Formidable y audaz concierto sobre el agua de la Banda de Música de Huesca en el Olimpia

Entusiasmo en los cuatrocientos asistentes al espectáculo de los setenta músicos dirigidos por Alejandro Escuer

DH
19 de Noviembre de 2022
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Ovación a la Banda de Música de Huesca en el Olimpia tras un formidable concierto

La Banda de Música de Huesca ha ofrecido un formidable e innovador concierto en el Teatro Olimpia ante cuatrocientas personas que han agradecido el impresionante espectáculo con una ovación final de varios minutos entre los saludos de los 70 integrantes del grupo que ha dirigido prodigiosamente el maestro Alejandro Escuer. La música ha sido el hilo conductor de un programa con siete piezas y un bis que han dejado un maravilloso sabor de boca a los melómanos.

Ya ha comenzado con buen tono el concierto ya que el presentador, Javier García Antón, de EL DIARIO DE HUESCA, ha comunicado al público la obtención de la condición de academista en el Teatro Alla Scala de Milán de Luis Cantero Sampériz, nieto del añorado maestro fundador de la Banda, hijo de Fernando, integrante de la misma, y hermano de Fernando, que también es academista ahora de trompa en Böchum.

Si ya ha empezado con buenas vibraciones, el concierto no ha hecho sino crecer. La presentación ha expuesto versos de Mario Benedetti sobre el agua y García Antón ha explicado sus dicotomías: vida y muerte, lo efímero y la eternidad, riqueza y pobreza, salud y enfermedad, objetivo de la humanidad, música y poesía, vertedero de nuestras inmundicias, música, arte y pedagogía. Sabemos qué es una gota de agua, pero ignoramos el océano.

El agua encarcelada, el agua en la lucha con el ser humano, el agua civilizada al servicio del bienestar, el agua en destrucción, el agua que se enseñorea, el agua en armonía, el agua como pulsión de poder han protagonizado el programa, comenzando con Aquarium de Johan de Meij, una suite de tres movimientos en el que seis peces tropicales se llenan de un simbolismo que trasciende la naturaleza para concentrarse en los comportamientos humanos.

Moby Dick, de Michael Geisler, ha puesto por delante la epopeya con unos ritmos y sones conocidos, con una extraordinaria fuerza que nos ha transportado a las cruentas peleas del capitán Ahab para acabar con ese leviatán que consideraba la ballena blanca. Un himno al mar, una lección de naturaleza, poesía épica y momentos de una gran intensidad.

La tercera ha sido Lanjarón, el pasodoble de Fernando Penella sobre el pueblo de los manantiales y hoy de las aguas, que ha arrancado con una poesía de Joan Manuel Serrat. El agua como desarrollo y como historia de cultura, de violencia y de concordias.

Ha entusiasmado, en una sala que subía de decibelios en los aplausos por momento, A Song for Japan de Steven Verhelst, un tema compuesto a raíz del tsunami de Japón con las afecciones a la central nuclear de Fukushima. Otra interpretación poderosísima, sutil, para refrendar el poder destructivo del agua cuando decide derivar en catástrofes. Y bien que conocemos en nuestra provincia ese empuje destructor.

El Arca de Noé de Bert Appermont ha sido otro salto en la emoción de los cuatrocientos asistentes, que han sentido en sus carnes, tirando de imaginación, la terrible vicisitud a la que se enfrentó la humanidad en la desesperante intención de Noé de salvar la vida en el planeta por la violencia de las personas hasta que, rescatados por la nave, el mundo vuelve a respirar, la naturaleza revive y al atardecer brillan ornamentos inéditos en el cielo, signos de un tiempo especial y seguro. La bondad y la justicia prevalecerán.

La última obra del programa ha sido el Caribbean Concerto de Kees Vlak, una fastuosa y variadísima combinación de instrumentos ora vertiginosamente interpretados, ora serenos y sutiles. Un transporte a las playas paradisíacas de aguas cristalinas, un paraíso de belleza, de fiesta y de alegría.

Casi cinco minutos después de iniciado el aluvión de palmas, el maestro Alejandro Escuer ha agradecido al público su apoyo y su entusiasmo. Ha reconocido el riesgo de variar los formatos ortodoxos de una banda de música para establecer un monográfico sobre algo tan complejo y poliédrico como es el agua. Y ha regalado un bis con la sinfonía del mar de Ralph Vaughan Williams. En la salida, caras de satisfacción, orgullo y admiración por una seña de identidad de Huesca: nuestra Banda de Música.

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