo y los que se dejaban llevar, es claro que para los que te conocimos eras de la primera categoría. En un torbellino envolvente que nos llevaba a donde tú querías, pero no para ti. Nunca era para ti, sino que nos conducías al lugar de otros, generalmente a los artistas que hacían algo bello".
"Reflexiono y, ahora que te has marchado, pienso que simplemente querías hacer un mundo mejor. Gracias, querida, allí donde estés, que seguro que es en el cielo. Sigue velando por nosotros, que sabes te echamos mucho de menos. Descansa en paz y hasta siempre, Mercedes", concluía el mensaje de Mercedes Albi.
Un último mensaje en forma musical, con la voz de Paco Ruiz y la mítica "I need your love" de The Righteous Brothers, para dar paso a la apoteosis de despedida. Las lágrimas emanadas de la serenidad en su gratitud de Jorge Hernando Moliní, hijo de la homenajeada, y el We Are The World que movía a todos los artistas y exigía el último esfuerzo del torbellino de emociones que, sin duda, llegaban a oidos de "Mi amiga: Mercedes Moliní".