Luis Guitarra y su Concierto por la Paz y la Esperanza en Huesca: acabar abrazados porque "Todo, todo va a ir bien"

El público que abarrotó el Salón Azul del Casino participó con entusiasmo en un recital intimista donde el alma y la verdad poética generaron una atmósfera mágica

24 de Junio de 2024
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Concierto por la Paz y la Esperanza en Huesca de Luis Guitarra

"Lo primero de todo fue la luz, luego vino la espuma, luego vino la luna, luego vino el azul. Luego vino la vida, luego nació una espiga, luego viniste tú". Fueron este sábado las primeras estrofras del Concierto por la Paz y la Esperanza de Luis Guitarra, el conocido como cantante solidario. Después del hermoso e intimista recital en el Salón Azul, pletórico de aforo y de emociones, el público salió convencido de que "Todo va a ir bien" y más hermanos por el mimetismo que provocó con su "Me abrazo a ti". En el fondo, todos habíamos descubierto que, en la trinidad expresada por el artista madrileño, en la composición de música, letra y alma lo que flotaba en el ambiente era el alma recogida en letras de poesía acompañadas por la melodía de la guitarra y la voz. Un delicioso relato musicado.

El del Centro de Solidaridad Interdiocesano y el Centro de Escucha Javier Osés fue un bonito regalo en el que concitó las voluntades del Ayuntamiento de Huesca, de Cáritas Diocesana, de la Pastoral de Salud, de los colegios Santa Rosa y Santa Ana, y de la ONG del autor, "Como tú, como yo". Afortunados los que cupieron en el hermoso auditorio del Casino, porque algunos hubieron de volverse al ser superado el máximo permitido. Vino a ser algo más que un concierto. Una charla que pudiera imaginarse en torno a la lumbre de un hogar, tan entrañable que la conexión acabó pasando de tímida a patente gracias a las palabras llenas de poesía social de Luis Guitarra.

"Llegaste tú" fue la segunda interpretación, ésta del disco Desaprender. "Llegaste porque aquí se abrió una puerta, llegaste y sin apenas darnos cuenta, nos pusimos a soñar". En apenas dos interpretaciones, el artista había concitado la plena atención a cada detalle, a cada sílaba que emanaba al alimón de la guitarra y de la voz.

Luis Guitarra es periodista (cursó los estudios después de su primera formación musical", y esa facultad del ser humano imprescindible para este oficio, la observación, se hace carne. Había quedado seducido por La Confianza, por ese icono comercial pero también cultural de Huesca, y por el amor al servicio que brota de María Jesús y Víctor, heredado de "papá", el gran hacedor de una tienda en el que nadie se va sin nada, haya entrado como haya entrado. Y le dedicó "Flores", también del disco A la Intemperie. "Le compré dos rosas blancas para mandarlas al cielo, y empecé a escribir la historia que me contaba mi abuelo".

Y Guitarra dio un paso al frente sin moverse de su taburete, para que los presentes se erigieran en un coro enérgico contra el gran estigma de la humanidad de hoy, azotada por medio centenar de conflictos bélicos. "Desaprender la guerra", que fue cantada por una generación de españoles y de otros países donde Luis es admirado, motiva a todos a una proclama: "Desconvocar el odio, desestimar la herida, rehusar usar la fuerza, rodearse de caricias, reabrir todas las puertas, sitiar cada mentira, pactar sin condiciones, rendirse a la justicia". Y un final de esperana: "Desaprender la guerra, sumarse a la alegría, reinaugurar la vida".

De "Como tú, como yo" (1996) es la Historia de Lucía. Una anciana sin techo que demuestra que "las personas más insignificantes nos enseñan cosas que nos hacen crecer". Con los cartones como colchón y manta, rodeada de bolsas de plásticos, no sólo invisible para una parte de la sociedad, sino además incomprendida. Los ojos de un puente eran su albergue... hasta que desapareció y Guitarra se sumió en la tristeza. Le dijeron que había fallecido, pero en realidad había sido recogida y moraba en una residencia. Luis acudió al centro y la rondó. Lucía fue ese día la estrella. "Me cambió la vida por dentro, me enseñó que quería ir por el mundo con los ojos abiertos. Todo lo que hay en el mundo tiene que ver conmigo, y todo lo que sale de dentro de mí afecta al mundo". Y suena la guitarra, "y mientras que al nacer el día la niña Lucía es la Bella Durmiente, la Bruja es la vieja que vive debajo del puente".

