María Botto: "Después de 40 años, estoy por primera vez orgullosa de sentirme un poquito argentina"

La actriz ha reivindicado que se cuentan más historias de mujeres como algo público y universal

14 de Junio de 2023
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María Botto canta a Janis Joplin

Después de 40 años, María Botto (Buenos Aires, 1978) está por primera vez orgullosa de sentirse española, pero también se siente un poco argentina. No ha sido sencillo para ella alcanzar esta emoción, dolida por un país del que tuvo que abandonar en 1978, cuando todavía era una niña muy pequeña, para huir de la dictadura de Videla.

La actriz ha relatado en el Festival Internacional de Cine de Huesca este trágico pasaje de su vida, que fue precedido por el secuestro de su padre, que fue llevado a un centro de tortura y, posteriormente, desapareció. 

En la sección vermú, en conversación con Chus Fenero, ha explicado que, cuando llegó a España, al principio pasó mucha hambre, y siempre comía salchichas con puré. "Quería ser charcutera de mayor, porque creía que la gente que daba comida era un ser extraordinario. Sin embargo, al final decidí ser actriz, porque de esa manera podía ser charcutera y otras cosas".

María Botto, hija de la actriz y profesora de interpretación Cristina Rota y el actor Diego Fernando Botto, es la hermana mayor de Juan Diego Botto y Nur Levi. Ha subrayador que se siente "muy orgullosa" de su madre, que se exilió de Argentina y sacó adelante a tres hijos. "No quería abandonar la interpretación, pero tenía que ganarse la vida", y creó una escuela de actores. Siente mucha gratitud, porque le ha enseñado que, a pesar del horror que se pueda encontrar, "lo más revolucionario es vivir y seguir adelante".

Siente "mucho amor por España", por el país que la acogió, y por ello decidió ser española. Al mismo tiempo, ha experimentado mucha rabia contra Argentina, hasta que. recientemente, visitó el lugar donde encarcelaban a los militantes de izquierdas y a los opositores a la dictadura. "Ahora es un museo y se ha creado un parque de la memoria con los nombres de las 30.000 personas desaparecidas", ha comentado. Todo ello le ha imbuido de "una gran gratituid hacia la sociedad argentina por este trabajo de memoria y reparación".

"Después de 40 años, estoy por primera vez orgullosa de sentirme Española pero también un poquito argentina", ha añadido.

Chus Fenero le ha preguntado por las reacciones que la claridad con la que habla siempre provoca en las redes sociales, pero ella no les ha dado excesiva importancia. Cree que hay que luchar por lo que es justo, que no se puede evitar. Los derechos humanos y la igualdad son importantes para ella. "El odio siempre surge de aquellos que quieren mantener sus privilegios. Pero, al final, la justicia prevalece y hay que tener esperanza en que la lucha sirve para algo. A veces, la insistencia hace que las cosas cambien, aunque tarde mucho".

Nunca hasta ahora había buscado proyectos en Argentina, pero ahora lo está haciendo.

Vermú con María Botto. Foto Myriam Martínez
Juanjo Artero ha estado entre el público. Foto Myriam Martínez

FAMILIA DE ACTORES

María Botto nació en una familia de actores, y su infancia le evoca numerosas escenas y personajes. "Quería ser actriz porque tenía la sensación de que los actores disfrutaban todo el tiempo, o quizás no tenían otra opción", ha declarado. Y, aunque ha señalado que se trata de una profesión que "da muchos disgustos, es dura e inestable", también te da la posibilidad de "expresar necesidades y dejar volar la imaginación"

Cuando tenía 11 años, la vida le parecía demasiado cruel y, entonces, vio "El mago de Oz" y se le mostró un mundo de colores. "En el cine podía imaginar que no había muerte y descubrí también que es una manera de curar las heridas".

