Jorge Mallén e Ignacio Boné, en una nube: “Salir por la puerta grande de la plaza de Huesca, entre lágrimas y emocionado… Cumplí un sueño”

Los novilleros de la Escuela Taurina de Huesca abrieron la puerta grande de la Plaza de Toros el pasado domingo en una clase práctica

Adrián Mora
Periodista
26 de Octubre de 2022
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Jorge Mallén brinda las dos orejas de su novillo al público de Huesca/Ignacio Boné lidia con un novillo. Fotos: Jorge Monserrat/Tomás Carnicer
Jorge Mallén brinda las dos orejas de su novillo al público de Huesca/Ignacio Boné lidia con un novillo. Fotos: Jorge Monserrat/Tomás Carnicer

Aspiran a ser figuras del toreo, y de momento no van por el mal camino. Jorge Mallén tiene 19 años y está cursando ADE en Huesca. Confiesa que sus referencias son Morante de la Puebla y Talavante. Dos figuras incontestables. Pero resalta al oscense Diego Luna, a quien tiene “mucho aprecio y cariño” y confiesa estarle “muy agradecido porque es una persona muy importante en mi vida”. A él le brindó el novillo el pasado domingo que le hizo abrir la puerta grande de la Plaza de Toros de Huesca. Junto a él, y también a hombros, salieron Ignacio Boné, también de la Escuela Taurina de Huesca, Fran Fernando y Javier Aparicio. Una clase práctica para el recuerdo.

No se deben pasar por alto las actuaciones de Porta Miravé y David Sejas, los otros oscenses que tuvieron la oportunidad de lucirse ante su gente y que cortaron un apéndice cada uno. Unas promesas con mucho oficio y templanza que apuntan muy alto y que se sitúan en el mismo escalafón que sus otros dos compañeros de fatigas, y que bien merecen el calor que les brindó la Plaza de Toros de Huesca.

El tiempo les debía una. La novillada de la Feria de La Albahaca 2022 se tuvo que suspender el pasado mes de agosto a causa de la lluvia. “Habíamos depositado mucha ilusión ahí. Para los tres novilleros era un día soñado y debido al tiempo el sueño se truncó. Creo que Huesca nos la va a devolver y algún día se va a volver a repetir esa novillada”, asegura Jorge Mallén, uno de los cuatro novilleros oscenses que participaron en esa clase práctica.

“Fue un momento muy bonito, que había soñado desde muy pequeño. Salir por la puerta grande de la plaza de Huesca, entre lágrimas y emocionado… Cumplí un sueño”, confiesa. La suerte quiso que Mallén y Festero, su novillo, se cruzaran aquella tarde. “Fue extraordinario”, un animal “perfecto para el día porque me dejó expresarme, me dejó hacer lo que tenía dentro. Sobre todo disfruté e hice disfrutar a la gente. Es un novillo que voy a recordar para siempre”. Un momento que empezó a soñar cuando era pequeño, desde que su padre le llevó a una plaza de toros por primera vez.

Quizá sea paradójico, quién se lo diría en la víspera, pero es que durmió menos la noche posterior a triunfar. “Diría que la noche del domingo al lunes dormí menos que la anterior porque estaba tan emocionado que no me lo creía. Coger el sueño después de una tarde así, era muy complicado. Estuve dándole vueltas a lo importante que había sido esa tarde para mí. No pude casi ni dormir”.

Alrededor de un millar de personas arroparon a los jóvenes el pasado domingo. Mallén afirma que en Huesca “se está creando un ambiente muy taurino. Se están haciendo muchos aficionados gracias a las clases prácticas que está organizando la escuela y es bonito ver que hay afición en una ciudad como Huesca”.

Tiene muy presente que los estudios son “fundamentales, porque te formas como persona y como profesional. Luego ya, si Dios quiere, si soy algo en el mundo del toro, que ojalá, Dios dirá”. De momento lo compagina sin mayores problemas. Por las mañanas va a clase y por las tardes entrena. Ya sea en la plaza, saliendo a correr, viendo videos o hablando con el maestro sobre la técnica.

Describe la Escuela Taurina Oscense como “una gran familia, donde convivimos muchas horas, sufrimos juntos y soñamos juntos”. Un entrenamiento tiene dos partes: la física y la técnica. “Le dedicamos mucha parte del tiempo a la suerte de matar, banderillas y a todas las suertes. La suerte de matar es una parte mínima de la faena pero que te condiciona a triunfar de manera rotunda o, por el contrario, irte de vacío. Es complicado, por mucho que lo entrenes en el carro, luego cuando estás con el novillo cambia totalmente la película. Hay que tenerlo muy asimilado en la cabeza”. 

Sin “El Molinero” nada sería igual, el maestro que les dirige, corrige, enseña y pauta su crecimiento. Mallén confiesa que toda la técnica que tienen “es suya, todo nos lo ha enseñado él. Lo que está haciendo por nosotros no tiene palabras de agradecimiento porque está dedicando su tiempo y su vida por nuestra afición. Poco a poco se están viendo los resultados que se están consiguiendo, que son muy importantes”.

Sobre el futuro prefiere no pensar, porque “no se puede predecir, hay que vivir el presente, que de momento está siendo muy bonito”.

Ignacio Boné está estudiando Ingeniería Agrónoma y, por el momento, está “contento” en su primer curso “llevándolo todo al día y compaginándolo con los entrenos”. Define como una “sensación de satisfacción y plenitud” el abrir la puerta grande y lo único que se le pasaba por la cabeza en ese momento era “disfrutar y quedarme en esa nube todo el tiempo que pudiera”.

El pasado 7 de agosto ni siquiera pudo ponerse delante del novillo ante un ruedo que, cuando le llegó su turno, más bien era una pista de patinaje de barro. “Nos lo debía Huesca y así lo sentimos. Lo pude disfrutar mucho”, resalta satisfecho.

La Escuela Taurina Oscense está formada por personas “gracias a las cuales podemos hacer todo esto. Están todos los días trabajando. Está compuesta por Pablo Ciprés, el presidente, y El Molinero, director y profesor. Nos enseñan los valores de la tauromaquia además de la técnica que necesitamos para ponernos delante de los animales. Nos educan físicamente para poder hacerlo con la menor fatiga posible”.

Gracias a “El Molinero”, apunta, “estamos logrando esto, es una figura fundamental”. En verano, la actividad ha sido mucho más intensa, pero ahora, con el fin de la temporada y el inicio del curso, la “cosa se complica más”.

Boné confiesa que no tiene un referente marcado en el mundo del toro, pero sí que intenta quedarse con lo mejor de cada uno. “Todos tienen un mérito tremendo, intento trasladarlo a mi concepto y forma de sentir”. Ahora, por ejemplo, se fija mucho en El Juli, Daniel Luque y Tomás Rufo.

Concluye deseoso de que toda esta corriente “vaya a más”, aspirando a “llegar a lo más alto'' de esta profesión. En Huesca, asevera, se hace una “labor muy importante porque se están creando aficionados”.

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