TODO ES DE TODOS

¡Se puede decir tanto con tan pocas palabras". De su experiencia musical y vital, Luis Guitarra extrae lecciones de vida. Nada es fruto de la mismidad, sino de compartir. Enseña a mirar con ojos de verdad. El público del Salón Azul se convierte en su coro ante el minimalismo de la letra de "Todo es de todos", del disco con el mismo título. Es sencillo de aprender. Al condicional "Si todo es de todos", se le añaden cuatro conclusiones: la Deuda del mundo es una injusticia; los que tienen tanto que no pidan más, ¿por qué hay tanta gente que no tiene nada? y las deudas eternas tendrán un final.

Luis ha visto en su infinidad de viajes por el mundo todo tipo de desgracias y de injusticias sociales. De uno a Perú y Ecuador, de la contemplación sin solución global del dolor de personas con discapacidad, de niños con parálisis cerebral, emergen 28 preguntas bajo un título: ¿Quién? "Y en la respuesta que sepamos dar estará la esperanza". "¿Quién pinta de azul el Universo, quién con su paciencia nos abraza, quién quiere sumarse a lo pequeño, quién mantiene intacta la esperanza?".

Luis Guitarra acaba de regresar de una gira por Bolivia, donde ha tratado de poner su granito de esperanza ante problemáticas como el acoso, la trata de blancas o la falta de horizontes para los jóvenes. Y de manera muy especial los privados de libertad en las cárceles cuyos más gruesos barrotes mentales son "pensar que nadie les espera fuera". Conoció a una persona que era apodado El Diablo. Y a él dedicó la cancion "El Diablo Sueña". "El Diablo no necesita que le digan, que le repitan, que la vida pasa factura al que obra mal. Que los años de cautiverio te transforman, te hacen más serio. El Diablo sueña con plena libertad". En la facilidad para los dobles sentidos, la ambigüedad se torna valor. Sueña con libertad y con la plena libertad.

Se permite una licencia que es poner en escena una canción de dos amigos palentinos, Alberto y Emilia, "Devolvedles la paz", para significar que "no se es más fuerte prescindiendo de Dios".

¿HOY HE ABRAZADO A ALGUIEN?

Me abrazo a ti. Una recomendación fruto de la reflexión de años. Invita Luis Guitarra a hacerse dos preguntas antes de ir a la cama cada noche: "¿Hoy he abrazado a alguien? ¿Alguien me ha abrazado?" Y la respuesta es: "Si no lo han hecho, no se metan a la cama hasta que les den uno. Mi guitarra y yo nos abrazamos". Y encuentra la participación entusiasta con este temazo de A la Intemperie, con el coro de todos: "Cuando nos sabemos rotos, cuando nos pensamos solos, cuando nos duelen los ojos, cuando el amor lo empapa todo. Cuando pasa el aguacero, cuando hay que empezar de nuevo cuando queda tanto por vivir. Cuando los sueños se apagan. Cuando nos sabemos rotos... me abrazo a ti".

La vida nos ofrece cada mañana la oportunidad de elegir con quién estar, añade, con los que están satisfechos o con quienes nos necesitan. "Hemos venido a compartir". De Todo es de Todos, Alégrense-Preocúpense. Que se preocupen los que "son alguien", los intachables, los que no lloran, los que atesoran, los emprearios que pagan salarios de risa y de hiel, los puritanos que lavan sus manos cumpliendo la ley... Alégrense los excluidos, los perseguidos, los que confían, los que se fian, los compañeros que siempre estuvieron con dudas o fe, los voluntarios si son solidarios estén donde estén, los humanistas, los gays los artistas, la gente de bien... "Alégrense y hasta la vista, y perdonen que insista, ustedes también".

Llega la hora del final y de la gratitud. La concentra en Elena Palacio y Toñi Santás, las artífices del concierto. El último ha de ser un mensaje de esperanza coreado a un único pulmón, el que bombea sangre al corazón de todo el auditorio. "Hay ventanas en mitad de mi ciudad, hay palabras en el aire, que nos hacen confiar. Y certezas que nos dan la libertad, que nos hablan de utopías, que contagian valentía, que nos muestran un camino por andar. Todo va a ir bien, todo va a ir bien". Y con el himno rondando nuestra mente musical, el público se retira. Es de noche y, sin embargo, refulge la luz de la paz y la esperanza.

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