Comenzó su carrera con 8 años, con la película "Stico" de Jaime de Armiñán. A los 14, trabajó con Vicente Aranda y Aitana Sánchez-Gijón en "Si te dicen que caí" y ha contado que el director consultó con su protagonista si le parecía bien incorporar a la niña a la película.  Este martes coincidieron ambas en la gala en la que Aitana recibió el Premio Luis Buñuel y se dieron un largo abrazo. "Es una mujer extraordinaria, muy generosa y una muy buena compañera", ha afirmado Botto.

Tras esa cinta, empezó a cantar con una productora de Televisa, y así estuvo año y medio. En el festival Viña del Mar representó a España con 19 años y quedó en segundo lugar. Sin embargo, echaba de menos el país y decidió retomar su carrera de actriz. El mundo de la música le pareció "demasiado competitivo", viniendo de un mundo tan colectivo como el teatro.

Luego rodó a las órdenes de Montxo Armendariz, Fernando Tejero, Ventura Pons, Joaquín Oristrell o Kevin Reynolds, y en dos ocasiones más con Aranda: Carmen y Celos, por la que fue nominada a Mejor Actriz Revelación en los Goya y recibió el Premio a Mejor Actriz en el Festival de Toulouse. También fue nominada por la película "Soldados de Salamina" y ahora reconoce que en ese momento no fue consciente de la importancia que tenía, "porque eso no sucede todos los días", ni de la relevancia de trabajar con realizadores emergentes en aquellos momentos como David Trueba.

Ha trabajado, asimismo, en series televisivas como PelotasCuerpo de éliteCuéntame cómo pasó o Mad Dogs; y con su participación en más de veinte obras de teatro.

Coincide con Juanjo Artero en que las nominaciones a los Goya o los premios en general no necesariamente abren puertas, incluso pueden ser una maldición. "Los premios no son el inicio de nada, son la recompensa al final del camino".

Otro rodaje en el que se ha detenido es el de la película Garra, de Adam Sandler, sobre el baloncesto, una pasión que le ha llevado a viajar a Boston para ver una final, y también ha confesado su gran afición a los muertos vivientes, que le ha hecho disfrutar especialmente con Malnazidos. ,

Vermú con María Botto. Foto Myriam Martínez
Vermú con María Botto. Foto Myriam Martínez

HISTORIAS DE MUJERES

Maria Botto participa también en el festival como miembro del jurado y asegura que está viendo muchas películas de carácter social, algunas con historias muy duras, y valora el gran esfuerzo de la gente que intenta abrirse camino en el mundo del cine. Afirma que contempla los cortometrajes como si fuera parte del público, sin juzgarlos ni prejuzgarlos, y los valora según si le gustan y le emocionan.

La actriz  ha abogado por apoyar a los cineastas que comienzan y ha reivindicado historias de mujeres, porque la mayor presencia de hombres en puestos de producción y dirección ha propiciado que el cine, en general, cuente experiencias masculinas. Por eso, cree que es bueno que se dé a conocer "el mundo y los conflictos femeninos como algo universal, como algo público, y no como algo privado". Aunque considera que aún queda mucho por hacer en este aspecto, también piensa que se está en el camino.

Finalizando casi el "vermú con", ha contado una experiencia negativa que tuvo con una función escrita por su hermano, una historia de una madre abusadora y una hija alcohólica, en la que intervino toda la familia en distintas facetas, y que la prensa quiso tratar como si fuera una historia real.

Y ha enumerado sus cantantes favoritas, Janis Joplin, Judy Garland, Ella Fitzgerald y Barbra Streisand, a lo que ha seguido la petición de que interpretara un tema. Ha elegido uno de Joplin y ha resultado espectacular.

Entre sus proyectos figura una obra de teatro, "En la maldita calle", donde Cristina Fallarás habla de su propio desahucio y en la que interviene también la actriz zaragozana Ana Roche.

En el mes de septiembre también va a estrenar una serie con Berto Romero y Andreu Buenafuente, "El otro lado", sobre sucesos paranormales. "Seguramente les va a encantar", ha concluido.

 

 

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