El Garrampa Fest volvió a ganarse la vitola de "plato fuerte" de las fiestas del barrio de María Auxiliadora con una edición que reafirma su carácter combativo y multidisciplinar. Lo que comenzó como un pequeño ciclo de conciertos se ha convertido, casi dos décadas después, en una plataforma de expresión cultural en constante evolución, con espacio para la música, la literatura, el dibujo, la danza urbana y la acción vecinal. Y lo que vendrá.
Fundado por Fernando San Román junto a la Asociación de Vecinos María Auxiliadora, el Garrampa tiene su raíz en la cultura popular y la autoorganización. San Román recordó que el festival nació en un momento de efervescencia creativa en Huesca, con jóvenes músicos que daban sus primeros pasos: “Comenzamos con pop y hoy abarca mucho más: es interactivo, literario, de la tierra. Me enorgullece haberle dejado en un punto y ver cómo ha seguido otro rumbo maravilloso con Alejandro Villacampa "Chino" al frente”.

La organización, que lleva 17 ediciones -en 2020 no se pudo celebrar y en 2021 se hizo una edición vermú-, sigue apostando por la música aragonesa y por un modelo de festival que, desde lo pequeño, llega muy lejos.
Una de las bandas más esperadas fue T4TR, un grupo joven oscense formado en 2020, tras la pandemia. Jesús Jiménez comentó destacando lo entregado que había estado el público, la buena organización y que el hecho de tocar en casa lo hacía más bonito. “Vivo a diez metros del escenario. Ha sido muy especial", añadió Jorge Vergara.

Aunque el directo arrancó con algún problema técnico, el grupo se rehízo rápidamente y ofreció un repertorio variado que abarcó desde sonidos más melódicos hasta el metal.
“Este proyecto es nuestro bebé y hacemos con él lo que queremos, refleja la personalidad de cada uno”, afirmaron. También hubo espacio para la emoción con el recuerdo de Mario Rodríguez, amigo cercano del grupo: “Está presente en nuestras cabezas. Era una persona con mucho talento, con mucho duende. Le echamos mucho en falta, fue un duro golpe".

La jornada, conducida por el propio Alejandro Villacampa, había comenzado con el rock directo y contundente de Villanos, grupo de Barbastro liderado por los hermanos Álvaro y Miguel Ángel Ruiz, con Alejandro Blázquez al bajo. Presentaron temas de su primer disco, Bisonte, y anticiparon canciones del próximo, Coyote. En escena, combinan temas propios con homenajes a clásicos como Iron Man o Seven Nation Army. “Ha sido una gozada. El ambiente, increíble”, expresó Álvaro, mientras Blázquez remarcó lo ilusionante de su debut con la banda.

Tras ellos, Aitana Andreu estrenó en directo su trabajo Flor de Cerezo, un proyecto que ha estado preparando durante casi dos años. Con experiencia en orquestas, reconoció sentirse cómoda en el escenario: “Mi vocación es ser cantante. Voy con calma, probando, aprendiendo. Esto es solo el comienzo”. Aunque actualmente se mueve en el hip hop melódico, se declara amante del soul, jazz y pop, y está abierta a experimentar con registros diferentes.

I-DORU: EL BAILE TAMBIÉN TIENE CABIDA
Desde Zaragoza llegó el colectivo I-Doru, que debutaba en Huesca con una propuesta escénica inspirada en el K-pop, J-pop y anime. “Nos lo hemos pasado increíble”, confesaron tras un show vibrante que implicó al público desde el primer minuto.

El grupo se formó en 2016 con una idea conceptual: cada integrante representaba a una idol ficticia. Con el tiempo, han desarrollado una estética propia basada en la cultura coreana y japonesa. “Lo más difícil es coordinar los ensayos. Pero también es lo más satisfactorio: estar juntas”.

LITERATURA E ILUSTRACIÓN
El Garrampa volvió a apostar por otras formas de expresión. La escritora e ilustradora Hada Torrijos, autora del poemario autoeditado Vendaval, estuvo presente con esta obra. “Gracias por considerar Vendaval como literatura. Esto es otro nivel”, dijo muy contenta.
Con más de 400 ejemplares vendidos sin editorial, lanzó un mensaje claro: “A todas esas personas que sienten que no pueden liberarse de algo: amiga, date cuenta y suéltalo”.
En el área de ilustración participaron también Leyre Lardiés y Equipo Peblo -que fueron retratando en directo a los músicos que subían al escenario-, y la jornada se completó con actividades para la infancia organizadas por Juegalto Aragón, cuentacuentos a cargo de África te cuenta, y propuestas lectoras de la librería El Iglú.

MARIO, EN LOS CORAZONES
Uno de los momentos más conmovedores del día fue el homenaje a Mario Rodríguez Escudero "Merio", fallecido en septiembre de 2024 en un accidente de tráfico. Su hermana, Claudia Rodríguez, y su pareja, Laura Coronas, subieron al escenario para recoger dos retratos realizados por la fotógrafa Laura Ayerbe -implicada también en la organización del Garrampa Fest- durante la edición anterior del evento.
La noche en la carpa concluyó con la actuación de La Cara B de Uesca, que puso el broche final a una gran tarde. Pero la fiesta continuó en La Catalítica, con los DJ sets de Txaman y Rural Pogo, que llevaron la energía hasta la madrugada.
Larga vida al Garrampa.

POR LA MAÑANA, EN INGLÚ
Cultural el Globo, es decir, Chus Laguna y José Miguel Sánchez, realizaron un cuentacuentos para el Garrampa Festival y las fiestas del barrio María Auxiliadora en la librería Iglú. Allí contaron cuatro textos africanos que habían trabajado con CCONG Ayuda al Desarrollo, una organización a la que, a su vez, se los enseñaron mujeres afrricanas que ahora viven en Huesca y a las que se los recitaban cuando eran niñas: Por qué las tortugas tienen el caparazón cuarteado; Por qué los cocodrilos tienen la piel rugosa; El sol; y El cuento del elefante y el canario.